Los usos y costumbres vs. las niñas /La caja de Pandora
Aguascalientes, Octubre 18 (2021).- Desde hace 10 años se conmemora el Día Internacional de las Niñas desde Naciones Unidas; es un recordatorio respecto de que las Niñas en todo el mundo, deben ser visibilizadas y reconocidas desde el ejercicio pleno de todos sus derechos humanos.
Las niñas desde que nacen, inexorablemente sufrirán diversas formas de discriminación precisamente por ser niñas, sexo femenino, son mujeres.
En algunas partes del mundo les cortarán su clítoris e incluso los labios menores de su vulva. La intención de esa ablasión genital es atrofiar su placer sexual.
Ellas son sólo receptoras del placer del marido. Aunque prohibido, se calcula 5 millones de niñas son mutiladas cada año. Su obligación es satisfacer el deseo sexual del hombre. Y si sus cuerpos evidencian el paso de los años, entonces se sustituye por un cuerpo más joven; es lo normal, son usos y costumbres.
Ser abnegadas, sumisas, serviles ha sido intrínseco a su condición femenina durante siglos y siglos, es un sistema patriarcal de opresión harto complicado de erradicar.
Tratados, prohibiciones legales, sanciones punitivas, conferencias y foros con todas las voces, en todos los idiomas, en todos los espacios y desde diversas formas exigimos se garantice las niñas tengan derecho a concretar su proyecto de vida.
El matrimonio infantil está prohibido en México. Lo establecimos en la Ley general de derechos de niñas, niños y adolescentes, y en un transitorio establecimos que los congresos locales deben prohibirlo en sus códigos civiles.
Los estados de Hidalgo, Veracruz, Nayarit, Chiapas, Oaxaca, Guerrero con gran población indígena lo han prohibido. El 2º. Artículo Constitucional establece que los usos y costumbres de los pueblos indígenas no podrán estar por encima de los derechos humanos, especialmente los derechos de mujeres y niñas. Pero en muchos pueblos indígenas les vale un comino. Los padres siguen canjeando a sus hijas entre 10 y 12 años por dinero, una vaca o garrafones de mezcal. A veces las matrimonian. A veces vivirán cerca; a veces no las volverán a ver.
Lo que sufrió Angélica de 15 años de Cochoapa el Grande, Guerrero, es un caso de trata de personas con fines de servidumbre humana y sexual a la luz del Protocolo de Palermo.
El estado de riesgo que vivía con el suegro que pretendía violarla, sólo denota que la niña era vista como una cosa, la había comprado para su hijo, igual era de su propiedad y podía hacer con ella lo que quisiera, por ejemplo obligarla a ser jornalera cargando cajas impropias para su edad, y si lo hacía mal le vendría una cachetada. Patriarcado absoluto. Pero la niña huyó para evitar ser violada.
Por usos y costumbres la policía comunitaria atendió la denuncia del suegro y fue por ella; con el uso de la fuerza pública fue encarcelada junto con sus tres pequeñas hermanitas y su abuela. El suegro reclamaba el regreso de su pago con intereses. Porque el caso se hizo público, se tuvieron que apersonar las autoridades del Estado: fiscalía, comisión de asuntos indígenas y derechos humanos. No exento de presiones de pobladores y de las policías comunitarias, se dejó libre a las niñas. No sabemos si tienen medidas cautelares.
Una vez más la letra de la ley cae al vacío por que no tiene valor en estos lugares: no hay instituciones de Estado que la apliquen. Las niñas indígenas son huérfanas de una autoridad que las proteja, son apenas neblina en una montaña imponente: los usos y costumbres.