Reconoce Ayuntamientos a personal de limpia

Aguascalientes, Junio 03 (2017.-Con 35 años de servicio Don Alfredo está por jubilarse, tiene 75 años de edad, la vista cansada pero un físico en muy buen estado, Alfredo Alcántara Guzmán representa una de esas historias que han ido construyendo a Aguascalientes como una mejor ciudad.

Fue un 17 de mayo de 1982 cuando comenzó a trabajar como barrendero en la Secretaría de Servicios Públicos del Municipio de Aguascalientes, Don Alfredo reconoce que su desempeño en esta área, le permitió un desarrollo humano pleno y lleno de satisfacciones.

“Cuando yo empecé utilizábamos unos carritos hechos con tambos de 200 litros, usábamos escoba y recogedor, juntábamos todo en cada esquina y luego lo poníamos en el tambo, y así hasta terminar la jornada caminábamos a la calle Palmira donde estaba antes Aseo Público, le llamábamos El Agujero”.

Ahora es prácticamente igual pero con herramientas más modernas –continúa Don Alfredo- además del carrito, escoba y recogedor, también se utilizan las pinzas para papelear, esto ayuda a que el trabajo se haga más rápido.

A unos días de concluir el trámite de su jubilación y luego de 35 años de vida entregados al servicio público, recuerda que por enfermedad nunca faltó a cumplir sus deberes, fueron si acaso cinco faltas las que tuvo porque el despertador lo traicionó.

“A mí nunca me gustó faltar nomás porque sí, fueron cuatro o cinco las veces que falté porque me quedé dormido; hasta ahora que el ISSSSPEA me incapacitó porque me enfermé de mi ojo izquierdo y estoy aprovechando para terminar de tramitar mi pensión”.

Al preguntarle a qué dedicará su tiempo a partir de su retiro, se llenan de lágrimas sus ojos, con la voz entrecortada y con una temblorosa sonrisa dibujada en su rostro, Don Alfredo comenta que no ha planeado nada en especial, pero lo más seguro es que disfrutará más de su familia y de sus tres nietos.

“Voy a ver en qué me entretengo, ahora aunque quiera levantarme más tarde ya no puedo, desde muy temprano estoy despierto porque ya me acostumbré, al principio trabajaba de 6 a 2 de la tarde, después de 7 a 3 de la tarde, así es que desde muy temprano ya estoy despierto”.

Por último, con mucho orgullo, pero aún con esa sonrisa temblorosa, nos mostró todos los reconocimientos obtenidos y sus gafetes de identificación laboral, un poco arrepentido de no ser muy adepto a las fotos.

“Fotos no les muestro porque no tengo, nunca me ha gustado que me tomen fotografías, ahí está, ahorita me hubieran servido para que las vieran, luego de tantos años de trabajo”.

Concluyó con una carcajada, satisfecho por el esfuerzo y los logros alcanzados luego de toda una vida de trabajar a favor de su comunidad.