Vale al Paraíso / Entrevista a Otto Granados (I/III)
El cielo no lloraba, simplemente llovía. Era la nublada mañana del sábado 19 de noviembre del año pasado. La cita anotada en la agenda se acordó a las 12 horas, sin el Angelus de por medio. El agradable Centro de Negocios del Hotel Marriott reunió, durante casi tres horas, a ocho disímbolas personas con el hombre que gobernó Aguascalientes de 1992 a 1998.
Otto Granados y sus anfitriones, Saúl Alejandro Flores, Enrique Rodríguez Varela, Andrés Reyes Rodríguez, María del Pilar González Peña, Luis Antonio Salazar Muñoz, Sergio Reyes Reséndiz, Víctor Hugo Guzmán Mata y el autor de esta columna —sin que ello significara algún tipo de nepotismo periodístico—, bordaron la amplia conversación de diversos temas de locales, nacionales e internacionales.
Cada entrevistador preguntó lo qué quiso y cómo quiso. Privó la libertad de cuestionar, también la de contestar.
La interesante charla se publicó en tres entregas en el diario El Sol del Centro, versión impresa (solamente), como parte del documento de investigación académica «Aguascalientes en su historia política. Gobernadores y Prefectos 1835-2016».
Reproduzco un extracto de la primera (domingo 15 de enero) citando textualmente las partes más importantes, de acuerdo a mi criterio. Omito las cursivas para una lectura más agradable:
*Colosio Pensaba que la Relación con Salinas no era la Óptima: OGR
*Colosio me pidió que lo ayudara, porque creía que su relación con el presidente Salinas de Gortari ya no era la óptima.
*Salinas y Colosio querían que fuera presidente del CEN del PRI.
*Mi relación con el presidente Salinas de Gortari fue y es espléndida hasta el día de hoy.
Las dudas de Colosio
A 56 días de su muerte y en plena elección presidencial de 1994, Colosio “suponía que su relación con el presidente Salinas no era la óptima. Le dije:
¡Eso descártalo, para nada! Acuérdate del desayuno en Los Pinos en donde expresó: ¡No se hagan bolas, el candidato es uno! Tu relación con él, es de una gran estrechez y confianza. El escenario enrarecido del momento pudo haber alimentado en el candidato, ese temor”. Así lo relevó el exgobernador Otto Granados Roldán, en plática abundante de temas y equiparable a la penumbra de un confesionario traslapado en esta ocasión, por un grupo de seis académicos de la Universidad Las Américas, la Universidad Autónoma de Aguascalientes, la Fundación Yo amo la lectura, y dos periodistas.
Cabe recordar que la frase que popularizó para la historia el presidente Salinas de Gortari, fue pronunciada en el siguiente contexto. Cuando Luis Donaldo Colosio fue declarado candidato oficial a la Presidencia de la República, el único aspirante que no lo aceptó fue Manuel Camacho Solís. Y dado que la campaña del aspirante <<no levantaba>>, se desataron rumores de que a media carrera cambiarían de candidato. Camacho salió a apuntarse en el rol mientras que el presidente Salinas por la ocasión, se expresó al respecto.
El encuentro Granados–Colosio se dio en el marco de una conversación informal registrada el 26 de enero de 1994 en la cual el candidato, ante las miradas curiosas de empleados gubernamentales y de gente que transitaba por los alrededores de Palacio de Gobierno, ingresó a este, confiado y sin seguridad personal, en busca del mandatario.
Posterior a ello, los dos funcionarios pasearon por el segundo piso, bajaron la escalinata, salieron del recinto y se dirigieron a una de las bancas que custodiaban el entonces edificio de la Secretaria de Relaciones Exteriores.
Quienes pudieron apreciar la escena, se preguntaban el contenido de la conversación.
En ese sentido, Granados Roldán, agregó que la plática se dio en un ambiente de camaradería. “Colosio era el candidato y además lo era en realidad, es decir, desde el punto de vista político y afectivo. La relación de Luis Donaldo Colosio y Carlos Salinas era de gran estrechez, así lo expresé en ese momento, porque vi a Luis Donaldo con un semblante de preocupación, me dijo, que pensaba hacer una reestructuración de fondo en su equipo de campaña, en la cual probablemente habría yo de estar involucrado”.
