Opiniones Portada rotador 

Fidel Castro y la eternidad

“El ser humano es capaz de acciones maravillosas o de las peores iniquidades”

Hablar de Fidel Castro es hablar, de sangre, es hablar de guerra, es hablar de revolución, es hablar de idealismo, es hablar de un dictador que ejercía el poder con el fin de la vanagloria del discurso, también es hablar de un orador que conmovía a las masas y enarbolaba los sentimientos nacionalistas de una Isla llena de talento. Pero cuando hablamos de hombres de grandeza siempre hablamos de héroes o de villanos, precisamente por eso son de grandeza.

Del lado derecho escucha al Ángel Gabriel y del lado izquierdo está Mefistófeles hablándole al oído.

Sin duda alguna un personaje que tuve fe en su ideales, fiel a los principios Marxistas y la gran trascendencia en la teoría de Lafargue, comenzando con el pie derecho su carrera militar en el asalto al cuartel de Moncada, también como otro síntoma de los hombres de grandeza tuvo su hospedaje en una cárcel, y tomando con la firme convicción los ideales de toda la revolución, la libertad, la igualdad y la fraternidad logra derrocar a Batista.

Sin la gran posibilidad armamentista de los países de primer mundo, logro dar una cátedra de resistencia de victoria militar en Bahía de Cochinos, momentos históricos le tocaron vivir, ser un paralelo del capitalismo, el momento que cambio al mundo entre Kennedy y Nikita Jrushchov, llego al poder en Cuba de la mano del valeroso Ernesto, quien si siguió con la lucha revolucionaria hasta donde la muerte le permitió, porque la vida aun no le quita esa posibilidad.

Increíblemente hábil en el tema de las relaciones personales, entre sus amigos se encuentran DiCaprio, Robert Redfford, Trudeaua, Luther King, Allende, Chávez y Juan Pablo II, sin duda alguna una gama tan intensa y tan poco ortodoxa de pensamientos.

Su relación con México es una clara muestra de su modo oximoronico de ser, en este país, fue donde unió al Che, para después regresar a cuba y gritar “hasta la victoria”

Lázaro Cardenas le concedió la libertad, tuvo diversas visitas como invitado especial, desde Lopez Portillo hasta Ernesto Zedillo pero después llego Fox un icono de la democracia y al mismo tiempo una pena para la figura presidencial y para la esencia del PAN, delicada fue la situación suscitada en el 2004, y hago la firme aclaración (de que me arranco mi apellido para que no sean tendenciosas las palabras) porque el mismo Castro expresa en “EL GIGANTE DE LAS SIETE LEGUAS” que existió un contexto sumamente convulsionado entre los gobiernos, el cual en su momento Castro no tenía la tesitura de lo que pasaba en México, el haber tenido preso Carlos Ahumada y el haberlo interrogado de tal modo, deja un precedente de tal vez el momento más difícil entre ambas naciones, los estadistas refieren que lo sucedido entre marzo del 2004 y septiembre del mismo año, dieron rumbo político para que Lopez Obrador no fuera presidente y el PAN tuviera otros 6 años de gobierno en lo que fue la elección más cerrada en la historia de México, Castro logra apreciar la situación y detalla una realidad distinta, en donde expone un disculpa ejemplar y diplomática.

Siempre con su puro, y con una mirada de misticismo y de autoridad. Estas son algunas palabras pronunciadas en un discurso elocuente en la ONU:

“El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos y en el holocausto morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo”.

El único modo de trascender del ser humano es por medio de sus ideales, los hombres mueren, las ideas trascienden, definitivamente no se puede entender al siglo XX sin la existencia de FIDEL CASTRO, de manera personal no se a donde vaya si al cielo o al infierno, creo que no importaría, en cualquiera de los dos tendría buenos amigos y un habano con el cual seguiría haciendo polémica la existencia del ser humano, de lo que si estoy seguro es que su nombre quedara guardado en la eternidad.