Poesía de Soledad, Revolución y Semillas para un Himno
La literatura nos permite entender la realidad que se plasma desde una perspectiva única e inefable. Es una conjugación mística y verdaderamente loable, en ella se encierra la historia de la humanidad, se aglutinan los primeros segundos, el aleph, y el momento cosmogónico que permite soñar e intentar de nuevo una construcción que perdure en el honor del recuerdo.
México es grande por sí mismo, es único y especial, nuestra tierra ha visto nacer a titanes que perduran en el tiempo y engrandecen a la historia. Octavio Paz es uno de los más grandes de nuestros tiempos, un personaje que describió a nuestra sociedad desde el sentimiento hasta la identidad, desde la muerte hasta la eternidad, desde su células hasta su política. Galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1992. Este mexicano vence a la lápida mortuoria y deja su prosapia en los corazones de los mexicanos.
La poesía es una propiedad para dilucidar nuestra existencia, para ser conscientes en otra manera de ser conscientes, despertar a la realidad y vivir en la inspiración de las letras y en la conquista de las palabras.
Es menester plasmar lo referido por el gran Octavio Paz en su texto titulado “Poesía de soledad” son breves fragmentos que expresan la importancia de esas palabras que ensalzan la expresión humana.
“El hombre, al enfrentarse con la realidad, la sojuzga, la mutila y la somete a un orden de lenguaje, que no es el orden de la naturaleza, se es que esta posee, acaso, algo equivalente a lo que llamamos orden, sino pensamiento. Como un guerrero el hombre lucha y somete a la naturaleza y a la realidad. Su instinto de poder no sólo se expresa en la guerra, en la política, en la técnica, también en la ciencia y en la filosofía, en todo lo que se ha dado en llamar, hipócritamente conocimiento desinteresado.
El miedo a la realidad lo lleva a divinizarla, la fascinación y el horror lo mueven a fundirse con su objeto, quizá la raíz de esta actitud de adoración sea el amor, el instinto amoroso.
La poesía es irreductible a cualquier otra experiencia” Octavio Paz.
La revolución ha sido una palabra que libera la mente y otorga el respiro natural del ser humano, tiene su principio en la búsqueda que es antecedida por la política y por la ideología, ya que todo movimiento de esa naturaleza es un ideal que se persigue en la aspiración. Octavio Paz escribió lo siguiente haciendo alusión a la revolución, revuelta y rebelión; “El descenso de la palabra revuelta se debe a un hecho histórico preciso. Es una palabra que expresa muy bien la inquietud y la inconformidad de un pueblo. Su violencia es el oleaje del mar contra el acantilado: lo cubre de espuma y se retira.
El revolucionario es un filósofo o, al menos, un intelectual: un hombre de ideas. Revolución convoca muchos nombres y significados: Kant la enciclopedia, el terror jacobino y, más que nada, la destrucción del orden de los privilegios y las excepciones.
Desde el principio fue romántica, guerra, aristocrática. Rebelde: el héroe maldito, el poeta solitario, los enamorados que pisotean las leyes. No al cielo sino al infierno: soberbia del príncipe caído, blasfemia del titán encadenado. Rebelión: melancolía e ironía. El arte y el amor fueron rebeldes, la política y la filosofía, revolucionarias” Octavio Paz.
La memoria y la oportunidad de reconocer a los grandes escritores, deja una reminiscencia de lo que nunca se puede extinguir. Es difícil describir en un solo segmento a Octavio Paz, se le puede describir como un escritor, o como un filósofo, como un pensador, ensayista, agudo polemista, editor de revistas, y también como un ideólogo. Hay diversos símbolos que le dan honor a nuestra patria, hay una semiótica impoluta que se extiende en la realidad de cada estado. Cuando Octavio Paz hacía mención sobre los asuntos nacionales tenía un modo muy particular de expresarlo, como
el ejemplo; semillas para un himno:
“La tinta verde crea jardines, selvas, prados, follajes donde cantan las letras, palabras que son árboles, frases que son verdes constelaciones. Tu cuerpo se constela de signos verdes como el cuerpo del árbol de renuevos. No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa: mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.
En una tierra condenada a repetirse sin tregua, todos somos indignos, hasta los muertos enrojecen, hasta los ciegos deletrean la escritura del látigo. Racimos de mendigos cuelgan de las ciudades,casas de ira torres de frente obtusa” Octavio Paz.
El texto no alcanza para describir lo titánico que resultó este gran escritor. No hace falta, sus propias letras lo han hecho y lo seguirán haciendo, su universo es infinito. Siempre defendió a la libertad, él era un hombre de honor, sus obras tiene fuerza y mucha vida, siempre serán un referente y un espacio para encontrarse a uno mismo en la soledad y en la trascendencia.
IN SILENTIO MEI VERBA
Por: Roberto Ahumada
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