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Desde Aguascalientes: La visita del Papa Francisco

Después de la visita de Su Santidad Francisco a nuestro país, se han seguido comentando los resultados de su viaje, desde varios puntos de vista. Por ejemplo el religioso, en el cual es sorprendente el recibimiento, en todos sus desplazamientos y en las ceremonias que realizó; a excepción del evento del zócalo capitalino, en el cual fueron notorios los espacios vacíos, los cuales fueron provocados por el exceso de control de la fuerza pública, lo que hizo desistir a miles de personas a asistir.

Pero sus mensajes, tanto en Palacio Nacional, como Jefe de Estado, recordando la responsabilidad de las autoridades en todos los niveles, de proveer todo lo necesario a la población, sobre todo a los que menos tienen, y la gran problemática de que unos cuantos tienen todo y la mayoría carece de lo más esencial. Creo que muy pocos se dieron por aludidos.

En su mensaje a los obispos. Les pidió que se hablaran con la verdad, si tenían alguna disputa o diferencia: “Si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios, que después van a rezar juntos, a discernir juntos y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.

A los obispos les habló sobre el rechazo a la opacidad y el materialismo en la iglesia católica al decirles: “No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los ‘carros y caballos’ de los faraones actuales”.

El mensaje en la catedral, pidiendo a los obispos hablarse de frente y decirse las cosas como hombres, y después rezar juntos como hombres de Dios, creo que caló. Pero lo más interesante fue la cantidad de personas en las calles, que lo recibieron y lo saludaban a su paso, las cuales estuvieron por horas y horas esperando su paso para verlo, es verdaderamente interesante, pues no veo otra personalidad con ese poder de convocatoria. Se habla de que fueron millones de personas las que hicieron ese sacrificio para verlo.

Por otro lado en su visita a Chiapas; que decir de su rostro humano, ante las penurias de enfermos y pobres, y sobre todo en un estado donde los católicos han disminuido de manera importante. Y su llamado a los sacerdotes, a estar cerca de la gente, y, sobre todo, solicitó que se pidiera perdón a los indígenas, por los despojos de los que han sido víctimas. ¡Y qué decir de las familias, para las cuales cada día es más difícil que se conserven unidas! Creo que su mensaje no tuvo desperdicio. Sobre todo vimos a un Papa con una sensibilidad social extraordinaria, y que a su edad tiene un vigor fuera de serie, pues fueron días extenuantes, y no se le vio cansado o agotado.

En su visita a Michoacán, con los jóvenes, interesante su llamado a que no fueran conformistas. Les dijo que no son el futuro del país, sino que son ¡la riqueza actual de nuestra patria!, y su llamado a que actúen, ¡que no tengan miedo!, que cambien el entorno, pues lo pueden hacer. Fueron, igualmente, más de dos millones de personas, entre los que estaban en los eventos y los que se apostaron en las avenidas para saludarlo, verdaderamente impresionante.
Los jóvenes fueron parte importante en esta visita para el Papa. A ellos les envío desde Palacio Nacional, el Papa dijo que ellos son la principal riqueza del país: “Pienso, y me animo a decir, que la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven. Sí, son sus jóvenes. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Da esperanza y proyección”.

La misa en Ciudad Juárez fue algo impresionante. Ahí dijo que los migrantes son esclavizados, secuestrados, extorsionados, “muchos hermanos nuestros son fruto del negocio de tráfico humano, de la trata de personas; no podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas por tren, por carretera o a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos”. Interesante fue su llamado a que nos sensibilicemos con la desgracia de los migrantes, que son víctimas de extorsión y asesinatos por los criminales, y que luego son explotados; que generan una riqueza de la que nunca van a participar. Posteriormente en el avión, contestando a una pregunta referente al muro que el loco de Donald Trump quiere construir, y la cual es una prioridad si llega a presidente de Estados Unidos, sobre eso Francisco dijo que quién piensa en construir muros, y no puentes, no es un cristiano. Esto hizo que Trump contestara de manera airada. Pero es la verdad, si bien es cierto que el actual presidente Obama ha sido el que más ha deportado mexicanos, si llega ese xenófobo veremos una represión como la de los años 50 contra nuestra gente. En su visita a la cárcel en Juárez, el Papa dijo que la delincuencia no se acaba con encarcelar a la gente, ésta solo se va a aminorar si logramos inculcar los valores desde la familia, que es la célula básica de la sociedad. Fue impresionante ver la devoción de los reclusos que lo recibieron.

Después de la visita de Su Santidad, han comenzado, como siempre, aquellos que siguen viviendo como hace decenas de años, diciendo que por qué un estado laico recibe así a un Papa. Estos señores no se dan cuenta que solo en tres actos, el estado laico lo recibió como jefe de estado, al llegar a palacio nacional, y cuando lo despidieron en el aeropuerto de Ciudad Juárez, y cuando Miguel Ángel Mancera le entregó la llave de la ciudad afuera de la Catedral Metropolitana, y los presidentes municipales y gobernadores de Chiapas, Michoacán y Chihuahua, que lo recibieron como un jefe de estado. Ahora quieren saber cuánto se gasto. Aquí deben preguntarle no solo al gobierno, sino a aquellos particulares que cooperaron para recibirlo, y los cambios en los lugares dónde se reunió con el pueblo. ¿A que le tienen miedo? Será que saben que jamás tendrán la aceptación que tuvo Su Santidad, y que jamás tendrán ese poder de convocatoria.

Esta visita de Su Santidad a nuestro país nos recuerda que el hombre está hecho de luz y de sombra; el ser humano a menudo es pequeño, pero lo será menos en la medida en que aspire a elevarse por encima de sí mismo para superar su pequeñez.

Por: Felipe González González