“…pero ahora ya estamos mejor, ¿verdad?”
Estamos ya a tres semanas del día de la elección del próximo 7 de junio; no obstante las deficiencias que todavía muestran las leyes electorales, podemos observar puntos interesantes en el nuevo marco legal de las campañas, siendo uno de ellos el de la nueva propaganda de los partidos políticos (dejo de lado las sistemáticas violaciones que ha venido haciendo el PVEM, que, a pesar de las multas que ha recibido –como ‘tarjetas amarillas’ [algún día el INE se atreverá a aplicar la ‘tarjeta roja’], considera que la ‘inversión’ es rentable, y que le dará una buena cantidad de votos).
Hoy la propaganda electoral a través de los promocionales de los partidos políticos, permite la crítica-denuncia de un partido a otro; ya no es necesario usar los recursos desesperados que actores políticos utilizaban antes, ‘por debajo del agua’, para descalificar a candidatos y partidos, sin que los ciudadanos pudieran conocer a sus autores. Antes, el falso pudor político así como el falso respeto, impedían señalar errores y defectos de los gobiernos, de sus partidos y sus candidatos; cualquier mención de esta naturaleza, era acallada inmediatamente para no faltar a la ‘civilidad política’ que debía tener toda campaña electoral (por supuesto que quien detentaba el poder político imponía el silencio a los opositores, aunque sí los descalificaba subrepticiamente).
En este nuevo escenario ha sido el PAN a través de sus promocionales de campaña, el que ha señalado al PRI; algunos de ellos son, el de los relojes del presidente nacional del PRI, de las casas en el extranjero, del nuevo banco del gobernador de Chihuahua comprado con recursos públicos, y del viaje del presidente Enrique Peña a Inglaterra, llevando a 200 invitados.
La respuesta del PRI se observó en dos vías: la primera, lanzando promocionales en los que señalaba las fiestas de legisladores panistas, los moches, y la historia negra de ‘un’ gobernador del PAN (no se atrevieron a decir de qué estado) que construyó ilegalmente una presa (estos primeros promocionales de respuesta del PRI fueron tímidos). La segunda vía fue el recurso de queja ante el INE.
El PAN continuó con otros promocionales más: señaló la ineficaz reforma fiscal de Peña, en general como en la frontera; la corrupción de este gobierno; en Reynosa, Tamaulipas, el gobierno del PRI ha hecho que por miedo, miles de familias se vayan, señalando lo malo que son los gobiernos priistas en materia de seguridad, etcétera.
Otros promocionales del PAN que fueron tomados por el PRI para elaborar los suyos, son los siguientes: las tres del cambio, subir los salarios, bajar los impuestos y mejorar la economía familiar; tres para la seguridad pública, uno que el PRI deje de controlar a la policía, dos que no desaparezcan las policías municipales, y tres, dar protección a los que denuncian.
Ante la precisión y efectividad de los mensajes del PAN, el PRI tuvo que elevar el tono de respuesta, y dejar de lado la timidez (ésta explicable porque no está habituado a que en campaña electoral le señalen asuntos de esta manera; está habituado a atacar al contrincante ‘por debajo del agua’, para poder decir que ellos no hacen ‘guerra sucia’ y sí proponen ‘pactos de civilidad’).
Las respuestas del PRI son sugestivas, porque, por un lado, eluden los señalamientos de corrupción y de infructuosa lucha contra la delincuencia organizada (aunque señalan que ya empezaron a meter a la cárcel a los delincuentes, hasta ‘ese que se le fue al PAN’), y, por el otro, toman aspectos, que para el PAN se vuelven un reto para que los responda, haciendo así más análisis de políticas y acciones de gobierno, y entablando, de esta manera, un diálogo que para los electores puede ser más interesante.
Los promocionales de respuesta del PRI, en este nuevo nivel, hablan de la escuela de tiempo completo, el costo de las llamadas de larga distancia, la baja del recibo de la luz, las tablets y lap top, y preguntan ‘¿tus panistas qué hicieron por nosotros en doce años?, con la respuesta del ‘no me acuerdo’, y ‘por algo será’.
El diálogo en el camión urbano que menciona que el PAN en 12 años no hizo nada, pura guerra, mucho desempleo y no sacaron una sola reforma. La joven que busca en la red los créditos para emprendedores, a la que otro joven le pregunta si ya está con el PRI, y responde ‘la neta, sí’, y le platica los beneficios de las reformas recientes, y el joven termina diciéndole ‘la neta, tienes razón’. El oficinista que le platica a su compañera sobre las propuestas del PAN, quien, a su vez, le pregunta ‘por qué tus panistas no lo hicieron durante los doce años que gobernaron’.
Tomo dos más que ya manejan el miedo, que es el arma fuerte de las campañas del PRI: la señora que teme perder los apoyos si ‘llegan otros’, y el de los plomeros, que si llega uno nuevo ‘todo lo que hicieron’ se perdería y con el PAN sería empezar de cero.
La conclusión de los actuales promocionales del PRI la presenta la vendedora que convence a la ama de casa de votar por el PRI, cuando le pregunta ‘¿Qué no te acuerdas cómo estaban las cosas con el PAN?, y el ama de casa le responde, concediendo, ‘pero ahora ya estamos mejor, ¿verdad?’ (que coincide con los jóvenes que platican en el camión urbano).
La pregunta que tenemos que hacernos los ciudadanos-electores es, si en verdad estamos mejor ahora, con todo y reformas; y no por las reformas, sino más bien por el manejo de gobierno que está haciendo la Administración Peña. Los hechos, como el deficiente crecimiento económico, el aumento de ingobernabilidad que presentan varios estados, la pobreza que sigue aumentando, la reforma educativa que está detenida, etcétera, hablan de que lo que buscan con los promocionales, es un ‘lavado de cerebro’ en los ciudadanos.
De Política una Opinión: Abelardo Reyes Sahagún