La juventud, el tiempo que no volverá
“Cuando deje de vivir el presente, comencé a envejecer y mi juventud solo fue un recuerdo”
México es un país lleno de maravillas, su extensión territorial, los distintos ecosistemas, la diversidad en climas, su flora, por supuesto su fauna, sus playas y del mismo modo su cultura. Pero también tiene una maravilla que si no cuida pronto quedará como un árbol con las raíces mutiladas, me refiero a la juventud de su población.
México es un país joven, según CONAPO existen aproximadamente 45 millones de personas que oscilan entre los 10 y los 29 años de edad, lo cual refiere una cantidad impresionante de personas en el segmento poblacional de jóvenes. Algo sucede con los jóvenes de este país, en gran medida son apáticos, del mismo modo son ajenos a las cuestiones políticas y sociales, no es algo cotidiano vislumbrar a un joven en el ámbito político o encabezando algún proyecto social.
En gran medida carecen de valores y no tienen sentido de pertenencia, es decir, no tiene un compromiso de convicción con alguien, mucho menos con algo.
La juventud se caracteriza por ser esa etapa en donde los humanos emprenden grandes proyectos, en donde la creatividad y la pasión por las cosas en la principal esencia para encaminar acciones, en gran medida los jóvenes son personas de ideas y también de momentos.
Los jóvenes en este país constantemente son motivados por una esencia capitalista que en primera instancia podría ser el refugio de lo material sobre lo esencial, en segunda instancia los jóvenes resultan ser un blanco fácil y muy atractivo para el crimen organizado, ya sea en una dinámica de generar un mercado de alto consumo y dependencia, o directamente para se involucren en el crimen organizado sin saber qué es lo que va a suceder después con sus
vidas.
En muchas ocasiones las generaciones que ya no están en el rango de juventud, se pregunta lo siguiente: ¿Qué es lo que pasa con las nuevas generaciones?, creo que a ese cuestionamiento hay muchas respuestas. La primera de ellas sería que ya no existen arquetipos sociales que puedan ser motivantes y ejemplos para estas generaciones, es decir somos una sociedad en donde los liderazgos y los idealistas se encuentran solo en los libros, no existe una motivación y una cimentación sólida en la que los jóvenes puedan refugiarse ante cualquier tribulación, lo más cercano a ello es el deporte; lo cual limita en gran medida los espacios de formación para estas generaciones.
“Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”: Sácrates
Su comportamiento es muy normal, nuestros jóvenes independientemente de vivir en un país en donde la desigualdad tiene mayor proporción que la pobreza, son producto de otras generaciones que estuvieron o están más preocupadas por un ascenso laboral que por la cimentación de valores, en donde desintegración del núcleo familiar es cada vez más cotidiano, los jóvenes se enfrentan a mil complejidades propias de la inercia social que prácticamente los deja
sin posibilidad alguna de poder tener un refugio o una guía para construir de su vida algo aspiracional.
Los jóvenes entre tantas tesituras son un segmento electoral que podría definir la próxima elección presidencial, de cierto modo se podría decir que en sus manos está el futuro del país, sin embargo es muy atípico ver a un joven con él ideal como estandarte en una circunstancia política. Eso también es entendible, pues solo falta preguntarse ¿Quién fue el último político ejemplo en este país? Pero México si ha tenido héroes, ha tenido jóvenes brillantes que le dieron rumbo a esta nación, solo basta con recordar a la maravillosa generación de 1915, la de los siete sabios.
“Si espero, perderé la astucia de la juventud”: Alejandro Magno
El tiempo nos demanda y nos impulsa a la acción, la juventud también esa una cuestión de espíritu, que en cualquier momento podemos engrandecerla y es menester, es conciencia y es congruencia, el comenzar a rescatar a los jóvenes con la base y el sustento del ejemplo, con la firme convicción de destrabar los cielos y mostrar esperanza. El aliento siempre será guía, ser maestro es ser aprendiz, ser adulto es ser joven otra vez, cimentar el carácter es cimentar el
destino, creer en nuestros jóvenes, es volver a creer en nosotros.