Los Independientes
El tema de moda hoy son las candidaturas independientes. Y las críticas a ellos son en el sentido de que tuvieron en su pasado, una filiación partidista, y, porque ya no fueron aceptados, se vieron obligados a buscar ser candidatos sin partido. Esa sería la definición más acertada. Algunos de ellos han demostrado que si gozan de la simpatía y apoyo de la ciudadanía.
Pero a los que los critican por su pasado, sería bueno que revisen la historia del movimiento de independencia y nos vamos a dar cuenta que todos los que participaron como «independientes «, buscando un cambio en el país, pertenecían de una u otra manera al sistema al que estaban combatiendo. O sea que si fuera porque en algunos casos militaron en puestos de la corona, o bien por su actividad, estuvieron en el único sistema que en ese momento existía en nuestra patria, y no por eso son los artífices de nuestra independencia.
Cuando se legisló en 2012 el que se permitieran las candidaturas ciudadanas, realmente no fueron cambios en principio a la ley electoral, sino que lo que se hizo fue reconocer el derecho humano de un ciudadano de participar en una contienda electoral de manera individual, teniendo el mismo derecho de los que pertenecen a un partido, o que son dueños del mismo. O sea que debemos estar conscientes que esto fue, y es, un derecho natural de todo individuo, pues así lo exigen los derechos fundamentales de la humanidad.
La reforma que se hizo no fue tampoco una gracia del legislativo y el ejecutivo, sino el resultado de presiones y del juicio que entabló Jorge G. Castañeda, defendiendo su derecho a ser candidato independiente a la presidencia de la república, la cual llegó hasta la Corte interamericana de Derechos Humanos, la cual falló a su favor y obligó a que México revisara ese derecho y se pronunciará sobre de él.
Creo que el escozor que está causando esta figura, que se sustenta en un derecho, es que, según algunas encuestas, la ciudadanía tiene un rechazo muy fuerte a lo que son los políticos, y por ende los partidos, y al haber la opción de algún independiente que tenga la confianza del electorado, pues es apoyado y finalmente no es la figura de independiente lo que llevará a una persona a un cargo público, lo que lo lleva es definitivamente el voto de la ciudadanía.
Pero debemos ser conscientes que si se llena el espectro electoral de independientes, el voto se va a pulverizar, y el descontrol en las preferencias se va a agudizar, y los que dicen que los que no caben en un partido, deberán de pensar que lo importante no es estar o no dentro de un instituto político, sino estar en el ánimo del electorado.
Creo que es el momento en el que los partidos tendrán que revisar su actuar, tanto hacia dentro como hacia fuera, y volver a encabezar las demandas ciudadanas, y a ciudadanos que el pueblo apoye para que sean funcionarios, y sobre todo que sean buenos gobernantes, responsables y, sobre todo, que se erradique la corrupción y la impunidad que tanto han hecho daño al país.
Debemos de ser conscientes de que no es lo mismo ser un buen candidato, aún siendo independiente , que ser un buen gobernante. Debemos pensar también en la gobernabilidad que deberá de tener el país, y sobre todo la relación entre las autoridades de todos los niveles, que cuando no sean del mismo partido, o bien independientes, deberán de privilegiar los intereses del pueblo y el bienestar de todos y cada uno de los mexicanos.
Todos los actores políticos de nuestro país deberán estar conscientes de que los derechos están inclusive sobre los de las instituciones.
Por: Felipe González González