Realidad distorsionada / Ruelas

 

Aguascalientes, diciembre 09 (2025).-Tiroteos en Estados Unidos. En California y otros estados se registraron ataques armados con múltiples muertos y heridos, ¿cuántos?, no importa la cantidad, uno es significativo, una vida, un herido, medimos la violencia de manera cuantitativa, pero en el humanismo real menos, es más. Causales, venta de armas y pésima seguridad pública.Conflictos internacionales y tensiones políticas: Venezuela y EE. UU: Donald Trump instó a aerolíneas y pilotos a evitar el espacio aéreo venezolano, lo que generó advertencias de posible intervención militar si Maduro no cede el poder.Medio Oriente: La situación en Palestina sigue siendo descrita como “sin salida visible”, con voces internacionales reclamando un cambio urgente; México, crisis hídrica:enfrentamos presiones por el adeudo de agua del Río Bravo a Estados Unidos, un tema que involucra compromisos binacionales y que podría tener repercusiones diplomáticas y sociales.

Seguridad interna en México. Explosiones y violencia: En Hidalgo, un tiroteo dejó muchos muertos y heridos, mientras que en “el nuevo, Nuevo León” se reportó la explosión de un polvorín con víctimas fatales. Ley contra la extorsión: Entró en vigor una nueva legislación que endurece las penas contra este delito, buscando frenar una de las prácticas criminales más extendidas.

Alejandro Gertz Manero presentó su renuncia como fiscal general de la República en un leguaje cifrado y sin apegarse a derecho, dos años antes de concluir su mandato constitucional. Ni el senado ni el remitente fundaron ni motivaron la causa grave y el relevo debieron ajustarse estrictamente al procedimiento del Artículo 102 y a la Ley de la FGR. Las prácticas observadas comprometen la autonomía del órgano. Legalmente, se acreditan actuaciones contrarias al principio de legalidad y debido proceso, que podrían derivar en responsabilidades administrativas e incluso penales. Políticamente gestión y salida del fiscal reflejan una grave falta de formas republicanas y una ruptura con el modelo de autonomía prometido por la reforma de 2019. 

Una curiosidad, el documento incluye una solicitud adicional: “activar el proceso para ratificar su nombramiento diplomático”, lo que mezcla dos actos jurídicos distintos (“renuncia” y propuesta de embajador), algo inusual en términos de técnica legislativa, la carta evidencia una operación política más que un acto estrictamente administrativo, al vincular su abandono de responsabilidades con la aceptación de un cargo diplomático otorgado por el poder ejecutivo. Esto refuerza la percepción de falta de autonomía y posible vulneración del principio de separación de poderes.

El centro histórico de la CDMX fue escenario del “festejo de 7 años del triunfo”, dice el oficialismo con600,000 personas. Veámoslo en su mérito, la plancha del Zócalo mide aproximadamente 46,800 m², una densidad de 2 personas por m², el aforo máximo ronda las 90–100 mil personas. En densidades más altas (3–4 personas por m²), la cifra puede subir a 140–180 mil, aunque con riesgos de seguridad y movilidad.

El Zócalo, espacio colectivo que no está escriturado a nadie, es un escenario ritual de la vida pública mexicana, donde ciencia, política y cultura se entrelazan. El aforo científico nos recuerda que detrás de cada multitud hay cálculos de seguridad, pero también un acto colectivo de presencia y pertenencia. Es inentendible que la primera minoría lo considere de su propiedad; todo el que se manifieste en su derecho constitucional es obstaculizado y basureado desde hora temprana. Todos quienes lo glorifican con sus aforos, son negados y condenados por ser manejados por una entelequia de culpables indefinidos. La izquierda democrática niega a las minorías, ¡que paradoja!

Estos temas tocan fibras sensibles de la vida colectiva. La violencia armada expone la fragilidad de la seguridad cotidiana. Los conflictos internacionales muestran cómo las tensiones políticas pueden escalar y afectar la estabilidad global. La crisis del agua en México conecta directamente con la supervivencia y la cooperación binacional. Las explosiones y tiroteos internos reflejan la persistencia de la violencia organizada y la necesidad de políticas públicas efectivas.

Sociedades e individuos, tenemos fronteras que ponen a prueba la capacidad de adaptación y el sentido de comunidad. Límites materiales, agua, tierra, energía…; o simbólicos, justicia, memoria, dignidad… Límite material. Recursos escasos obligan a decidir entre la competencia y la cooperación. El agua, se convierte en espejo de nuestra capacidad de compartir lo esencial; la lógica del acaparamiento provoca el conflicto; donde se ritualiza el cuidado, florece la solidaridad. Límite institucional. Constitución y acuerdos internacionales marcan fronteras de convivencia. Cuando se tensan, la sociedad debe preguntarse si sus instituciones son capaces de sostener la justicia o si requieren ser transformadas. El límite existencial. La violencia, la guerra, la migración forzada y las crisis climáticas nos recuerdan que la vida misma puede ser frágil. Frente a ello, las sociedades enfrentan la disyuntiva de encerrarse en el miedo o abrirse a la alteridad. Aquí aparece la dimensión ética: reconocer al “Otro” como parte de nuestra propia supervivencia.