Vale al Paraíso/Orejas de burro a los diputados
Mario Granados Roldán.-Se pusieron la ropa Pointer Camu, de marca. Escogieron el verde olivo combinada con el color negro. Algunos usaron sombreros de pana. Todos calzaron elegantes botas. Las camisas lucían el bordado nombre del club cinegético: LXII Legislatura al Congreso del Estado de Aguascalientes.
En la bolsa guardaron las municiones. En las fundas las escopetas, que después se sabría, eran de juguetes, como los que utilizan los niños en las veraniegas albercas.
Salir de caza en pleno invierno fue la peor decisión.
Entre el 26 de septiembre y el 5 de noviembre de 2014, los diputados del PRI-PVEM, PRD y PAN, abrieron fuego con sus poderosos rifles al presentar sus respectivas iniciativas de un nuevo Código Electoral del Estado de Aguascalientes, para darles chicharrón a los desprotegidos animalitos.
Después de varias encerronas en el privado del lujoso hotel, para discutir los tres documentos exhibidos, los miembros y las miembras de las comisiones unidas de Asuntos Electorales y Gobernación y Puntos Constitucionales, presentaron el dictamen correspondiente el 15 de febrero de 2015.
Desde la más alta tribuna del salón de sesiones, orgullosos padres y madres de la partidocracia aldeana, presumieron al pleno de los legisladores sus trofeos de caza, los candidatos independientes, que todavía chorreaban la sangre de sus masacrados cuerpos, al exigirles descerebrados requisitos para contender en las elecciones estatales.
Como a toda acción corresponde una reacción igual o mayor, sostiene la física política, la enardecida fauna política se reunió en el corazón de la selva para acordar la apasionada defensa. El war room, compuesto por el león (en su calidad de rey), el tigre de Bengala, el leopardo de las nieves, la víbora de cascabel y la araña capulina, fijó la estrategia para responder a la malsana agresión. Correspondió al sonriente pato mostrar el filoso pico.
Gabriel Arellano Espinosa acudió a los tribunales para combatir los artículos 376, fracciones I, VI y VII; 384, fracción I; y 387, fracción IV, del Código Electoral del Estado de Aguascalientes, aprobados unánimemente por los diputados de la LXII legislatura, por suponer que se le restringían las posibilidades de participar como candidato independiente a gobernador.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le concedió la razón jurídica al promoverte al considerar “inconstitucionales dichos artículos del Código Electoral que exigen a los aspirantes a candidatos independientes a gobernador de Aguascalientes presentar los requisitos siguientes: a) las firmas de apoyo que correspondan al 5% del total de ciudadanos inscritos en la lista nominal; b) la acreditación que durante los últimos seis años no han sido militantes de algún partido; c) el no haber participado en los dos procesos anteriores de selección de candidatos, y d) el domicilio de quienes respalden su nominación” (Sala Superior 15/2016, 20/01/2016).
En su argumentación los magistrados del TEPJF llamaron a los legisladores irracionales. Antidemocráticos. Inconvencionales. Desproporcionados. Incapaces. Asaltantes de los derechos humanos. Menesterosos de la producción normativa. Ignorantes de los tratados internacionales. Rateros (carteristas) de los derechos políticos electorales. Y violadores de la Constitución. En síntesis, los reprobaron por unanimidad. Les pusieron orejas de burro.
Obviamente los partidos políticos se oponen a los candidatos independientes que la ley electoral federal contempló, por primera ocasión, en 1911. Luchan por preservar el monopolio a costa de la pulcritud democrática. Quieren conservar el poder distribuido en sultanatos, tribus, sectas y familias propietarias de parroquiales franquicias. Se aferran los cuantiosos recursos que el contribuyente les entrega diariamente.
El delirio de persecución puso a tiro de piedra a los paranoicos diputados de la LXII Legislatura al Congreso del Estado de Aguascalientes, que fueron cazados por el certero tiro del pato.
Porque alguien debe de escribirlo: En el PRI Aguascalientes de Norma Esparza, la lechuga del sigilo y el jitomate de la opacidad, forman parte del potaje que se elabora en la cocina del viejo régimen revolucionario, para degustar perniciosos arreglos.
Mientras el PAN da a conocer oportunamente la lista de precandidatos a diputados y alcaldes, el PRI se hace que la virgen le habla. Enmudece. Esconde el inventario. Guarda en la oscuridad de la caja fuerte los que considera secretos de Estado. Quizás estén previendo que con su difusión las bolsas del mundo terminen por derrumbarse. La mezcla de crudos de Pemex se venda en 5.00 dólares por barril. Y el dólar se compre en 25.00 pesos.
Democracia, transparencia y apertura informativa hacia la militancia priista aguascalentense (y sociedad en general), son asignaturas pendientes, todavía.
Coda: Altura de miras. Seriedad. Pulcritud. Acrisolada responsabilidad al mantenerse en el encargo los tres años. Y su presencia en el registro del candidato Martín Orozco para arroparlo. Son los colores de la tinta con que el alcalde Toño Martín del Campo escribió su oportuna declinación para contender por el PAN para la gubernatura de Aguascalientes.
Las calificaciones obtenidas por su administración y la tangible popularidad no lo arrastraron a la locura, por el contrario, fueron alicientes que le permitieron conservar la calma y la tranquilidad durante la lucha interna azul.
Aguascalientes tiene un alcalde muy bueno, dice la evaluación ciudadana.
Dios se los dio. Dios se los conservó.
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