Opiniones 

Oratoria y Comunicación / La Columna J

Estimado lector de alchileaguascalientes, nuevamente con el gusto de saludarte, es importante ver el pasado para entender el presente. Los políticos
en su gran mayoría utilizan las palabras para confundir. Continuando con el texto de la semana pasada, señalo que es loable resaltar que existe un riesgo en el desarrollo de las competencias argumentativas, existe un punto muy importante dentro de la retórica, y es que, debe de existir una esencia moral y un principio idealista; los ejes dogmáticos que utópicamente deberían de regir a los alumnos, ya que estos son el futuro y la esperanza para México y para Aguascalientes, de tal modo que, la retórica debe tener un congruente uso y las expectativas de la razón.

Octavio Paz, en alusión a la percepción de la sociedad mexicana ante los cambios muy específicos en el ámbito educativo, señala lo siguiente:
“Las épocas viejas nunca desaparecen completamente y todas las heridas, aun las más antiguas, mañana sangre, todavía, se cree que el sentimiento de inferioridad influye en la predilección por el análisis y que la escasez de las creaciones se explica no tanto por crecimiento de las facultades críticas a expensas de las creadoras, como por una instintiva sociedad preparada para los cambios educativos que comienzan a aportar la política y lo que representa para los mexicanos”. (Paz, 1989, pág. 127) Ramón Xirau, en su libro de “Introducción a la Filosofía”, dice de los sofistas: “fueron un grupo de pensadores griegos que vivieron entre la segunda década del siglo V, A.C. y la segunda década de la centuria siguiente, aunque la mayoría de ellos nacieron en colonias griegas y enseñaron en muchas ciudades helénicas, su labor intelectual la desarrollaron principalmente en Atenas, el centro cultural indiscutido de la Hélade Xirau. Los dos sofistas más importantes son, sin duda, Protágoras y Gorgias, pero destacan también Pródico, Hipias, Trasímaco y Antifon. Otros sofistas
menores fueron Critias, Licofron, Alcidamante y Calicies. Los sofistas son los creadores del arte retórico, el cual surge de la conciencia de un hecho aparentemente trivial, la relación entre el habla y el mundo es, sobre todo, una representación. Esta representación o logos puede ser siempre superior a otro si posee ciertas características. El estudio de estas cualidades tenía como disciplinas fundamentales a la retórica propiamente dicha (el arte de la persuasión a través de la palabra), a la oratoria (el arte de la elocuencia) y a la dialéctica (el arte de refutar y discutir).”

“El desarrollo y profundización de dicho estudio implicaron el origen de la lógica, la gramática y la lingüística. Asimismo, la retórica sofista trajo
consigo el surgimiento y desarrollo de una amplia gama de ciencias de la cultura: la epistemología, la ética, la psicología, la estética, la teoría de la religión, la sociología y la ciencia política. Se podría definir a la sofística como una filosofía crítica de la cultura, cuyo origen y recurso es el cuestionamiento permanente de todo lo humano” (Xirau, 1981) .

La lista de las áreas del saber que se desarrollaron a raíz de la sofística, refleja claramente que el ser humano se había convertido en el centro del
pensar filosófico, dejando en un segundo plano a la naturaleza, preocupación principal de las escuelas presocráticas, hoy en día se podría traducir como la
manipulación que existe en redes sociales por medio de los mensajes hablados.

Sería totalmente falso presentar a los sofistas como simple y sencillamente maestros de la falsedad, su interés por las formas lingüísticas les condujo a analizar el lenguaje, estudiar las figuras retóricas, penetrar en los problemas de la lógica y preparar las vías del pensamiento lógico. Sus argumentos, por falsos que parecieran en tantas ocasiones, requerían de una respuesta. Las filosofías de Sócrates, de Platón y de Aristóteles, son un intento por encontrar soluciones verdaderas a los problemas que los sofistas habían planteado.

¿A cuantos sofistas conoces en nuestros días? Identifica a cada político por sus palabras, pero juzgalo por sus hechos. Nos vemos la próxima semana.

In silentio mei verba, la palabra es poder.
Roberto Valdés Ahumada.