Muro de los lamentos / Vale al Paraíso

El proverbio árabe reconoce la valía de uno de los objetos más utilizado en el planeta de los vivos: “Al perro que tiene dinero se le llama Señor Don Perro”.

María Félix solía poner dos ejemplos para destacar su incuestionable importancia: “Enamórese o enférmese y sabrá para qué sirve el dinero”.

En la prehistoria las abuelas guardaban el dinero abajo del colchón. Después aparecieron las cajas fuertes exhibidas en la desenfadada intemperie o empotradas en la pared, atrás del modesto cuadro.

Las amorosas consanguíneas y los confiados de siempre disponían del parné al momento, aunque ambas soluciones sucumbieron ante la frenética actividad de las ratas de dos patas; más tarde, apareció ese maravilloso artefacto, visitado los siete días de la semana en tiempos de necesidad monetaria.

Hace siete años, el 15 de mayo de 2010, murió en su casa de Escocia el inventor del cajero automático, John Shepherd Barron, a los 84 años de edad.

Cuenta el obituario publicado en El País, el viernes 21 de mayo de 2010, que este personaje nacido en la India Británica “estaba sumergido en la bañera de su casa cuando cantó eureka. Había sido un día duro, culminado por la decepción de acercarse al banco a retirar efectivo y encontrarlo cerrado. No era la primera vez que le ocurría.Entonces pensó en una máquina de chocolatinas, en el placer de tener golosinas a mano a cualquier hora del día, cualquier día del año. ¿Por qué no podía ser igual con los billetes que echaba en falta para disfrutar del fin de semana?”.

El artilugio era distinto los cajeros actuales. “No había tarjetas plastificadas. En su lugar se usaban unos cheques impregnados en carbono 14 ligeramente radiactivo. Se introducía un código de seguridad y la máquina escupía dinero.Cuando el inventor explicó la idea en Estados Unidos le tacharon de loco. Le dijeron que eso eran ‘cosas de europeos’ que no podía funcionar al otro lado del charco”, añadió el diario madrileño.

Los pocos, muy pocos, los ricos, desdeñan a este mágico aparato por las limitadas entregas de efectivo, que de nada sirven para sus deliciosas compritas, como es el caso de Paulina, la hija del líder y magnate del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, que seguramente no acudió al cajero automático por los casi dos millones de pesos para comprarse, a manera de amuleto, siete brazaletes Cartier, todos lucidos en su reciente boda civil (Reforma, 26/05/2017).

Para los muchos, en demasía, los pobres, asalariados y clasemedieros en desgracia, el cajero automático no deja de ser una especie de muro de los lamentos después de leer el saldo, reflejo de la triste realidad financiera personal.

En México, de acuerdo a los datos proporcionados por el sistema de información del Banco de México, a marzo de este año, estaban instalados 48 mil 927 cajeros automáticos; de esa cantidad, casi 29 mil se localizan fuera de las sucursales bancarias. El Estado de México se lleva el primer lugar con 4 mil 435. Aguascalientes cuenta (apenas) con 582, supera a Campeche, Colima y Nayarit, por ejemplo.

Si el dinero no da felicidad, hay que devolverlo, ¿no cree usted?

Porque alguien debe de escribirlo: La balacera continúa en la casa del muerto. El diputado David Nájera Moreno, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias tricolor, utiliza al huachicolero a sueldo para golpear a sus correligionarios (adversarios) en las redes sociales: Norma Esparza Herrera, presidenta estatal del PRI Aguascalientes, es una de sus víctimas, el mejor ejemplo.

Mario Luis Ramos Rocha subió de prisa los 35 escalones de la escalera que lleva a la planta alta del palacio municipal capitalino. Ni los buenos días regaló.

Se siguió de frente por el corto y estrecho pasillo. Nervioso, anunció su presencia a la secretaria. La colaboradora consultó a su jefe. Lo introdujo al despacho del regidor Netza Ventura. La prolongada plática dio para algo más que tratar el tema de la calor sofocante, deduzco.

“La culpa no la tiene el indio, sino el que lo hizo compadre”, recuerda el sabio filosofo del agrarismo mexicano.

Coda: Ahora resulta que la hipocresía reina en esta tierra de campanarios, supuestamente conservadora. Los espermatozoides reprimidos están incontrolables. En el estado de Aguascalientes el 87% de las mujeres han sido víctimas de acoso sexual callejero, según una encuesta aplicada en 2016 por el Centro de Investigación, Desarrollo, Capacitación y Emprendimiento y la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Más dedicado a entrometerse en los deberes del César que en aplicarse en los deberes de Dios, al obispo José María de la Torre debería preocuparle el alarmante dato. El abandono se refleja en el libertinaje de su libidinosa grey.

¿Qué sigue?

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