Lo que el viento se está llevando / Vale al Paraíso
El Partido Revolucionario Institucional, al tenor de ya encarrerado el gato friéguese el ratón, inició el recorrido a la elección federal 2017-2018, siguiendo los dictados de la antiquísima liturgia escrita en 1929, por Plutarco Elías Calles y la revolución institucionalizada.
En el plano nacional.
La semana pasada llevó a cabo su Asamblea Nacional número 22. No hubo sorpresas. Menos sombrerazos. Tampoco muertos y heridos. El mando vertical que le caracteriza se mantiene intocado. Forma parte del ADN. Es el hueso principal de la maltrecha columna vertebral.
En la reunión los priistas reformaron los estatutos para permitir la candidatura presidencial a personajes que no militan en el tricolor; eliminan el fuero constitucional; y fumigan a los Chapulines Legislativos que cómodamente transitaban por la escalera eléctrica plurinominal sin arriesgar el pellejo en el campo de batalla del voto por tierra, aunque la propuesta aprobada por los asambleístas, recibió el rechazo de un sector minoritario de la nomenclatura conservadora, de algunos notables Dinosaurios y de Lorena Martínez, dirigente del Movimiento Territorial, argumentado que el INE puede echar abajo la medida por “ilegal”, a lo que el vicecoordinador de los diputados priistas, Jorge Carlos Ramírez Marín, respondió que "es preferible que la corrección sea hecha por las autoridades judiciales, a que nosotros tengamos que enmendarle la plana a la Asamblea".
Vendrá septiembre con el quinto informe del presidente Enrique Peña Nieto. La ceremonia del grito de independencia. Y el desfile militar del 16. Octubre servirá para velar armas. Y en noviembre el PRI destapará a su candidato presidencial; por lo menos así ocurrió con Luis Donaldo Colosio, el domingo 28 de 1993; con Francisco Labastida Ochoa, el domingo 9 de 1999; y con Roberto Madrazo Pintado, el domingo 13 de 2005, aunque en el caso de Carlos Salinas de Gortari el anuncio se dio el domingo 4 de octubre de 1987.
En la tierra de J. Guadalupe Posada
A partir del miércoles 26 del mes reciente el avispero se movió con el cónclave de cinco dirigentes nacionales, un delegado general, y dos políticas y 14 políticos aguascalentenses, en el edificio sede del Comité Ejecutivo Nacional, donde convivieron más de mil años de feliz existencia terrenal.
En el veraniego parque jurásico destacó la presencia de los Dinos encabezados por Augusto Gómez Villanueva, deudor de tres meses de consumo de energía eléctrica doméstica antes de que el Creador hiciera la luz; de las y los incorregibles Chavorrucos; de las efigies del Museo de Cera; de las y los recurrentes Perdedores que no ganan, ni siquiera, una elección estudiantil; de las y los herederos del Padre Plurinominal y del Cachorro de la Revolución, José Carlos Lozano Rivera Río, quien pretende pegarles a todas las piñatas pero a ninguna le atina.
El presidente Enrique Ochoa Reza presentó al nuevo delegado en Aguascalientes, Francisco Escobedo Villegas, de refinadas aficiones, como maicear a los opositores para sumarlos a la granja. Firmó la convocatoria para la renovación del elitista Consejo Político Estatal 2017-2020, integrado por 372 militantes, y considerado el soviet de la parroquia priista. Y llamó a la “unidad”, siempre invocada pero nunca presente, como lo acredita el punzante mensaje en redes de Roberto Tavarez Medina, expresidente del PRI local, a propósito del conclave: “…significa mucho de los que ya no se quiere ver”; o el dirigente campesino, diputado David Najera, quien no se siente representado por ese selecto grupo; o el dirigente de la CTM aguascalentense, Alfredo González, que se dice abandonado por el PRI; o el exdirigente estatal, Isidoro Armendáriz, quien satanizó a las cuotas, los cuates, los socios y los padrinos enquistados en su partido; o el violento documento circulado para desacreditar a Lorena Martínez, la candidata derrotada; pero esas manifestaciones chocan en la pared que sostiene el cuadro colgado en la sala de presidentes del CEN, donde se advierte que “Dios bendice este hogar”.
Mañana, en una abrir y cerrar de ojos, se registra la fórmula (presidente y secretaria general) que conducirá la carroza del muerto en Aguascalientes, para las próximas elecciones local y federal. Con los mencionados no se hace ni la mitad de un taco. Para el roster de siempre es imposible hacer cosas nuevas, diferentes, como ganar una elección, añorada desde hace seis años.
A políticas y políticos, los 10, 20, 30, 50 años de experiencia los hace más viejos pero no más inteligentes ni más competitivos.
Porque alguien debe de escribirlo: Desde la época de Los Picapiedra, la cúpula priista de la aldea viene remendando ese trapo llamado “unidad”, pero está demostrado que costureras y sastres desconocen el arte de poner un botón en la camisa, por lo menos.
De mis archivos saco la fotografía mostrada en primer término, donde se capta aquella reunión celebrada el sábado 22 de agosto 2009, hace ocho años.
Gabriel Arellano Espinosa goza de cabal salud, pero fuera PRI. Lorena Martínez, Fernando Palomino, Fernando Gómez e Isidoro Armendáriz completan el bíblico cuadro de la Primera Comida de los que se mascan pero no se tragan.
La segunda gráfica corresponde a la reunión del CEN del PRI, con Enrique Ochoa Reza, el miércoles 26 del mes reciente.
La misma historia. Cambian algunos personajes foráneos. Solamente.
marigra1954@gmail.com