Aniversario del “68”
Una reflexión y luto. El acontecer cultural que produjo el movimiento estudiantil es una herencia invaluable. Es, con certeza, el reclamo de la literatura a los escenarios forzados. El 68 mexicano es una suerte de ensayo de la teoría del shock. Un pleito natural en la pasión de un juego entre preparatorianos no justifica las decisiones gubernamentales; tampoco la narrativa de los medios de comunicación; menos la indiferencia de la Iglesia.
Una de esas vetas heredadas por la sangre de inocentes, el número no ha quedado establecido, pero el expresidente Díaz Ordáz sin rubor declaró “unos cuantos… pero estoy orgulloso de ello…”; por el sufrimiento de las familias mexicanas; por la solidaridad internacional que no dio crédito a la instauración del miedo; por las esperanzas asesinadas, también sin parámetro. Decía, una de esas herencias es la literatura que da cuenta en su narrativa de los sentimientos en esplendidas obras: Carlos Monsiváis (cronista del 68), Rosario Castellanos, José Agustín, José Emilio Pacheco, Juan Bañuelos, Julio Scherer García, Paco Ignacio Taibo II, José Revueltas, René Avilés, Héctor Manjarrez, Roberto Bolaño,ElenaPoniatowska, Luis González de Alba, Carlos Fuentes…, entre otros,sus páginas adoloridas son la mejor respuesta a la política criminal.
Permitan un recuento simple, pueden olvidarse algunos textos y autores importantes, una disculpa: Posdata de Paz, Muertes de Aurora de Gerardo de la Torre, Palinuro de México de Fernando del Paso,El gran solitario de Palacio de René Avilés Fabila, Los días y los años de Luis González de Alba; Días de guardar de Carlos Monsiváis; y Tiempo mexicano de Carlos Fuentes, Manifestación de silencios de Arturo Azuela, Pretexta de Federico Campbell,La noche de Tlatelolco de Poniatowska…, todos ellos tienen sus párrafos sobre el movimiento estudiantil.
Sin duda,faltan historias que contar, existeaun la memoria colectiva activa muchos testigos, actores, documentos, palabras y pruebas inéditas, es preciso construir las narrativas que empoderen la cultura. Tengo para mí que hay muchos mexicanos que tienen cosas que contar sobre la pedantería de los políticos, la impunidad de autoridades, arbitrariedades de la policía, la actitud del ejército mexicano, me falta adjetivo, pues van en combo con el estado mayor presidencial. Habrá que tener mucho cuidado, hoy muchos se dicen actores del movimiento estudiantil, buscan prestigio, ahora se dan cuenta que la organización, la estrategia, la táctica, la operación, el liderazgo acredita una Maestría.
“Concretito” es una palabra eje de las discusiones acaloradas en los espacios áulicos. Concretito es fuerza de la gramática de los discursos. Concretito es la fuerza centrípeta de las ideas. Concretito es el mapa de los ideales. Concretito es la plástica en fragua de los días del 68. Concretito es la bofetada de la historia al sistema, a sus políticos, a los que no tienen idea del tiempo y de la dialéctica, a los nietos e hijos de aquellos que impunemente mataron niños, jóvenes, adultos, ancianos y también estudiantes. Por cierto un porcentaje aproximado de 90 % no mayores de 20 años. Concretito es la fuerza de las imágenes en las que nuestros estudiantes se ven niños aun. Concretito es la actitud del Rector Barros Sierra, ejemplo de defensa de autonomía universitaria. Concretito es la síntesis de una página de la historia nacional llena de vergüenza.
Es preciso rescatar la dignidad colectiva, que el pueblo llore a sus muertos en el año del centenario del nacimiento de Posada, que de la Calavera Garbancera, después re-bautizada como “La Catrina” por Diego Rivera, broten manantiales de lágrimas. Que en 2013, ante el fallido fin del mundo, conmemoremos los hechos del 68 estudiantiles con nuevos juicios y nuevas condenas. Que la literatura, la pintura, la poesía,las artes y la cultura en general re-adecuen el referente del movimiento del 68. Los cambios sociales y el arte parece no despiertan interés en el colectivo ni en el singular, es preciso darle una vuelta a la tuerca,conversemos sobre el tema acuñemos nuevas formas gramaticales, coloridas, creativas, imaginativas, que nos haga pensar el 1968 y sus estudiantes. Ello nos dará prospectiva, sin duda. La política debe abrevar de “concretito”.
Todo movimiento social ha contado con su propio medio literario. El movimiento estudiantil en sus metáforas y alegorías tiene la fuerza que reivindica a los estudiantes inocentes y víctimas. Cada lágrima derramada se perpetuo en versos; cada sufrimiento social y particular se transformó en párrafos que albergan ideas y reclamos; cada injusticia se buriló en plásticas conmovedoras. La literatura tiene sus narrativas específicas del movimiento estudiantil, sus entrañas, pero también de muchos consecuentes de esa premisa. Detonó ideas que se han narrado de conformidad al estilo de cada pluma, de cada pincel, de cada buril, de cada martillo. La realidad política y social ha visto sus afectos agraviados y estos sentimientos recorren los vericuetos de “Las grandes alamedas por donde transite el hombre libre”.
Por: Ignacio Ruelas Olvera