Opiniones 

Del cuadrilátero a San Lázaro / Güero

El próximo 12 de noviembre se cumplen dos lustros de aquel inolvidable incidente. Hace casi diez años que fuimos testigos de la revancha entre Juan Manuel “dinamita” Márquez y el filipino Manny Pacquiao. No fue una pelea más entre un campeón mexicano y el mítico estandarte del boxeo en Filipinas. Aquella noche fue única, nunca antes vista, no tanto por el enfrentamiento como tal, sino por el escudo partidista que el deportista de élite mexicano portaba en sus pantalones color negro aquella abarrotada noche. El año 2011 estaba a punto de terminar, medio año más tarde serían las elecciones del 2012 para presidente de la república en las que el PRI volvería a los pinos después de dos sexenios con su puntero, el entonces Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.

Aquella noche, en el recinto por excelencia para las peleas de campeonato, el MGM de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, quien llegara a ser campeón peso pluma, superpluma, ligero y superligero, dijo haber usado dicho atuendo por “convicción política”. Hecho que suscitó el que se anularan las elecciones municipales del 13 de noviembre para la alcaldía de Morelia, Michoacán. Wilfrido Lázaro, candidato del partido tricolor fue arrebatado de su victoria por la veda electoral que prohíbe hacer propaganda tres días antes de los comicios.

El ahora ex-campeón del mundo con 47 años, quien anunció su regreso al cuadrilátero el mes próximo para enfrentarse en Miami, Florida, Estados Unidos,  con el Puertorriqueño Miguel Cotto, presentó su candidatura como Diputado Federal Plurinominal en la Ciudad de México, de donde es originario. En redes sociales ha publicado recientemente que pretende dar “un golpe” a la corrupción al ingresar a la política nacional. En varias fotografías y videos se dice representar al pueblo, al igual que su hermano, el también ex-campeón, Rafael Márquez, quien es candidato a la alcaldía de Iztacalco, mediante sus postulaciones por parte del Partido Verde Ecologista de México.       

El Partido Verde Ecologista de México (PVE), quien llegara a la Presidencia de la República en coalición con el Partido Acción Nacional (PAN) en las Elecciones Federales del año 2000, ese partido que más tarde se uniría en varias coaliciones con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para terminar como aliado de la primera fuerza política del país, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Bien dicen que en la política no hay casualidades, sino causalidades. Me gustaría preguntar a “Dinamita Márquez” si su candidatura abanderada ahora por un partido que no es su entonces “Convicción Política” en realidad hará la diferencia.   

La administración pública no es un deporte, es un oficio, una profesión y muy importante, la que más, ya que gestiona los destinos de una nación y sus ciudadanos. Los candidatos no tienen porqué ser conocidos, populares o queridos por la gente por su desempeño en arenas diferentes al quéhacer público. Bien lo dice el conocido refrán “zapatero a tus zapatos” en alusión a que debemos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo en lo que es nuestra actividad principal, para que que fuimos hechos, o entras palabras, no debemos inmiscuirnos en menesteres de los que desconocemos, en los que estamos haciendo los primeros pininos puesto que las consecuencias afectan a una considerable cantidad de personas.

Son pocas las naciones que han hecho uso de la popularidad de celebridades, deportistas de élite y demás personalidades para ponerlas al frente de una alcaldía, diputación o gobernatura. México, como podemos apreciar, no es la excepción a la tendencia, por el contrario, son decenas de candidatos los que en los últimos años provienen de los escenarios y estadios deportivos. Solamente el tiempo y la historia juzgará si su actuar fue bueno o malo, aceptable o reprobable. Mientras tanto estemos a la expectativa del devenir.

La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, maestro en psicoterapia gestalt adultos y capacitador en gestión efectiva de recursos humanos.