La libertad de prensa cae a niveles de hace una década
Mayo 02 (2014).- 2013 fue un muy mal año para la libertad de prensa en el mundo. El grado de libertad para ejercer el periodismo cayó ligeramente y se situó en su nivel más bajo desde 2004, según el informe anual de la organización Freedom House, difundido este jueves. Los detonantes están en Oriente Próximo y el Norte de África, aunque también mermó la independencia en países de otras regiones, como Ucrania y Turquía.
Tristemente la libertad de prensa sigue siendo una flagrante excepción en el mundo. Solo disfrutan de ella un 14% de la población mundial, lo que significa que solo una de cada siete personas vive en un país en el que la cobertura de noticias políticas es «robusta», la seguridad de los periodistas está garantizada, la intromisión del Estado en los medios es «mínima», y la prensa no sufre «onerosas» presiones económicas o legales. Basta mirar la distribución del grado de libertad en un mapa del mundo para comprender al alcance de tal excepción.
España empeora y se acerca a los países parcialmente libres
En la clasificación de 2013, la calificación de la libertad de prensa en España empeora en un punto, pasando de 27 a 28, y de la posición 52 a 53 sobre el total de 197 países. España se encuentra a solo tres puntos de la nota 31, a partir de la cual se sitúan los países parcialmente libres. El informe, sin embargo, no hace ninguna referencia a España ni a los motivos de su evolución. En el conjunto de Europa, destaca la mejora de Italia -que sigue siendo parcialmente libre- y el empeoramiento de Grecia y Reino Unido. Aún así la región -que no incluye la parte más oriental- se mantiene como la de mayor concentración de libertad de prensa en el mundo. Del total, 29 son considerados libres, 12 parcialmente libre y uno no libre, que es Turquía y que supone la principal novedad respecto a 2012.
A la semejanza de un espejo que mide la solidez democrática de países y regiones, el mapa muestra cómo los llamados países completamente libres se concentran en América del Norte; y en el oeste, centro y norte de Europa; con las destacadas excepciones de Costa Rica, Uruguay, Ghana -la única nación africana-, Israel, Japón, Australia y Nueva Zelanda. La libertad parcial se concentra en Europa del este, tanto en el sur como en el centro; en la mitad de los países africanos, mayoritariamente en América Latina y en otros casos contados, como India, Corea del Sur, Indonesia y Filipinas. El resto del mundo lo colman naciones sin libertad de prensa, con un amplísimo dominio del noreste de África y de Europa, Oriente Medio y gran parte de Asia.
De los 197 países analizados en el informe de Freedom House de 2013, elaborado a partir de una serie de preguntas en 23 metodologías, 63 son calificados de libres -el mismo número que en 2012-, 68 de parcialmente libres -por debajo de los 70 de un año antes- y 66 de no libres -dos más que en 2012-. Respecto al año anterior, Libia, Sudán del Sur, Turquía, Ucrania y Zambia entran en la categoría de no libres. También destaca la degradación en las evaluaciones de Estados Unidos -a raíz de la presión por las revelaciones del espionaje de la NSA-, República Centroafricana, Egipto, Grecia, Montenegro, Jordania, Kenia o Uganda. En el otro extremo, sobresalen las mejoras de países africanos, como Mali, Costa de Marfil y Togo fruto de distintos avances legales.
Noruega y Suecia siguen en la primera posición de la clasificación, a las que este año se une Holanda. Los tres países reciben una calificación de 10 sobre 100. En la parte baja de la lista tampoco hay grandes cambios y Corea del Norte (97) se mantiene con el deplorable calificativo de ser el más país con menos libertad de prensa del mundo, lo que hasta 2012 compartía con Turkmenistán, que ahora es penúltimo. Los últimos puestos los siguen colmando países como Siria, Cuba (que mejora dos puntos), Guinea Ecuatorial, Irán, Bielorrusia o Eritrea. La nota del conjunto del mundo cayó 0,31 puntos el año pasado respecto al anterior.
Los descensos en el listado se deben, según el documento, al creciente deseo de los gobiernos -especialmente en estados autoritarios o en entornos de polarización política- de controlar el contenido informativo, ya sea mediante intimidación física a periodistas que cubren protestas o notícias delicadas, restricciones a la labor de reporteros extranjeros, o mayores coacciones a medios ‘online’. Además, la libertad también se vio cercada por propietarios privados de medios -sobre todo los próximos al poder político- que «alteraron líneas editoriales o que tras adquirir un medio independiente despidieron a trabajadores», por ejemplo en Ucrania, Turquía y Venezuela. De hecho, los indicadores que han sufrido un mayor descenso son el sesgo editorial, el control sobre los contenidos y la habilidad física de periodistas de cubrir eventos.
Y es que, lamentablemente, cuanto mayor es la protesta mayor es el riesgo para el informador. El informe menciona los ataques a reporteros que siguieron el año pasado protestas ciudadanas en países, como Ucrania, Turquía, Egipto, Brasil, Venezuela, Tailandia, Jordania y Uganda. En la misma línea, evitar la cobertura de información comprometida es otro de los grandes objetivos de los gobiernos autoritarios. Por ejemplo, Rusia y China amenazaron o declinaron de renovar el visado de residencia a prominentes periodistas extranjeros; o mientras Egipto arrestó a trabajadores de la cadena catarí de televisión Al Jazeera. En paralelo, China también redobló su censura en plataformas de Internet -un patrón repetido en Vietnam, Jordania, Sudán y Zambia-, y Rusia cerró la agencia de noticias RIA Novosti para sustituirla por otra más afín a las tesis del Kremlin.
Paradójicamente, subraya Freedom House, el retroceso de la libertad de prensa a niveles de 2004 coincide en un contexto de crecimiento de las fuentes informativas y de los métodos de distribución de contenidos. «Pese a la apertura generada por Internet, medios transnacionales y la privatización de las emisiones, las amenazas nuevas y viejas a la libertad de prensa restringen la habilidad de los periodistas de operar y el acceso del público a información independiente», apunta la organización. De hecho, una mirada al pasado revela que entre 2009 y 2013 la nota de libertad global ha disminuido 0,47 puntos, y han sido muchos más los países que han empeorado que los que han mejorado. Por ello, reclama «renovar esfuerzos» en los campos de investigación, defensa y financiación para el desarrollo de proyectos mediáticos que «son necesarios para reforzar las tendencias positivas y contrarrestar las negativas».
Información: La Razón