Los contrapesos del poder
El futuro está cambiando
La democracia es un sistema que de manera natural expresa su existencia con el principio inasequible de la igualdad. No se puede entender un sistema bajo su ideal, sin los equilibrios propios que emanan del mismo. De manera muy específica y hermética la democracia tiene su división de poderes en los entornos; ejecutivos, legislativos y judiciales.
No obstante, en la democracia se presentan ciertas convulsiones que alejan a las membranas de la armonía entre los poderes citados.
“Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía»: Bolívar
En la pasada elección presidencial, México fue testigo del hartazgo social y de la decisión de las mayorías, el punto medular del contexto es poder apreciar que en este caso específico, MORENA obtuvo una gran mayoría tanto en las posiciones legislativas (las cuales se sobre entienden como el Senado de la República, la Cámara de Diputados y los Congresos Locales), y del mismo modo la presidencia de la República y una gran cantidad de Estados. Siendo así, existe un desequilibrio dentro de nuestra democracia, la cual estará sujeta a diversos cambios y pretensiones.
El Partido Acción Nacional, se encuentra en plena renovación, ciertamente se puede inferir; que sufre una crisis de identidad y que después de 18 años se encuentra en una posición verdaderamente compleja. Se cuenta con un padrón sumamente inflado de militantes, y al mismo tiempo tiene muchos grupos pequeños con grandes aspiraciones e intenciones sobre los cotos reducidos de poder que aún existen. De tal modo el PAN vuelve a tener la gran oportunidad de construir una oposición ejemplar, como en aquellos tiempos en los que Diego Fernández y Clouthier levantaban la voz y enarbolaban el argumento en contra de la tiranía.
Del mismo modo el PRI no cuenta con la sagacidad que tuvo cuando comenzó el sexenio de Felipe Calderón. En esa circunstancia contaba con dos
operadores que hicieron equilibrio y desequilibrio para sus intereses. Tanto Emilio Gamboa, como Manlio Fabio Beltrones fueron piezas claves para que el PRI tuviera mejores condiciones de las que se encontraban. Hoy en día
esos operadores no se encuentran en las mejores de las tesituras. De tal modo que esa expresión política no cuenta con los elementos necesarios para generar esos contrapesos tan necesarios, están más preocupados por sobrevivir a la situación, que ocupados en el equilibrio del poder.
La naturaleza tiene la inmutable capacidad de poder generar esquemas de debilitamiento ante las circunstancias que se presentan con ínfulas de ostentación. Lejos de cualquier particular postura que sea emanada de la clase política o de la sociedad, Andrés Manuel López Obrador tendrá que enfrentar ciertos contrapesos que van mucho más allá de su poder político o de su alcance de operativo.
En un mundo globalizado los efectos emanados de cada nación tienen su repercusión de manera inmediata, de tal modo que; si las políticas públicas no son eficientes, muy pronto comenzaran a existir secuelas, las cuales se traducen en el enojo social, y como bien es sabido, el ánimo social es el mayor verdugo que puede tener un político o un proyecto de nación.
Los mercado financieros, la estabilidad del peso y la economía, están exentos de cualquier discurso populista, están exentos de cualquier pretensión de manipulación enervada por líneas de odio anti sistema. Ni George Soros, ni Warren Buffett están blindados a este tipo de fenómenos. Son contrapesos que nadie puede controlar, pero que están muy presentes.
Los contrapesos son necesarios, los contrapesos son naturales, los contrapesos son forzados o por inercia.
Cuando existe una fuerza que es en sí una amenaza, con presteza absoluta se encontrará una resistencia.
El poder no se crea, ni se destruye, solo se transforma.
IN SILENTIO MEI VERBA.