A sus XV años ha vivido entre drogas, embarazo, pandillas y alejada de su familia

Aguascalientes, Mayo 28 (2015).- Víctima de descuido y abandono familiar, a sus 15 años ya conoce prácticamente todas las drogas, desde resistol hasta la heroína e incluso, el famoso “cocodrilo” (poderoso enervante que termina por degenerar la piel tal como si ésta fuera consumida por un reptil).

Testimonio de la niña que hoy vive en un Centro de Rehabilitación denominado “Casa Filadelfia”, ubicado en Primer Anillo de Circunvalación, revela que el rechazo familiar y el abandono de los padres a sus hijos son el factor principal para que los niños y adolescentes de zonas como Villas de Nuestra Señora de la Asunción, se refugien en pandillas o “barrios” conformados por menores desde los 7 y hasta los 17 años de edad. En estos grupos la primer forma de aceptación es el consumo de drogas y el ejercicio de acciones violentas para defender a sus integrantes.

Revela que en dieciocho ocasiones ha sido detenida, cuatro de ellas en el C4 Municipal; el resto, “paseada” por los policías en las patrullas y abandonada en zonas como la colonia Insurgentes, de donde se vio obligada a regresar a su casa caminando, a altas horas de la madrugada.

En entrevista, recuerda uno de los peores episodios de su vida. Tenía 14 años de edad, estaba embarazada con un tiempo de gestación de mes y medio; reportada junto con sus amigos por vecinos del lugar fue parte de una persecución policiaca, optó por subirse a la azotea de una vivienda de dos pisos y por los efectos de la droga, al sentirse “acorralada” y observar que desde una patrulla se le apuntaba con una pistola, optó por aventarse al vacío. Horas más tarde, perdió a su bebé.

“Yo desde cuarto de primaria había probado la droga por situaciones familiares y rechazo a mi familia; me decían que no servía, que mi mamá mejor me hubiera abortado”, cuenta como a su ingreso a la secundaria las cosas para ella empeoraron, comenzó a consumir cristal, mariguana, alcohol, inhalantes de todo tipo, heroína y la peligrosa droga denominada “cocodrilo”. Hasta tres días llegó a salirse de la casa de sus abuelos, donde vivió desde los dos años de edad, presuntamente abandonada junto con su hermana mayor a las puertas de aquel hogar, ella, solamente con un pañal y en malas condiciones de salud.

Hoy vive en el Centro de Rehabilitación al que fue llevada por una de sus tías y donde ha encontrado un refugio seguro y el cobijo que tanto necesitó. “Aquí no nos golpean, no nos tratan mal, yo le diría a quienes igual que yo han vivido en ese infierno que aquí se vive bien, que no crean los maltratos de los que se cuentan allá afuera.

Casa Filadelfia se sostiene con despensas y ropa que generosamente reciben, y a las cuales llaman “bendiciones”; hoy requieren con urgencia mayores apoyos y confían en que el proyecto siga adelante en su rescate de niños, adolescentes, jóvenes y adultos que esperan ser rehabilitados. Cualquier donativo en especie es recibida en Avenida de la Convención #214, en el fraccionamiento Volcanes o a los teléfonos 171-48-44 y (449) 138-49-73.

Con una vida por delante, la pequeña protagonista de la historia que hoy contamos, responde a nuestra pregunta: ¿Qué le pedirías hoy de regalo a Dios? “Toda mi vida he querido que me regalen una reunión con toda mi familia, quiero ver a mi mamá nuevamente, quiero mi fiesta de XV años con mis amigos y mi familia, siempre lo he soñado, desde niña”; y con nostalgia afirma que esta anhelada fiesta de cumpleaños, en un momento dado le fue prometida por su abuelito, pero desafortunadamente, fue víctima del poder de las drogas y hoy se mantiene alejada de los suyos.

“Quiero demostrarles un cambio en mi, y cuando salga de aquí, tal vez aún pueda estar acompañada de todos otra vez”. No guardo rencor. Fueron sus últimas palabras en la entrevista que nos concedió con ánimo de que otros niños como ella, aprendan a vivir, a vivir en realidad.

Información: Sandra Macías