Son magos los consejeros del IEE: La Opinión de Mario Granados

Una vez más la clase política perteneciente al PRI Aguascalientes, particularmente el lorenismo de alcurnia, fue el hazme reír de la aldea, al sacar del basurero electoral el computo en el Distrito 01 para gobernador del estado, casi cuatro meses después de acontecido el hecho.

Transitaron por la primavera y el verano, a punto estuvieron de llegar al otoño, para darse cuenta que los magos del Consejo General del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes (CGIEEA) les había desaparecido de la contabilidad 2 mil 800 votos depositados en las urnas de aquella demarcación.

La ignorancia supina de la dirigencia priista y de los lorenistas especializados en la acción electoral, me recuerda aquella dramática historia donde los invitados a la elegante fiesta, a punto de terminar, a las tres de la mañana, con varios alcoholes entre pecho y espalda, se dieron cuenta que la quinceañera vestida de rosa tenía veinte años muy bien disfrutados.

Ahora se entiende. Hoy se comprende, con otro argumento, uno más, la reciente derrota del PRI y sus ardillas amaestradas del Panal, PVEM y PT, que les fluye rápidamente el agua de la incompetencia y les irriga lentamente el atole de la responsabilidad; con ellos puede mandarse llamar a la muerte para estar un rato más en este planeta de los muy vivos.

Pero vayamos en orden, como bien dice el solicitado mesero de La Gloria, cuando se le amontona la gente para pedirle tacos de pastor (alemán), de lengua (de político) y de bistec.

Honor a quien honor merece. El hallazgo de que el ábaco oficial estaba descompuesto se le acredita al acucioso Ricardo Barba Parra, representante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el CGIEEA, que en la sesión previa del Consejo, celebrada el lejano sábado 11 de junio, observó a los consejeros y a los representantes de los partidos políticos opositores —incluidos los del PRI, Panal, PVEM y PT, obvio—, que el computo de la elección para gobernador en el Distrito 01 estaba hecho con las patas y el “algoritmo” no funcionó adecuadamente —estaba fuera de ritmo, pues—, al sumar lo que quiso y restar lo que le dio su gana.

Para sustentar su dicho presumió un comparativo de los resultados del Programa de Resultados Preliminares contra las actas finales de los cómputos distritales; el fino análisis evidenciaba que las sumatorias no eran coincidentes.

El representa del PRI, Rubén Díaz López, escudero del lozanista Alberto Solís Farias, secretario general del PRI Aguascalientes, ignoró olímpicamente el grave señalamiento. No le dio importancia. Sospechosamente jugó a la estatua de sal. Se comió unas galletitas. Le dio un sorbo al café calientito. Consultó su teléfono inteligentísimo. Mandó mensajes de texto. Se puso a cotorrear con el vecino. Y al día siguiente firmó el acta de cómputo estatal. Ahí no pasó nada, aunque pasó todo.

Barba Parra, el leal siervo de AMLOVE, al ver que las cifras oficiales eran coincidentes con las suyas, las de Morena, estampó el autógrafo en el documento correspondiente el domingo 12, y decidió no hacer público, ni denunciar en la prensa, la inconsistencia en el Distrito 01, porque su partido no estaba siendo agraviado en ese tema, es decir, esa bronca no era suya.

El mismo sábado 11 de junio, el presidente del CGIEEA, Luis Fernando Landeros Ortiz, citó al presidente y secretario del Consejo Distrital 01. Los dos llegaron raudos y veloces. Los metieron al cuarto de tiliches para pedirles explicaciones del desmadre numérico mejor organizado por los integrantes del OPLE Aguascalientes, empezando por el secretario ejecutivo, Sandor Ezequiel Hernández, la cabeza de playa de Roberto Padilla Márquez, el albañil de la coalición de largo nombre y cortos resultados.

Por mandato legal el responsable del proceso electoral es el Instituto Estatal Electoral (IEE); en consecuencia el presidente Landeros Ortiz y sus acólitos deberían renunciar, al reconocer expresamente el grave “error” en que incurrieron; pero además, por ocultarle al electorado ese imperdonable “horror”.

