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El Atlético, campeón de la liga 18 años después

Mayo 18 (2014).- Dieciocho años después, el Atlético de Madrid vuelve a ser campeón de Liga. Fue el triunfo de la fe, la victoria de los que creen en lo imposible, porque los de Simeone levantaron la Copa remontando un gol de desventaja en el Camp Nou, frente al Barça, y pese a que jugaron la mayor parte del partido sin dos de sus estrellas, Diego Costa y Arda Turan, lesionados. Tras celebrar su primer título liguero del siglo XXI, el club del Manzanares tiene ahora la oportunidad de convertir en leyenda una temporada que ya quedará para siempre en el recuerdo: tras romper el duopolio del Barça y el Madrid, el sábado que viene, contra los blancos y en Lisboa, tendrá la oportunidad de celebrar su primera Champions.

BARCELONA, 1-ATLÉTICO, 1

Barcelona: Pinto; Adriano, Mascherano, Piqué, D.Alves; Iniesta, Busquets (Song, m. 56), Fábregas (Xavi, m. 76); Pedro (Neymar, m. 61), Messi, Alexis. No utilizados: Oier, J.Alba, Bartra, Tello.

Atlético: Courtois; Filipe Luís, Godín, MIranda, Juanfran; Koke, Tiago, Gabi, Arda Turan (Raúl García, m. 67); Diego Costa (Adrián, m. 15, Sosa, m. 71), Villa. No utilizados: Aranzubia, Alderweireld, Mario Suárez, Diego.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Piqué, Busquets, Mascherano, A,Song, Messi, Raúl García, Godín y Filipe Luís.

Goles: 1-0, m. 33. Alexis; 1-1, m. 49. Godín.

Lleno en el Camp Nou.

En 20 minutos, el Atlético sufrió dos bajas de las que hunden cualquier acorazado. Primero, Diego Costa intentó acompañar un contraataque hasta que el cuerpo le dijo basta, y entre lágrimas tuvo que pedir el cambio (Adrián). Después, Arda Turan voló por los aires, tras una entrada de Cesc, y también se tuvo que ir al banquillo (Raúl García). No se había cumplido la media hora y los visitantes se habían quedado sin su mejor goleador y sin su jugador más creativo. Pudo ser el momento de la dimisión colchonera. Los de Simeone, sin embargo, no han llegado hasta donde están dejándose asustar por una tormenta. El equipo juntó líneas. Compitió con fiereza. Olfateó el peligro en cada jugada a balón parado, en cada corner y en cada tiro, porque Pinto, el portero del Barça, no es Valdés ni se le parece. No pensaba el Atlético en caer de pie. Incluso con las bajas, pensaba en ganar el partido, en celebrar el título. En lugar de defender el empate, que le daba el trofeo, los visitantes buscaron la portería contraria, yendo a por todas, sin usar la calculadora. Era el Atlético herido contra un Barça sin brújula. Y en esas, apareció Alexis.

Con Messi desdibujado, el chileno se inventó un trallazo tremendo, un obús incontrolable que perforó la portería de Courtois y cambió radicalmente el panorama del partido. Creció el Barça y no se arredró el Atlético. La primera parte acabó echando chispas. La segunda empezó igual: con Villa tirando al palo, con Koke rozando el gol y con Godín culminando un inicio antológico del Atlético con un cabezazo que igualaba el partido. El Atlético volvía a ser primero, el Atlético volvía a tener en sus manos el título de Liga.

Era el momento de La Pulga, la hora del astro, el instante para que agarrara al Barça por la pechera y lo disparara camino del título. Fue el momento del Atlético. De nuevo, los de Simeone no quisieron especular. Decidieron jugar el encuentro en el campo del Barça, empujando, buscando, a la caza de un segundo tanto que cerrara el debate. De los locales, que perdieron por lesión a Busquets, apenas hubo pistas. Nada que recordara al mítico Barça de Guardiola, al imperial de Tito. Uno de sus símbolos vio desde el banquillo el duelo y cómo a Messi le anulaban un gol por fuera de juego: Xavi no tuvo sitio en el once, ni tampoco cuando Busi causó baja (entró Song).

Sí pisó el césped Neymar, la última bala de Martino. Entonces sí, el Barça encajonó al Atlético en su área, y en su área sufrió el Atlético, obligado a un ejercicio extenuante de coberturas, de dobles y triples esfuerzos mientras perseguía el balón, atado a los pies de los azulgrana. Los locales, sin embargo, no fueron capaces de ganar en un día lo que perdieron durante una temporada. El Atlético, capaz de imponerse el transatlántico azulgrana y al Madrid, levantó los brazos. Un triunfo para el recuerdo. Un triunfo sin que importen las bajas, las circunstancias o los guiños negativos de la suerte. El triunfo de la fe: se sobrepuso a la baja de sus dos estrellas y creyó de principio a fin en que lo imposible era posible.

Información y foto: La Razón

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