La manzana envenenada de Carlos Lozano / Vale al Paraíso
El personaje central de la historia de hoy, dista mucho de parecerse al Satanás que convenció a Eva para que le regalara al inocente de Adán el prohibido fruto, origen y consecuencia del sufrimiento, dolor, sudoroso trabajo y la alcanzable muerte, padecidos por las mujeres y los hombres de este planeta.
Quizás, de haberse comido el pobrecito de Adán un plátano dominico o una naranja de Montemorelos, ambos productos del árbol de la vida, estaríamos disfrutando de la interminable y feliz permanencia en estas calurosas tierras para ver campeón a mi Cruz Azul y devolverle los honores a la cándida manzana, “rica en fibra”, dice mi amigacho don Ramiro.
Lucifer es una blanca palomita de la Plaza de la Patria comparado con Carlos Lozano de la Torre, el entonces gobernador de Aguascalientes, quien le obsequió a la esposa del magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Aguascalientes, Juan Manuel Ponce Sánchez, una concesión de taxi para saciar su venganza por la afrenta recibida.
El 8 de mayo de 2014, el pleno del Congreso del Estado conoció de la iniciativa presentada por la diputada María de los Ángeles La China Aguilera Ramírez y otros títeres de Lozano de la Torre, para reformar el artículo 52 constitucional, a fin de otorgarle al otrora magistrado presidente del STJA, Fernando González de Luna, la posibilidad de ampliar su período en el encargo.
El documento redactado en la Jefatura de Gabinete estatal mereció el rechazo de los magistrados encabezados por Ponce Sánchez, que recordó a los diputados del PRI-PVEM el lema juarista de “el respeto al derecho ajeno (a decidir entre pares) es la paz” y fundamentó la ilegal, como innecesaria, intromisión del Poder Legislativo en el Poder Judicial.
Finalmente, la grosera maniobra de entronizar a perpetuidad a González de Luna no se consumó, principalmente, porque estaba “enrareciendo el clima político” en la entidad, justificó el legislador priista Jorge Varona Rodríguez.
Desde el 29 de mayo de 2014, el gobernador Carlos Lozano se guardó el agravio. Lo horneó en la estufa del rencor. Poco antes de entregar la administración le regaló a Marisela Romo Montes, esposa de Ponce Sánchez, unas placas para ruletear el taxi, ahora de su propiedad, con la perversa intención de someterlo al escarnio ciudadano y para exhibirlo en la plaza pública como un impartidor de justicia amoral, porque de ilegal nada tiene la aceptación de las láminas.
Si en el mundo de los perros hay clases sociales, con mayor razón, en los dominios de los magistrados del STJA. Mientras Ponce Sánchez recibía unas míseras placas para manejar el acalorado vehículo de alquiler, González de Luna se veía favorecido con el confortable fíat notarial numero 59, por haberse desempeñado como el diligente damo de compañía del gobernador, a primeras comuniones, comilonas en Casa de Gobierno, bautizos, despedidas de casados, funerales y quince años, entre otros eventos sociales.
Imagínese usted al ahora exgobernador Lozano de la Torre llamándole a Ponce Sánchez para recomendarle un “asuntito” en el Poder Judicial. ¿Qué hará el ingenuo magistrado presidente? ¿Inclinará la balanza de la justicia hacia el lado de la gratitud? ¿Colgará el inmaculado ayate de la imparcialidad en el perchero de su oficina? ¿Se hará que la virgen le habla, desatenderá los ruegos de Lozano y quedará como el mal agradecido de la aldea?
Ponce Sánchez debería limpiar su fama pública, labrada con ahínco, seriedad y responsabilidad en su vida profesional, juzgado familiar y la cátedra universitaria. Romper el compromiso con Lozano de la Torre. Devolver la manzana envenenada, es decir, las placas del glóbulo rojo. Y agradecer su participación en la tómbola sexenal del lozanismo, al fin, desde 2014 recibe el nada despreciable salario anual de 1 millón 782,451.92 pesos, más aguinaldo y prima vacacional.
Porque alguien debe de escribirlo: Reapareció en el corazón de la zona dorada de la ciudad de Aguascalientes, el exgobernador Carlos Lozano de la Torre. La jauría periodística detectó su sigilosa presencia. Se le fue encima. Le preguntó por su cuestionada administración y los asuntos públicos por aclarar.
“¡No me acosen, respeten mi privacidad, no voy a declarar nada!”, atinó a responder muy molesto, con el rostro descompuesto.
Lozano de la Torre pretende la candidatura a senador. Durante su reinado dinamitó al PRI Aguascalientes, que perdió hasta la camisa tricolor.
Su entrañable amistad con Ricardo Monreal Ávila —de quien fue su cercano colaborador en el gobierno de Zacatecas—, le abre la posibilidad de abandonar al PRITANIC para sumarse al Movimiento de Degeneración, perdón, Regeneración Nacional, cooptado en Aguascalientes por el senador David Monreal Ávila, hermano de Ricardo.
En un descuido de Nora Ruvalcaba Gámez, Lozano de la Torre encabezaría la fórmula senatorial de Morena, junto con la combativa profesora, al cabo, algunos de sus subordinados ya se fueron de avanzada por la vereda tropical.
El gran error del exgobernador, quizás fatal, será escoger la batalla equivocada.
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