La oratoria y el proceso de aprendizaje / La columna J
Estimado lector de este reconocido medio, como cada semana seguimos abordando el tema de la oratoria y el proceso de aprendizaje. En el discurso del profesorado es habitual encontrar, como motivo de los problemas de aprendizaje y de convivencia, la escasa motivación de los alumnos, que se traduce en un aumento de los comportamientos disruptivos. Tecnológico Universitario, no es la excepción. Ante esta situación, el docente dirige la mirada a la sociedad como causante de estos hechos, a la crisis de valores, a la propia crisis socio-familiar y a muchos elementos, aparentemente externos a la escuela, que lo lleva, en definitiva, a no abordar el tema con la seriedad que debiera.
El autoconocimiento, la empatía, la comunicación asertiva, la mutua confianza, la autoestima, las habilidades sociales o la cooperación, son sólo algunos aspectos tratados por la educación emocional y hacia ellos debemos dirigir nuestra labor docente. Resulta necesario potenciar el desarrollo de competencias emocionales a través de estrategias de enseñanza, como la oratoria y el debate en las que los intereses humanos se adueñen de un contexto educativo marcado por la competitividad y la selección de alumnos de calidad, entendidos éstos como los que obtienen las máximas puntuaciones en los exámenes y, por ende, las mejores calificaciones en todas las áreas.
Es una herramienta que permite desarrollar elementos de seguridad y confianza, o cual genera un círculo virtuoso de manera personal. Existen diversos factores en la oratoria, uno que resulta importante, es el proceso constructivista en el cual, al momento de expresar una idea, genera un precedente de asimilación cognitiva y posteriormente este precedente resulta un elemento adicional de aprendizaje y un nuevo referente para expresar.
Uno de los principales objetivos que tiene este arte, es poder convencer, o en su casa persuadir al grupo de personas que este frente al orador.
Bajo el título de “Ecología de la comunicación” Abraham Moles expresa que de cierto modo al docente le interesa las tendencias sociales que se concatenan en el aula, se traduce como ecología de la comunicación a la ciencia en desarrollo, así lo expresa;
“De las relaciones e interacciones que existen entre las diferentes especies de actividades de comunicación en el seno de un conjunto social distribuido en un territorio, ciudad, estado, globo terrestre” (Castillo D. P., 2009, pág. 235)
Y añade:
“La ecología de la comunicación es el conocimiento de estas redes, de su desenvolvimiento, de su interacción y la importancia que ella tiene en los actos y en los comportamientos humanos, o eventualmente en las condiciones de vida y de agrupamiento de los seres”. (Brassel, 2005, pág. 237)
Se menciona primeramente la importancia de la asignatura de la oratoria, por la progresión lógica que implica, es decir, la oratoria funge como una base para que, a partir de la elocuencia, la buena ilación de las ideas, y una estructura mental organizada y lógica se puedan expresar y colocar mensajes, ya sea con persuasión o con reflexión. Posteriormente en la misma progresión de que primero existen las ideas y después las posturas, los alumnos puedan tener la capacidad de argumentar.
Primeramente, debe de existir el bien decir, para que por ende pueda existir el bien argumentar.
Todo trabajo docente tiene base en sus principales conceptos filosóficos, como lo son la ejecución del bien común o la promoción de la justicia social. Así también es loable que, en los centros educativos de educación superior, se consideren los medio para poder llegar a mejore fines, justificando con ahínco la consideración de nuevas estrategias.
La percepción de un alumno debe ser empática, como lo señala Dewey: “En la educación se debe de comenzar a utilizar la filosofía ganar/ganar, y esta sólo puede sobrevivir en una organización cuando los sistemas brindan sustento ideal, básicamente se consigue lo que se recompensa, si se quiere lograr metas y reflejar los valores sociales con una efectiva comunicación, el sistema de recompensas deber ser congruente con las metas y los valores. Cuando falta esa congruencia sistemática, se dirá una cosa para hacer otra” (Dewey, 2018)
En esta era de la comunicación se da el surgimiento de nuevas influencias, de manera circunstancial se presenta la oportunidad para tomar nuevos contextos que pueda reforzar la formación de los estudiantes, de lo contrario las crisis se pueden extender aún más en temas de ideología, de compromiso, de responsabilidad, es decir, conlleva a que las universidades produzcan egresados sin habilidades lingüísticas, retoricas y orales, lo cual tarde o temprano repercute a todos los que conforman una sociedad.
In silentio mei verba, la palabra es poder.
Roberto Valdés Ahumada