Navidad!!!

A estas fechas le hacen falta menos deseos y más acciones.

El mundo aparentemente se detiene para pasar la noche buena, el ánimo de la gente cambia, las personas se dan la oportunidad para compartir, escribir a los lejanos y convivir con los cercanos. Los detalles abundan y la mejor de las disposiciones se manifiesta en las celebraciones familiares.

Los tiempos de estos tiempos se dedican a la elaboración de platillos suculentos propios de una cena mítrica y el otorgar un obsequio material a los seres más cercanos y allegados. Son destellos de gratitud convertidos en
acciones y deseos.

Las bendiciones del ser humano se manifiestan en la eterna intención de la voluntad de servir.

Esta tradición que ha pasado a lo largo de los siglos, hace alusión al nacimiento de una persona que vino al mundo a dar y a otorgar misericordia.

El enviado de -DIOS- llegó para cambiar la historia. Una historia que en estos días carece de fundamentalistas y de ortodoxos pero que al mismo tiempo ayuda en la reconstrucción de las filosofías de progreso y el sentido de equilibrio que despoja a los humanos de lo material para elevarlos a algo más sagrado.

La navidad en su esencia es el nacimiento de Jesucristo en Belén, tierra que fuera engrandecida por el rey David. Esa noche de bendición es probablemente la fecha universal en la que a lo largo y ancho de este planeta tierra los seres humanos optan por volver a creer en lo importante, la familia, en estas fechas nuevamente los humanos toman con reflexión el solsticio de invierno que enarbola una etapa del año en donde el sol se aleja y la energía emanada de él se debe de resguardar. No es casualidad que esta celebración se presente en el último mes del año, el cual da la pauta para la autocrítica en los modos positivos y las circunstancias más desfavorables, básicamente es el contar con la esperanza de que un nuevo ciclo va a comenzar.

“Lo fundamental de nuestra existencia se base en un encuentro personal, el evangelio está lleno de esos encuentros, en los que la conciencia del ser supremo se ocupa y se preocupa de lo que a nosotros nos ocupa y nos preocupa”.

En la instrucción cabalística y en la formación cristiana la esencia es secundada por el amor y por la paz. La reseña literaria de estas fechas da una consecuencia emergida de un pasado que se ha sostenido por la fe. Bien se dice que la fe es creer en aquello que no se ve. ¿Cómo podríamos existir sin la convicción de un ser mayor?; es patrimonio del intelectual someter a tela de juicio y de estructura de método en apego a la ciencia a todas aquellas cosas o situaciones que no están delimitadas por la lógica establecida.

Con esto podemos observar que del mismo modo es patrimonio del ambicioso el enfocar todo esfuerzo propio y ajeno a la preservación del poder ostentando.

El perseguido de Herodes dio catedra tiempo después de que la perseverancia debe de estar en el bien y que el ser humano de que desee el triunfo de la fe sobre lo material tendrá que encontrar la sabiduría no el deseo sino en la convicción y en lo eterno.

Son fechas de reflexión, son fechas de contacto, también de nostalgia, son fechas en donde el frío nos somete a buscar la calidez humana y a estrechar lazos de fraternidad, no es que sea malo el tiempo, no es que no sea válida la fecha, la autocrítica se centra en que todos estos sentimientos deben estar presentes todo el año.

En una proporción fuera de lógica ¿Qué pasaría si nos olvidáramos de este día en específico y los otros 364 días del año los tomáramos con la esencia de la navidad? Suena fuera de contexto, eso es claro. Pero creo que seríamos más humanos, más reales, celebrar es válido, conmemorar es aún más.

No hay de desear paz y armonía, hay que hacerlas.

La intención es válida, la fraternidad es mejor, desear es grato, hacer es aún mejor. Por una navidad sin miedos y sin apegos.