Los consejeros le apostaron al olvido. La verdad histórica los está degollando por la falta de limpieza ética.

Por lo pronto, durante su manchada permanencia mucho tendrán que explicar de la contratación de la empresa que instaló el millonario software de los cómputos, que no fue auditado, pero si aceptado por los partidos políticos, como un instrumento confiable de la autoridad.

En Chiapas, el TEPJF confirmó la resolución del Instituto Nacional Electoral, para destituir tres consejeros y solicitó la remoción de los cuatro restantes, por incumplir la ley; en Colima, la presidenta consejera fue suspendida treinta días por cantar como ganador al PAN, cuando el triunfador era el PRI.

Si bien, el IEE es el responsable del proceso, el PRI y sus ardillas amaestradas estaban obligados a vigilar que la autoridad se apegara a la ley; del 13 al 16 de junio debieron impugnar el computo, pero no lo hicieron, abandonaron su responsabilidad, ni siquiera denunciaron, en oportuna conferencia de prensa, el escamoteo de los sufragios; obviamente, el agravio no está incluido en el expediente que revisa el magistrado ponente de la sala superior del TEPJF, Salvador Olimpo Nava Gomar, quien con ese carácter propuso a sus pares anular el triunfo de Gregorio Zamarripa Delgado, en el Distrito 01 federal, el año pasado.

Mientras en el CGIEEA les desaparecían casi tres mil votos, dónde estaban, qué hacían, a qué se dedicaban José Carlos Lozano Rivera Río, subsecretario de Organización del CEN del PRI, Norma Esparza Herrera, Miguel Ángel Juárez Frías, Arturo Elías Ruvalcaba, Gilberto Gutiérrez, Héctor Quiroz, Alberto Solís Farias y sus becerros doctorados en la ciencia jurídica —incluido el consultor Jean Paul Huber-Olea y Contró, Miura del litigio mundial, dicen—, y los “especialistas en derecho electoral” de la candidata priista Lorena Martínez, de ellos es la irresponsabilidad. Algo tendrán que informar a sus respectivas militancias, de su negligencia. Abandono, Incompetencia.

“Hay algo peor que un político profesional: un político no profesional, suele decir Héctor Aguilar Camín.

Hubo simulación de algunos de ellos. No lo sé.

Porque alguien debe de decirlo: Me encanta el dominó con cuatro amigos.

Hace años que dejé de jugarlo, de disfrutarlo cuando le ahorcaba la mula de seises al contrario, o le ponía “zapato” a la pareja adversa, que pagaba el doble de la apuesta por la celebrada humillación.

El acuñado término de “zapato” significa que los adversarios no hicieron puntos, se fueron en blanco.

En el muy cuestionado cómputo del Distrito 01 no hay "casillas zapato", porque según las actas, los votos no se los llevó un solo partido político; tampoco fueron 12, me confirman dos apreciados amigos que de esos menesteres saben latín, latón y lámina acanalada.

Rayando el muro del vecindario: La lorenista Citlalli Rodríguez, candidata perdedora y próxima diputada por la vía plurinominal, le disputa la coordinación del mini Grupo Parlamentario del PRI en la XLIII Legislatura al Congreso del Estado, al lozanista Sergio Javier Reynoso Talamantes.

Todo parecía indicar que el abogado Reynoso Talamantes se enfilaba para esa posición del Bonsái, pero la esposa de Roberto Padilla Márquez, con el decidido apoyo de la candidata Lorena Martínez ante el CEN del PRI, quiere arrebatarle el codiciado liderazgo.

Mientras la pelea por los restos del muerto tricolor está en su apogeo, la futura congresista hace recordar la muy temprana niñez, al filosofar sobre la teoría del volatín, del juego instalado en el perímetro ferial por Atracciones García: “La vida da muchas vueltas… el que se marea pierde”

citla

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