Opiniones 

La Asamblea Constituyente y su Inequidad

Estamos a punto de que comience el proceso de elegir la asamblea constituyente que se encargará de dar forma a la Constitución Política de la recién constituida Ciudad de México, y esto no comienza de una manera equitativa para los que serán representantes directos de la sociedad, pues una vez más los partidos, las cámaras y el ejecutivo, tendrán mano directa, y quizá indirecta, para impulsara sus candidatos.

Veamos. Serán cien los miembros de dicha asamblea, y de estos 60 serán elegidos por voto de la ciudadanía, y 14 serán representantes directos, sin campaña del senado. La cámara de diputados nombrará igualmente 14; el presidente de la república nombrará 6, y el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, ahora Ciudad de México, otros 6. O sea que de dedazo irán 40 de los 100, los cuales no realizaran gastos ni trabajaran con la ciudadanía haciendo saber qué tipo de propuestas harán en dicha Constitución.

Cada uno de los 60 que harán campaña, y tratarán de convencer al electorado, tendrán que reunir, en principio, 73,792 firmas de ciudadanos, los cuales no podrán repetir su firma avalando a varios candidatos. Esto será el 1% de la lista nominal de electores de la Ciudad de México, los cuales deberán tener 21 años o más y no pertenecer a algún partido político; no haber participado como candidatos en la elección pasada (¿cómo si no son de ningún partido?), los que sean servidores públicos deberán renunciar 60 días antes del comienzo de la campaña.

El decreto Ley permite un gasto para cada uno de los independientes de $304,496.30 (trescientos cuatro mil cuatrocientos noventa seis pesos 30/100)y su tope de campaña será de $3´044,962.99 (tres millones cuarenta y cuatro mil novecientos sesenta y dos pesos 99/100), y de lo que les toca del subsidio que se autorizó, sólo les darán $169,164.62 (ciento sesenta y nueve mil ciento sesenta y cuatro pesos 99/100). O sea que deberán de conseguir casi tres millones de pesos para poder llegar al tope que marca la ley y poder hacer una campaña completa, y con posibilidades de ganar.

La inequidad está en que el presupuesto aprobado para esta elección es de $101´500,000.00 (Ciento un millones quinientos mil pesos) de acuerdo al INE, pero con la salvedad que esto se repartirá entre 10 partes: nueve para los partidos políticos, tocando a cada uno el 10% o sea que cada partido recibirá $10´150,00 (diez millones ciento cincuenta mil pesos ), y sólo el diez por ciento para los 60 independientes, si es que acaso sólo estos se registran, y entre más sean los que cumplan los requisitos, la cantidad bajará. O sea que solo el que logre conseguir financiamiento particular tendrá opción de competir, y eso que aprobaron el presupuesto anterior con la finalidad de que no sea el dinero particular el que favorezca las candidaturas. Esto verdaderamente es una utopía, una falsedad.
Los tiempos de radio y televisión serán repartidos en la misma proporción, con lo cual una vez más los partidos llevarán la de ganar, al hacer los anuncios corporativos. Lo increíble es que a la fecha los formatos no han sido publicados, al igual que la estrategia de los foros que se llevarán a cabo.

Algo que se antoja un poco raro, es que los ciudadanos que tengan su credencial de elector, con vigencia 15 o sea que su validez está vencida, resulta que en cuestiones de la Ciudad de México podrán votar, y estamos hablando de ¡648,478 ciudadanos! Así mismo, los partidos, en sus listas de candidatos, deberán de comenzar con una mujer y así de manera alternativa, buscando la equidad de género. Habrá que ver que se hará con la lista de los independientes, pues no sé como lo podrán manejar para buscar la equidad de género.

Pero ya van tarde, pues mientras consiguen la cantidad de firmas que la ley les exige, los tiempos se echan encima, pues la campaña deberá de comenzar el 18 de abril y terminará el 1o. de junio. Las elecciones se celebrarán el 5 de junio, pues deberán trabajar a marchas forzadas, pues los tiempos son de que la asamblea constituyente deberá estar integrada a más tardar el 23 de agosto, y su instalación el 15 de septiembre, y la Constitución Política de la nueva Ciudad de México, aprobada el 31 de enero de 2017. Así que deberán trabajar duro y de manera eficiente. Ojalá y que por las carreras, no vayan a sacar una ley de la que después se arrepientan, pues debemos tomar en cuenta de que se jactan de que será la más moderna. Es tan increíble el ego de algunos de los actores de este proceso, pues a pesar de que todavía no sacan adelante este reto, ya están hablando de que hay que discutir una nueva Constitución Política de la República Mexicana. Tal parece que lo que están buscando es que tanto las cámaras como los gobiernos, federal y de la ciudad de México, quieren tener el control de este organismo constituyente, para que el producto sea algo que ellos quieren, y no lo que la sociedad necesita.

Por: Felipe González González