Tiempo / Analogías
Aguascalientes, Marzo 29 (2022).- Estimado lector: Estamos por dar término al tercer mes del año, el primer trimestre ya se fue sin darnos cuenta. Es momento de hacer un parón, detenidamente reflexionar sobre cómo vas con el manejo de tus finanzas personales. Te invito a realizar un balance de lo que tienes y lo que debes, de darte cuenta si vas por el camino proyectado o definitivamente tienes que hacer ajustes para retomar lo previsto. Sea cual fuere el paso a dar, nunca es tarde para ello, siempre y cuando lo hagas con compromiso, con entrega incondicional, con el aliciente de que tus metas se verán cumplidas. Recuerda que las cosas llegan, todo a su debido momento.
Hoy desarrollaré una temática muy interesante, es quizás algo que está siempre presente en nuestras decisiones financieras, el mayor de los recursos del que todos disponemos, me refiero al limitado y preciado tiempo.
Seas quien seas, sin importar tu condición física, apariencia, estatus socioeconómico, nivel de estudios; todos, absolutamente todos disponemos del mismo tiempo. La diferencia radica en cómo lo utilizamos, qué hacemos con él durante nuestras jornadas. Hay quien lo utiliza para ver la tele, para redes sociales, para aprender, para divertirse, para escribir, para desarrollar ideas, para programar, para mantenerse en contacto con sus seres queridos, etc. Al final del día, todos disponemos de las mismas 24 horas para hacer de nuestros días lo mejor que nos parezca.
Ya que hablamos de dicho recurso, me viene presente una declaración que dio el ex mandatario Uruguayo, José Mujica. Pepe, como le solían llamar sus partidarios y algunos medios de la prensa, aseveró en una entrevista, que en la cultura actual, cuando hablamos de materialismo o consumismo, no debemos de pensar en unidades métricas de divisas sino en el factor del tiempo. Así, en lugar de decir: un iPhone 13 cuesta 25 mil pesos, debemos de razonar en las horas, semanas, meses o incluso años que se requieren para devengar dicho bien, fruto de nuestro trabajo.
Cuando medimos las cosas en momentos, en lapsos en lugar de números económicos, somos más sensibles a lo que cuestan en verdad las cosas. Al realizar este cambio de pensamiento frenamos el impulso de tener por el pensar si en realidad lo necesitamos, si merece o no la pena el haber destinado tanto tiempo al trabajo para adquirir tal o cual bien o servicio. La perspectiva es diferente y por ende la acción que el individuo realiza.
Las entidades financieras, así como las grandes tiendas o superficies, se han esmerado en hacernos creer que podemos tener lo que queramos en el momento en que así lo decidamos. Con el poder del crédito al consumo, con abonos chiquitos y meses sin intereses, nos seducen para que digamos “lo quiero ahora”. Caemos así en la confianza de que está dentro de nuestras posibilidades, de que lo necesitamos y no dudamos siquiera un momento en dar el siguiente paso, casarnos con las obligaciones a meses, incluso años vista.
En finanzas personales no se recomiendan las compras por impulso, se sugiere dejar pasar la emoción y, si al cabo de los días, aún pensamos en que es importante realizar la compra, es que en realidad debemos llevarla adelante. Recuerda que los bienes o servicios que adquieras se tienen que pagar tarde o temprano, no por la practicidad de desplazar el plástico te quedes con la idea de que es fácil. Trata de que sea algo que en verdad necesites y que su duración sea mayor a los plazos que elegiste para tenerlo.
Cierro con una frase del poeta alemán Johann Wolfgang, muy relacionada con este interesante tópico: “Muchas personas no se preocupan por su dinero, hasta que se les acaba. Otras hacen lo mismo con su tiempo”.