Los trastornos mentales laborales y el mundo de las incapacidades / LizyLoloy
Lamentablemente en la actualidad el mundo laboral ha sufrido cambios sustanciales negativos como lo pudieran ser la insatisfacción laboral o la organización
disfuncional en las diferentes fuentes de trabajo, que pueden producir situaciones de estrés o incluso hasta acoso laboral, dando lugar a trastornos mentales como la
ansiedad, la depresión o la ciclotimia (trastorno que causa altibajos emocionales pero no tan extremos como la bipolaridad).
Siempre que se habla de trastornos mentales se piensa en esquizofrenia, bipolaridad, etc.; sin embargo, hay otros trastornos “menos graves” que la mayoría de la población económicamente activa sufre y merman la productividad laboral provocando un alto índice de ausentismo, o bien traen consecuencias negativas en sus relaciones personales, familiares y profesionales.
Si bien es cierto, los trastornos mentales en nuestro país, están considerados como “accidentes o riesgos de trabajo” y por tanto son causas de incapacidades ya sea
temporales o permanentes, resulta muy complicado que las instituciones de salud otorguen una incapacidad de tres o más días por mostrar claros signos de ansiedad
o depresión, aunado a que la mayoría de las personas que sufren estos padecimientos no acuden a las instituciones de salud para ser tratadas.
Por otro lado y en el caso de que las personas que sufren un trastorno mental, independientemente de cuál sea el origen, acudieran en busca de atención a sus instituciones
de salud y se les otorgara la incapacidad correspondiente, ésta la mayoría de las veces no es lo ideal para el tratamiento del paciente, ya que los días otorgados no resultan suficientes para que el trabajador se recupere completamente (comúnmente se otorgan máximo catorce días por padecimientos graves y los trastornos mentales no están considerados dentro de ese grupo).
Los tratamiento psiquiátricos tardan aproximadamente entre cuatro y ocho semanas para ser totalmente eficaces, tiempo que por obvias razones el trabajador no puede
pasar incapacitado, ya que entre otras cosas se ve afectado en su economía al no recibir su sueldo íntegro con la incapacidad tramitada. Entonces, el tratamiento al que se somete es alterno a sus actividades laborales lo que da como resultado que siga existiendo la causa que lo provoca y muchas veces el resultado de ese tratamiento no es el esperado y la ansiedad y la depresión nunca desaparecen.
Por lo anterior es muy importante que las empresas o instituciones tomen en serio las enfermedades mentales que aquejan a un alto porcentaje de la población
económicamente activa e incluyan en las fuentes de trabajo los elementos necesarios para evitar el incremento de las enfermedades mentales. Esos elementos son principalmente: contar con un área psicológica que ayude a los trabajadores a detectar aquello que los estresa en el trabajo, mantener una comunicación constante mediante encuestas de clima laboral, repartir adecuadamente las cargas de trabajo, proporcionar un lugar agradable para el descanso durante la jornada y lo más importante mantener las vías de comunicación abiertas con todos y cada uno de los trabajadores.
No debemos olvidar que esto ya está regulado por la NOM-035-STPS-2018, Factores de riesgo psicosocial en el trabajo-Identificación, análisis y prevención y únicamente falta que pongamos de nuestra parte trabajadores y patrones para lograr un ambiente laboral saludable que evite episodios de ansiedad y depresión.
De igual manera, las autoridades de salud y del trabajo deben dictar las políticas públicas correspondientes a efecto de que los trastornos mentales producidos por la
actividad laboral sean tomados en serio y se logre que cualquier persona que tenga un trastorno mental “leve” sea atendido y canalizado para su recuperación total
como si se tratara de cualquier otra enfermedad cuyos síntomas son palpables a simple vista. No debemos olvidar que las enfermedades mentales son silenciosas y
subjetivas y es muy complicado establecer parámetros para otorgar incapacidades.
Debemos trabajar en ello para lograr la productividad que tanta falta nos hace hoy en día.
La opinión de: Elizabeth Loyola Gómez, Doctora en Derecho por la Universidad de Durango, Campus Aguascalientes, Asesora Jurídica del Centenario Hospital Miguel Hidalgo, Catedrática de la Universidad Cuauhtémoc, Integrante de la Barra Mexicana de Abogados Capítulo Aguascalientes.