La realidad social no existe, me dijeron
El año 2012 en una reunión de altos funcionarios ejecutivos, expresé algo así:…es importante ser cauto con la realidad social… No me di cuenta en que momento ofendí los inmaculados oídos del más poderoso de los servidores públicos presentes, que con pedantería áulica e imperativa, volteó hacia mí y sin mirarme, espetó: “¡… la realidad social no existe…!”, dijo otras dos frases inconexas pero retóricas cuyo significante fue: hasta aquí, acabó la discusión. Confrontación que nunca hubo. Lo entendí con prudencia, guardé silencio como obedece al comportamiento de toda función de Estado, (no era espacioacadémico ni especulativo). Tengo para mí que dicho funcionario no sabe lo que dijo. Me explico, la razón es simple, efectivamente hay una escuela filosófica que explica que la realidad está en el sujeto, quien es el que le da vida (cognitiva)al mundo de la naturaleza, de la sociedad, del pensamiento; también me dio motivo de reflexión yme permitió entender que la realidad es continua.
Efectivamente, por ejemplo, las palabras ética y política, no distinguen el punto exacto en que, en LA REALIDAD, la ética deja de ser política (problemas colectivos) para convertirse en ética (carácter), o a la inversa, la política deja de ser ética (amoralidad) para convertirse en política. Esa conversación que poco les importa (creo) a los que estaban presentes, me permite entender que el profesante es quienselecciona unos términos u otros,y con ello proyecta sobre la realidad la diferencia que parecía indiscutiblemente objetiva.
La anécdota anterior ilustra queel gobernado crea realidades al predicar sus juicios, usa una variedad de palabras con las que juzga la ética y la política de los gobernantes. La lengua es discreta y se acomoda a la manera de loslíquidos, toma la forma del discurso que la contiene; se puede decir que la realidad es inocente, que el lenguaje le quita esa candidez.Comprender lo anterior resulta fecundo, permite la comprensión cabal de por qué quienes detentan poder político, más todavía,poder político autoritario, se asignan la franquicia de la única realidad, la que ellos designan.
Nuevos términos, a veces también, nuevos significados, para términos antiguos crean nuevas realidades, este mísero detalle fue olvidado en la conversación que narro.Realidadessobre las que, en estricta correspondencia, es preciso aplicar nuevas medidas, precisamente las que debe defender el poder político. El reciente problema de los trabajadores de la educación (Sección 1, SNTE) es un buen ejemplo, la parte oficial dijo: los demandantes “están confundidos”,“será todo aclarado en ventanillas”;por su parte, los trabajadores mostraron varios puntos todos ellos en agravio de sus salarios. El predicado:“están confundidos”, no fue una gramática inocente, buscó la base de una legislación de autoridad a modo,en la que pudiera “ganar-ganar” la “confusión” normativa del capítulo 1000 (pago salariales), una“legalidad especial” creó una nueva realidad: Trabajadores de la Educación confundidos. Empero, el Jefe de las Instituciones del Estado informó su acuerdo de satisfacer la demanda a la que llamó reiteradamente “justa”, incluso, alabó el desempeño profesional del gremio educativo. El Titular del Poder Ejecutivo arregló y se hizo cargo del conflicto. Sentencia: creó una nueva realidad social. ¿Y la confusión…y las aclaraciones de ventanilla…? Fueron escenografía de otra realidad social, afortunadamente superada mediante un acto de gobierno reivindicador del salario de Trabajadores de la Educación.
Sentar las bases discursivas y conceptuales, de manera exagerada o no,hace que los argumentos creen “imégenesilocucionarias” (Ferdinand de Saussure) que permiten las bases para legitimar el desafío de naturalezas distintas y en conflicto. La realidad social está presente en la convivencia comunitaria; también en la gerencia de la administración pública; desde luego, en cómo los políticos perciben la vida colectiva y sus conflictos; no menos importante, cómo advierte el pueblo el conflicto en el cruce de los discursos.
Los expertos saben la diferencia entre consenso y conflicto, palabras no inocentes, tienen sus bases ydiferencias: consensar y no atender el conflicto; no consensar y atender el conflicto; atender o no atender ambos. El lenguaje, cárcel del pensamiento, criba palabras y conceptos para lograr interpretaciones y analogías, metáforas y convenciones. Es decir, la realidad social sí existe. El sujeto le proporciona vida.Le singulariza contenidos, al propio tiempo le permite una vivencia que pone a su alcance las diferencias de argumentos en pugna. No le demos vuelta, la realidad se padece. Lo que pende depende, y la realidad social pende de las percepciones y subjetividades con las que se haganparáfrasis y equivalencias.
Al ser cauteloso de la realidad social el Gobernador del Estado solucionó un serio problema. Regresa la armonía social, una realidad social quetodos debemos defender, sin excepción.
Por: Ignacio Ruelas Olvera