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Las enfermedades del corazón de Aguascalientes

El regidor Mauricio González López, ajeno de pasados y antepasados partidistas, tan libre como independiente, celebra las obras y los esfuerzos de la administración municipal a un año luz, pero se remite a la “higiene moral” para reconocer carencias y deficiencias que obliguen a “decodificar y afrontar los temas a resolver, y las soluciones a emprender”, por bien del corazón de México, Aguascalientes.

El diagnóstico está claro. Reclama seriedad y responsabilidad. Soluciones drásticas para disminuir sensiblemente los niveles de inseguridad pública, violencia contra las mujeres, suicidio, alcoholismo y tabaquismo.

La seguridad pública es una asignatura muy pendiente. Remite a la numeralia del semáforo delictivo para mostrar el paisaje urbano en estado de indefensión:

En octubre 2017 cada 2 horas y 7 minutos sucede un robo a una casa; cada 3 horas y 39 minutos hay un robo a un negocio; cada 2 horas y 41 minutos un vehículo es robado; cada 93 horas ocurre un homicidio. Es perturbador conocer
que los robos a cuentahabientes han escalado hasta ser, ahora, robo con asesinato
.

Destaca los atropellados derechos humanos de las damas. Cita la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de INEGI:

Somos el tercer estado con más mujeres víctimas de la violencia; que cada 67 horas alguien es víctima de violación; o que el 43.9% de las mujeres han sufrido violencia por parte de su pareja y más de 200 mil de ellas nunca, nunca, han recibido ningún apoyo o asesoría.

109 palabras le son suficientes para exponer otro grave problema de salud pública:

Las cicatrices son las costuras de la memoria y la manera que nunca olvidemos las heridas, escribiera Bukowsky. Este año la cicatriz del suicidio aún no se cierra. Casi centenar y medio de nuestra gente no está más. Y tampoco está definida una estrategia municipal transversal y contundente para la prevención del suicidio con las especificaciones que propone la Organización Mundial de la Salud. Consultas, pláticas y talleres han resultado medidas pasivas para lo que es la segunda causa de defunción de personas entre los 15 a 29 años.

El apretado compendio de González López no refiere que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, Aguascalientes es la tierra de la gente buena, pero para el chupe, al ocupar el
segundo lugar nacional en la ingesta de alcohol, al consumir anualmente 7.28 litros per cápita, equivalentes a 446 latas de cerveza, en promedio.

Tampoco señala con el dedo flamígero la cuarta posición nacional —ganada a todo pulmón—, por la prevalencia al tabaquismo, ocasionando una mayor exposición al humo de cigarro en bares (tercer lugar) y restaurantes (décimo
lugar), según el documento elaborado por la Comisión Nacional contra las Adicciones de la Secretaría de Salud.

Las estadísticas mostradas por el regidor —refractario a las malignas bacterias y los virus enquistados en los partidos políticos—, van cayendo unas tras otras. Fluyen. Se agolpan en la columna de los deberes, distantes a la de los haberes. Forman parte de la radiografía citadina. Se citan con vehemencia.

También con alarmante preocupación. Reflejan las enfermedades del corazón de México, Aguascalientes, de ese músculo de la cavidad social dañado por el abandono y la indiferencia del gobierno.

Porque alguien debe de escribirlo: Miguel Ángel Juárez Frías anda desatado por el oriente de la ciudad. Visita a las líderes de las colonias. Les lleva el pastelito adornado con los sirios chorreados por la cera de las promesas siempre ofrecidas pero jamás cumplidas; quiere ser diputado por los Distrito XII o XVI.

Como ya se dijo en este espacio, en su calidad de secretario general del Congreso del Estado, Miguel Ángel operó la bajeza de mandar a la bodega de la institución una placa donde se dejaba testimonio de que Carmelita Martín del Campo Ramírez formaba parte de la primera legislatura, la LI, en ocupar el Palacio Legislativo.

Pero, además, otra placa, la del acto inaugural, también ordenó desprenderla de la pared para dar paso al mural donde el artista pintó con brocha gorda el nombre Juárez Frías; la prepotencia del burócrata dejó sin referencia histórica al edificio comprado durante la administración del gobernador Rodolfo Landeros Gallegos (1980-1986).

Los familiares de la ilustre política ya le escribieron al Niño Dios para pedirle que le impida el paso al aspirante del PRI a diputado local, porque seguramente presentará una iniciativa de reformas a la Ley de Premios que otorga el H. Congreso del Estado de Aguascalientes, para desaparecer de un plumazo la “Medalla Mujer Aguascalentense Carmelita Martín del Campo”.

marigra1954@gmail.com