Que no acabe la fiesta del fútbol
Me declaro futbolero, ferviente seguidor de los Pumas de la UNAM y amante de los colores azul y oro que llevo ‘tatuados’ en mi piel. Mi afición por este equipo comenzó cuando apenas tenía 6 años de edad, cursaba el primer grado de primaria allá por el lejano año de 1987. Recuerdo que mi primer acercamiento con este gran equipo, surgió en el momento que me enfundé en una chamarra que me regaló mi papá, quien por cierto es orgulloso egresado de la Máxima Casa de Estudios. La prenda tenía…
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