Septiembre negro, otra vez / Vale al Paraíso

Martes 19. Septiembre de 2017. El mes de la patria. El del inmenso dolor. El de los 32 años y seis horas del terremoto ocurrido en 1985. Tan cercano y tan lejano en la memoria de la traumada metrópoli, hoy devastada por la
incontrolable madre naturaleza.

De la muerte todos hablan, pero nadie la conoce. Se esconde en su guarida. Sale de su madriguera. Deambula. Se acerca. Se aleja. Regresa para finalmente posesionarse del indefenso. Ni antes ni después. Sabe cuándo aparece. En qué instante. En qué lugar. No pregunta. Menos pide permiso. Omnipotente decide. Es su derecho. Único e irrebatible. Otorgado por la frágil vida.

Se aprende a vivir pero nadie enseña a morir. A cerrar los ojos en ese sueño sin dueño, para disfrutar otros instantes. Soleados. Iluminados. Con sus cielos y sus tonalidades. Sus estrellas y sus luces. Sus lunas y sus formas. Sus nubes y sus colores. Y sus lluvias que no dejan de parar, cuando los ojos no dejan de llover, porque los muertos se van a descansar en la paz de los sepulcros.

No sé si la divinidad recordó a los mortales su presencia en este septiembre maléfico. En el catecismo escuché que Dios no se enoja. Tampoco castiga. Quizá frunza el ceño, supuse. Pero prefiero recordarlo de la mano del inmenso Jaime Sabines y de su intenso Me encanta Dios, el poema leído y vuelo a leer en minutos de necesidad espiritualidad:

Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre…

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres.

Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Porque alguien debe de escribirlo: México no termina de enterrar a sus muertos. La penosa búsqueda de cuerpos humanos continúa. El levantamiento de los escombros sigue su curso. La cuantificación de los daños se anota. La reconstrucción espera Y los recursos se buscan en el mapa del erario.

Mientras todo eso ocurre en el infierno de la desgracia, los 12 diputados del PAN y uno PES, a tan sólo 48 horas de ocurrido el terremoto del martes 19, votaban en el pleno legislativo a favor de que los tres magistrad@s del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes ganaran —a partir de agosto y sin haber trabajado— 150 mil 254 pesos mensuales, es decir, ¡cinco mil pesos diarios! por cabeza, casi medio millón de pesos al mes para el trío. El dinero pretendía ser arrancado torpemente a las partidas presupuestales de cultura, turismo y medio ambiente, según el fallido dictamen.

El atraco fue impedido por el voto en contra de 14 legisladores del PRI, PANAL, PVEM, MORENA, PRD y de Norma Zamora, a la que le pudo más su conciencia que el tatuaje panista y el mayoriteo partidista.

El presupuesto federal de 2018 tendrá que redireccionarse a los estados en desgracia, pero eso no interesa, menos importa, el gobierno de Aguascalientes es rico. Le sobra el dinero entregado por el contribuyente en momentos de dolor, tragedia y precariedad nacional.

marigra1954@gmail.com