Last Holiday / Güero
Hoy quisiera compartir con ustedes una breve reseña de la película “Last Holiday”, traducida como “Las últimas vacaciones”. Este largometraje del año 2006 lo vi por segunda ocasión ayer por la noche. Se encuentra actualmente en Netflix. Dirigida por Wayne Wang (Sueños de amor, Cigarros, The joy luck club), y protagonizada por Queen Latifah, LL Cool J, Timothy Hutton, Giancarlo Esposito, y Gérard Depardieu. Georgia Byrd es una dependienta del departamento de cocina en una tienda departamental de Nueva Orleans. Recatada, tímida y soñadora, ha visto pasar la mitad de su vida sumergida en la rutina.
Sus aspiraciones personales y profesionales las lleva registradas en un diario titulado “Posibilidades”, en él ordena imágenes de su rostro y del compañero de trabajo que le gusta, sobrepuestas en escenas de matrimonio, platos de alta cocina cocinados por ella en su propio restaurante, viajes, entre otras. Registra mediante imágenes visuales su futuro tal cual le gustaría que fuera. Para su mala suerte, sueña despierta puesto que su vida es promedio, lejana de toda
emoción o expectativa.
Accidentalmente sufre un accidente en el trabajo. Se golpea fuertemente la cabeza y es llevada de inmediato a realizarle una tomografía. El análisis concluye que sufre de una enfermedad terminal degenerativa. El médico que hace el diagnóstico le augura 3 a 4 semanas más de vida. Comienza la cuenta regresiva de sus últimos días. Después de escuchar la dura realidad, al comienzo llora desconsolada, se lamenta de su suerte. Posteriormente reencuadra su situación y decide pasar de víctima a aventurera protagonista de su destino.
Siempre había querido conocer y probar las delicias de la alta cocina del reconocido gran chef Didier (Gérard Depardieu), así que sin pensarlo dos veces, renuncia a su trabajo, extrae sus ahorros bancarios y cobra los bonos heredados por su madre, para viajar a Karlovy Vary en República Checa y hospedarse en la Suite Presidencial del Grand Hotel Pupp.
A partir de esa decisión, cambia su vida. Irónicamente, derivada de la noticia de su padecimiento mortal, toma el valor para hacer lo que siempre había soñado pero postergó indefinidamente. Qué ironía comenzar a vivir cuando te dicen que estás próximo a dejar de existir. A veces tiene que venir una gran sacudida para espabilar, para tomar seguridad y confianza ante las adversidades, sin duda nuestra protagonista pasó por dicho predicamento.
Es así que mientras viaja en clase turista rumbo a su destino vacacional, opta por incomodarse del reducido espacio y pide ser reubicada a clase business. Se hospeda en la más lujosa habitación, brinda generosas propinas al personal del hotel, compra los vestuarios de diseñador que le apetecen y hacen sentir mejor, se consiente en el spa con terapias relajantes, experimenta la libertad al tirarse al vacío y, no menos importante, cata toda la comida del menú en el
restaurante del chef Didier. Decide vivir intensamente el limitado tiempo del que dispone. Decide aprovechar cada instante antes de marcharse de este mundo y ser olvidada. Se lamenta por no haberlo hecho antes, cuando su salud estuvo intacta.
El médico que le practicó la tomografía a Byrd tiene dudas de su diagnóstico. Es tanta la desconfianza de la precisión que se mete él mismo a la máquina. El aparato arroja algo similar a Georgia, lo que le hace concluir que no fue preciso determinar la enfermedad terminal. Ella está sana, no va a morir. Decide comunicarlo en persona asistiendo a su domicilio. Para su mala suerte, en casa solamente está un pequeño que recibe el recado. El médico no conforme con
informar a su familiar, envía un fax hasta República Checa disculpándose por el mal diagnóstico.
En camino se encuentra su amor irrealizado, el compañero de trabajo que aparece en sus fotos vestido de novio, protagonista en sus “posibilidades”. Suda a chorretones porque no le gusta volar. Sufre por las turbulencias. Un pequeño a su lado lo tranquiliza y le menciona que dibujar ayuda a quitar esa desagradable sensación. Al llegar por fin a su destino, besa el suelo en señal de agradecimiento por seguir vivo.
Antes de conocer su verdadero diagnóstico, Byrd no tiene nada que temer. Se comporta con naturalidad, es amable y se libera de las caretas, de las apariencias hacia los demás. Uno a uno comienza a tocar los corazones de toda persona con la que entra en contacto, desde el botones, hasta el chef Didier, el senador por su estado, incluso la amante del dueño de la empresa para la que trabaja. A cada persona la escucha y va dejando lecciones que les hacen pensar fuera de la caja, de lo convencional. Al senador lo invita a pensar en la comunidad que representa, a la amante de su patrón a valorarse a sí misma y dejar su modo de vida por una carrera universitaria e independizarse del yugo al que está sometida. Al final, cuando su jefe queda solo y opta por
tirarse desde el último piso del hotel, Byrd lo acompaña para que desista de hacerlo. Le presenta razones para continuar, para muestra su historia personal.
Por fin su enamorado aparece, se comprometen. Emprenden el negocio de restauración en su natal Nueva Orleans, eso sí, asesorados por el mismísimo chef Didier en persona. La moraleja de esta emotiva historia es clara: vivir es increíble, a pesar de las limitaciones, de los problemas. La vida está ahí para el que realmente se atreve, para el que no pretende ser alguien más, para el que no vive de la apariencia, para el que tiene el valor de arriesgarse a darlo todo sin esperar nada a cambio.
Este film nos invita a pensar, a reflexionar la fragilidad de la existencia, los reveses de la vida misma que llegan sin dar aviso. Las preguntas que me hice luego de verla fueron:
¿Si hoy fuera mi último día, estaría satisfecho con mi pasar por este mundo?
¿Cuántos sueños tuve inconclusos que dejé en el tintero?
¿Qué Dejé de hacer por miedo, inseguridad o simplemente dejadez?
¿Soy feliz?
¿Cuál es mi legado y aportación a la humanidad?
¿Cómo me gustaría ser recordado?
¿Cuántos corazones he tocado?
¿Cuántas vidas he cambiado?
¿Vivo intensamente en el aquí y el ahora?
¿Qué haré diferente a partir de hoy?
La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, maestro en psicoterapia gestalt adultos y capacitador en gestión efectiva de recursos humanos.