Ansiedad: ¿Indiferencia o Empatía? / LizyLoloy
El día de hoy por la mañana tuve algo parecido a un cuadro de ansiedad, obviamente no diagnosticado, pero no se requiere un diagnóstico para saber
que lo que siente uno es algo muy cercano a la ANSIEDAD: el no poder respirar, el querer llorar, el sentirse vulnerable, tener un miedo exagerado y lo peor el no saber qué la detonó. A pesar de ello, de este episodio que ya no era tan común se rescatan algunas cuestiones interesantes:
La primera fue que en cuestión laboral es algo discapacitante, ya que si bien puede ponerte más activa te encuentras con que tu concentración no es completa y por tanto puedes cometer errores en tus funciones y estás más susceptible ante el error o la crítica.
Por otro lado y en este siglo XXI donde las redes sociales están tan de moda, que todo se mide en likes y que hay frases como “si no se publica no cuenta” entre otras por el estilo, publiqué en Facebook que tenía ansiedad y el resultado fue grato recibí abrazos virtuales, comentarios positivos, consejos valiosos, visitas agradables en mi oficina, llamadas de amigos y gracias a Dios no recibí ningún tipo de comentario sarcástico que puede traer consecuencias negativas, al contrario poco a poco me fui sintiendo mejor sin que haya desaparecido por completo, solo que ahora ya tengo un poco más de control sobre mí misma, pero no se puede olvidar la desesperación que se siente cuando el ataque de ansiedad comienza, es algo indescriptible.
Sin embargo y con lo anterior, no dejo de pensar en los que sufren silenciosamente de este trastorno, personas que no lo externan por diferentes
situaciones, las más comunes son por falta de empatía y una total indiferencia de la gente más cercana que los rodea y que cuando uno dice: “tengo ansiedad”, le contestan con frases como “ay no pasa nada”, “cálmate”, “no exageres”, y otra gran cantidad de frases desafortunadas que lo único que provocan es que uno se quede callado y viva con la desesperación por dentro.
Ahora bien, no hay que confundir eventos de ansiedad, que en la actualidad todos vivimos independientemente de nuestras circunstancias particulares,
con un trastorno real de ansiedad que en este caso, éstos ya interfieren en tu vida y te impiden realizar tus actividades de manera normal afectando tu
desarrollo profesional, estudiantil, social o personal. Al final de cuentas ambos deben ser tratados porque las consecuencias negativas pueden llegar a ser irreversibles.
Seamos empáticos y no indiferentes con las personas que sufren de ansiedad y que nos rodean, no sabemos las batallas que están librando en su interior, dejemos de ser sarcásticos con ellos y ahora si que “si no ayuda no estorbe”, si no se tiene nada positivo que decir, mejor es quedarse callado. La mayoría de las veces, esas personas únicamente necesitan un abrazo, una palmada en el hombro, algo que les haga sentir paz.
Ahora bien, si eres de las personas que sufren ansiedad, BUSCA AYUDA, no la guardes para ti, te sorprenderías de saber cuánta gente está dispuesta a
hacerte sentir esa paz que necesitas y a brindarte una mano amiga. Dejemos de ser indiferentes ante los problemas de las personas, tratemos de ponernos en los zapatos de los demás, la ansiedad definitivamente existe pero podemos ayudar a hacerla más llevadera a quienes la padecen.
La opinión de: Elizabeth Loyola Gómez, Asesora Jurídica del Centenario Hospital Miguel Hidalgo, Catedrática de la Universidad Cuauhtémoc, Integrante de la Barra Mexicana de Abogados Capítulo Aguascalientes y Doctorante en Derecho por la Universidad de Durango, Campus Aguascalientes.