Opiniones 

Inflación / Analogías

Aguascalientes, Junio 14 (2022).- Estimado lector: En este comienzo de semana, mientras leía la prensa, como regularmente suelo hacerlo, me encontré con un titular que captó mi atención. Sin entrar en tecnicismos o demás palabras complicadas, el autor de la nota asevera que los precios de los boletos para acceder al cine van a subir. Yo, fanático y parte de la estadística de estrenos cada fin de semana, simplemente no pude contenerme a leer a este respecto. Si bien es cierto el cine no es un bien de primera necesidad sino un gasto de ocio y hasta cierto punto de lujo, lo que es claro es que no es un caso aislado, no es lo único que se irá encareciendo conforme cerramos el año 2022. 

En China la pandemia del Covid-19 comenzó a finales de 2019, por tanto se originó hace dos años y medio. Para el mes de febrero y marzo del 2020 los mercados sufrían una caída dramática, vertiginosa en picada. A su vez la divisa azteca, nuestra moneda, el peso, se alzaba por encima de los 25 pesos con respecto al dólar en abril del mismo año. El desempleo se hacía latente ante el llamado sanitario del “quédate en casa” para evitar contagios. Los rescates en algunas naciones desarrolladas a sus ciudadanos no se hicieron esperar, como fue el caso de Estados Unidos. Se pretendía contener los efectos sanitarios, pero también los económicos. A los pocos meses, a pesar de que las empresas no indispensables luchaban para pagar sus nóminas, para hacer frente a sus compromisos, los mercados financieros comenzaron a recuperarse, máximos históricos en varias emisoras, principalmente las tecnológicas se hacían presentes. En repetidos medios leía que lo que sucedían en Wall Street (mercados bursátiles) no tenía una correspondencia con lo que pasaba en Main Street (negocios de a pie, esos que no cotizan en bolsa). Las tasas de interés estaba en mínimos, era sumamente atractivo pedir un crédito a tasa fija para una vivienda o para un negocio. Dinero barato se ofertaba por doquier. 

Eso fue el año pasado. Este año la dinámica ha cambiado. Esta vez es diferente. Se comienza a ver el encarecimiento de productos y servicios, en algunos casos por encima de los niveles  vertiginosos registrados en 1981. Atrás quedó el dinero barato, lejos de una realidad utópica. Hoy todo está por las nubes, el dinero no alcanza para lo mismo, es preciso hacer algo antes de que nos coma la denotada inflación. 

Para ubicar y familiarizarnos con el término, basta saber que las cosas suelen encarecerse con el transcurso de los años. Una casa que en el año 2005 costaba alrededor de los 500 mil pesos, hoy, diecisiete años después, rondaría un 85% más, es decir, cerca de los 925,000 pesos, considerando una inflación acumulada del 5% anual. El ejemplo anterior puede aplicarse a todos los bienes y servicios que adquiramos, ya sean de primera necesidad o canasta básica o no. Así es como se calcula el costo de vida.

La desproporción sucede cuando los sueldos o salarios no son incrementados con la misma precisión, cuando no hay una correspondencia en el alza de lo que cuesta vivir y vale el dinero. Así, si hablamos de que 2022 registra una inflación acumulada cercana al 8%, pero los salarios no lo hacen más allá del 3% o 4% estamos en una pérdida de poder adquisitivo. El costo de vida se encarece pero no se cuentan con los mismos medios para hacerle frente a dicha alza. 

¿Qué hacen los inversionistas para palear este escenario? Para un inversionista la maximización de sus recursos es el objetivo primario. Siempre está buscando en dónde colocar su capital para que crezca y se multiplique en el tiempo. Por ende, estará atento a las oportunidades que le ofrezcan una tasa de retorno superior a lo que registre la inflación, de lo contrario estaría perdiendo en el marcador global. Aquí el horizonte es amplio y variado dependiendo del perfil y capacidad económica del capitalista en cuestión. Los medios o conductos por excelencia suelen ser: bienes raíces, bonos, acciones, cetes, etfs, crowdfunding, negocios, etc. Con la particularidad de que balanceará adecuadamente cada instrumento, es decir, no se apalancará únicamente en uno o dos instrumentos, tratará de balancear su portafolio, de tal suerte que ante la incertidumbre, siempre tenga cobertura. Eso es inteligencia financiera. 

La enseñanza de estos tiempos inciertos de inflación es la siguiente: El dinero nunca duerme o debería de permanecer quieto. Evita a toda costa el tener recursos ociosos, ya sean en efectivo o a la vista, salvo que sean reservados para un gasto en el corto plazo. El dinero es un juego que pocos saben jugar, en el que es importante conocer a fondo las reglas del mismo para poder tener oportunidad de ganar. De lo contrario, verás esfumarse el fruto del esfuerzo, la pérdida de valor y poder adquisitivo.

Una conocida me decía que tiene desde hace tres años 500,000 pesos en inversión al 3% anual con un pago de intereses cada 35 días. Está feliz porque recibe poco más de 1,000 pesos al mes provenientes de su inversión. Cada mes se gasta el rendimiento y su capital no solo no ha incrementado sino que ahora vale menos que cuando inició. Si esos mismos 500,000 pesos los hubiera puesto a trabajar a una tasa mínima del 7% y no hubiera realizado retiro alguno, hoy tendría un patrimonio cercano a los 612,522 pesos, 112,522 pesos de utilidad, un 22.5% compuesto.

En nuestras manos está el futuro, pero recuerda que éste es una consecuencia de las decisiones del presente. Gana, ahorra e invierte, tú yo del futuro lo va a agradecer.