Opiniones 

El Campestre también tiene su conflicto de interés

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- Se acabaron los tiempos matizados por la mal entendida discreción. La comunidad está vigilante. Desnuda en público. Escandaliza. Muestra miserias. Exhibe la paja ajena. Señala a los gamberros. Lleva a la plaza de la aldea a los disolutos. En la piedra de los sacrificios, les saca el corazón a los prepotentes y corruptos. Poner la otra mejilla está guardado en el cristiano baúl de los recuerdos. Los artilugios de la modernidad, empezando por celulares y tabletas con cámaras y grabadoras, registran a los impúdicos para…

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Opiniones 

No arde París, se incendia el Campestre (2)

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- Suena el río. Lleva mucha agua. El caudal arrasa el prestigio. La sospecha de corrupción brinca las piedras de la confianza. Destruye credibilidad. Se desborda el malestar. Sale de madre. El panorama preocupa. La naturaleza de los agravios guarda para mejores tiempos la sumisión, también la prudencia. Prefiere evidenciar la opacidad. Exhibir la impudicia. Abrir la puerta del cochinero. Transcribo la cuarta y última columna Cortando por Lozano, de Matías Lozano, del viernes 27 de marzo de 2015, que se refiere al tema del club…

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Opiniones 

No arde París, se incendia el Campestre (1)

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- Antes de iniciar la historia de hoy, mi estimado Gilberto, permíteme comentarle a tus apreciados lectores —mejor conocidos como los “Chilorio Power”— que Esau Garza de Vega, titular de la Secretaria de Desarrollo Económico de Aguascalientes con Carlos Lozano de la Torre, abandona el barco antes de que concluya el sexenio, renuncia a perpetuidad, se va convivir con los canguros a Australia, para trabajar en ProMéxico, un fideicomiso del gobierno federal sectorizado a la Secretaría de Economía, informa mi garganta profunda desde el primer piso…

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Opiniones 

En el Campestre nomás las patadas se oyen

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- Las buenas calificaciones eran parte de la condición impuesta por mis queridos padres para disfrutar de la diversión, el espacio lleno de frondosos árboles, el aire limpio, las rusticas instalaciones, la sana convivencia familiar y las amistades forjadas en los dorados años de la niñez. En esa parcela, ubicada en el lejano norte de la entonces pequeña ciudad, tuve mi primer contacto con el juguete que sería una de las pasiones de mi vida: el balón de cuero comprado por mi papá para compartir las…

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