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Descuartizó a su hermana, se dice arrepentido

Jesús María, Junio 29 (2015).- Gustavo Luévano Andrade, quien el 5 de agosto del año 2004, asesinara y descuartizara a su hermana en la comunidad de Margaritas, Jesús María, para posteriormente arrojar sus restos en un río cercano a Los Arquitos, escribió una carta en la que afirma que sólo Dios sabe cuánto ha sufrido y conoce su arrepentimiento; asevera que si pudiera con su vida regresar el tiempo y enmendar el daño causado, con gusto lo haría.

Reconoce además que quienes leen la misiva en poder de alchileaguascalientes.com, pudieran llenarse de indignación y odio hacia su persona y difícilmente creerían en su cambio.

Esta carta fue enviada y publicada por conducto de Josmar Flores, el pastor y fanático boliviano que en el año 2009 intentara secuestrar un avión con dos latas de jugo para advertir al entonces Presidente de la República, Felipe Calderón, sobre sus visiones respecto a un terremoto que según él, se registraría en el año 2012. Con cien pasajeros a bordo, el avión cubría la ruta Cancún-Estado de México.

Ambos personajes, en su momento, compartieron reclusión en el Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial de Ayala, Morelos; lugar donde continúa preso el hidrocálido condenado a una sentencia que supera los 33 años de internamiento.

Aquí la misiva:

Mi nombre es Gustavo Luévano Andrade. Nací en José Gómez Portugal, conocido como Margaritas Jesús María, Aguascalientes, México.

Tengo 41 años de edad, llevo preso 9 años y medio (2014). Me dieron una medida de seguridad de 33 años y 2 meses por haber matado y descuartizado a mi hermana de sangre, hecho que está registrado con la causa penal 0229/2004 en el Estado de Aguascalientes con el Juez de lo Segundo Penal.

Sólo Dios sabe cuánto he sufrido y que estoy arrepentido. Si yo pudiera con mi vida regresar el tiempo y enmendar el daño que he causado, con gusto lo haría pero ¡el tiempo no regresa!, tal vez muchos de ustedes al leer esta carta se llenen de indignación y odio hacia mi persona y no me puedan perdonar como lo ha hecho mi familia. Mis seres queridos no me pueden perdonar y les resulta imposible creer que Dios pueda cambiar, amar y perdonar a un ser tan despreciable como yo.

Ahora sé que cuando Jesucristo, el Hijo de Dios derramaba su sangre en la cruz, también la derramaba por mí, también sé que cuando Jesucristo cargó sobre sus hombros la cruz, cargó todos los pecados de la humanidad, incluyéndome a mí, y con su sangre lavó los pecados de todos aquellos que hemos creído en su Palabra Fiel.

Aquellos que no creen que Dios puede perdonarme es porque no conocen el amor de Dios y no creen en lo que Jesucristo hizo en el calvario. Lucas 1:37 dice: porque nada es imposible para Dios! Yo lo he creído y he sido redimido por la sangre del Cordero.

La razón por la cual escribo esta carta es para pedirles a aquellos que creen en el amor y misericordia de Dios que me incluyan en sus oraciones y que oren en todo tiempo por los presos, pues está escrito en Mateo 25: 35-41.

»Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”.
»Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”.

»Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.

»Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios!

Les pido que oren por Josmar. Sin duda Dios lo trajo a este lugar con tan Bellas y Buenas Noticias para mí y para otros que como yo, creíamos que nadie podría perdonarnos y amarnos. Ahora sé ¡cómo me ama Dios!, que sacrificó a su Hijo para salvarme. Ya tengo una esperanza más allá del sol yo tengo una mansión, me espera mi Padre con los brazos abiertos y Jesucristo mi Hermano Mayor.
Soy uno de los tantos que sin merecerlo por haber creído en Jesucristo he sido salvado por Dios.

Quiero despedirme con este consejo para ustedes, aborrezcan las drogas y el alcohol que son los culpables de tanto dolor, cuiden su libertad. Que Dios los bendiga y bendiga a Josmar por haberme traído esa Dosis Superior que cambia las vidas de los que creen en Jesús.
En seguida les estaré compartiendo algo más de mi testimonio.

Se despide su servidor, deseando y confiando que Dios los bendecirá grandemente.

Gustavo Luévano Andrade.

Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial de Ayala, Morelos.