Subrayó que “tal vez Colosio pudo haber alimentado en la intimidad la posibilidad de que su relación con el Presidente de la República, no era la más deseable, ya que 1994 fue un año muy complicado, debido a que estaba vigente el tema del zapatismo, la deslealtad en el comportamiento de Manuel Camacho Solís en su manejo como Comisionado para la Paz en Chiapas y las propias vulnerabilidades de la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio Murrieta, todo era una mezcolanza, digamos, en ese momento, la atmósfera era tremendamente complicada y sombría”.
Esta interlocución, permitiría el fortalecimiento de su figura como candidato ante la ascendencia política que tenía el propio gobernador Granados Roldán con el Presidente de la República.
Salinas y Colosio quería que yo fuera presidente del PRI A pregunta expresa de que si al candidato Colosio no hubiera sido asesinado, ¿Qué registros existirían de su gobierno en la segunda mitad del ejercicio gubernamental?, el entonces titular del Poder Ejecutivo local aseveró que “eso es una hipótesis difícil de probar, porque se tendría que hacer una historia contractual, tomando en cuenta que Colosio quería hacer una restructuración de fondo en su equipo de trabajo para dar un golpe de timón y relanzar su campaña política, incluida la Presidencia del CEN del PRI de frente al electorado avasallado por todos los acontecimientos que marcaron ese año electoral. Colaboradores cercanos de Colosio me comentaron que él quería que yo fuera el Presidente Nacional del PRI, asunto que después, me fue confirmado por Salinas de Gortari. Mi relación con el presidente Salinas fue y sigue siendo espléndida hasta hoy día”.
Visita de Colosio por Aguascalientes
El 26 de enero de 1994, el candidato presidencial arribó a la ciudad de Aguascalientes en franca campaña proselitista. Su relación con el primer mandatario era buena, si se rememora, el cambio de mando de 1992, favoreció a Otto Granados Roldán, quien llegó a la candidatura durante la administración del Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari. A Luis Donaldo Colosio Murrieta, entonces Presidente Nacional del PRI, le tocó instrumentar la postulación del nuevo candidato priista aguascalentense en 1992.
Fue en el Salón San Marcos del Hotel Quinta Real, en donde el aspirante presidencial, Colosio Murrieta, se dirigió a un sector vulnerable de la sociedad aguascalentense: Los discapacitados.
Como se menciona anteriormente, el entorno que prevalecía había hecho dudar al aspirante a la presidencia, sobre su posicionamiento ante los ojos del Primer Mandatario de la Nación. Fue por lo que se generó la entrevista Colosio-Granados, ya que la figura del exgobernador era entonces, una esperanzadora posición para el candidato Colosio, que se veía un tanto preocupado, según la percepción del mandatario.
“¡Balearon al candidato!”
La noticia corrió como pólvora por las redacciones y en las instancias gubernamentales. La movilización fue inmediata. En Palacio de Gobierno de Aguascalientes, prevalecía un silencio expectante; con rostro adusto el Gobernador del Estado, Otto Granados Roldán, recibía la información privilegiada que se le iba entregando.
¡Luis Donaldo Colosio, ha fallecido!
En la oficina de Otto Granados Roldán, había caras desencajadas, se sentía dolor en el ambiente ante el acontecimiento inesperado. Comentó Ángel Gómez, director de Comunicación Social de Gobierno del Estado, el impacto que tuvo la noticia en la persona del mandatario, “nunca lo había visto tan apesadumbrado y triste”.
El asesinato de Luis Donaldo Colosio es uno de los eventos más importante de la historia política de México, y Otto Granados Roldán lo tiene muy claro: “Sin duda el magnicidio de Colosio constituye uno de los días más difíciles de mi administración”.
La segunda parte se publicara la próxima semana con el tema de la sucesión y la unción del candidato del PRI el gobierno de Aguascalientes en 1992.
Porque alguien tiene que escribirlo: De violentos asaltantes y avezados secuestradores. De raterillos, raterotes y ratas de cuatro patas. Es el reino del enfiestado Aguascalientes.
La palpable inseguridad pública en Aguascalientes vive tiempos gloriosos.
El regreso de la seguridad pública a la comunidad de la gente buena viaja en el lomo del burro. Todavía es una política pública guardada en los anaqueles de las promesas de campaña.
Coda: En la fotografía aparecen flaqueando a Otto Granados, Enrique Rodríguez Varela y Andrés Reyes Rodríguez. Cuidándoles las espaldas se ubican, de izquierda a derecha, Luis Antonio Salazar Muñoz, Víctor Hugo Guzmán Mata, María del Pilar González Peña, Sergio Reyes Reséndiz, Saúl Alejandro Flores y Mario Granados Roldán.
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