La devaluación del peso, un indicador del estilo del PRI de hacer gobierno

El panorama de la economía de México está siendo cada vez más preocupante. Las señales que día con día estamos observando, nos llevan a considerar que el desempeño de los factores económicos que se combinan para llevar a cabo su función en la sociedad, están teniendo dificultades que impiden los resultados satisfactorios para el bienestar de la población de la sociedad. La función básica de la economía consiste en producir los bienes y servicios que el conjunto de personas-población requiere consumir, para llevar a cabo su vida; cuando la economía propia no logra completar la demanda de consumo, entonces, se apoya en las economías de otros países, y viceversa.

Desde una perspectiva, el éxito de la acción del gobierno en la regulación de la economía sería, el que las condiciones de vida de los ciudadanos tuvieran los satisfactores necesarios, ya sea producidos en el país o importados de otros países; consecuentemente, el no éxito sería la deficiencia en la disponibilidad de bienes y servicios, o el no acceso de determinadas porciones de la población a ellos.

Para llevar a cabo la función de regular y ordenar la economía del país, el Estado-gobierno utiliza dos líneas de acción: la primera es la que corresponde a los programas de trabajo, siendo propiamente la administración pública; y, la segunda, se refiere a la inversión, principalmente en obra pública. Ambas líneas se conjuntan en lo que conocemos como gasto público.

En este punto es necesario distinguir dos campos, que suelen confundirse o unirse (según sea la conveniencia del gobernante): uno concierne a la sociedad civil, que es la responsabilidad de la actividad económica (la función del Estado es gobernar, no ser empresario), y que la hace con sus recursos e iniciativas. El segundo campo es, precisamente, el que le corresponde al Estado- gobierno, que es regular y ordenar la economía, y lo hace con sus finanzas propias -recursos que provienen de la actividad económica de los ciudadanos-.

La importancia del manejo equilibrado de las finanzas del gobierno, tiene dos efectos: cubrir con eficiencia y eficacia su función reguladora de la economía, apoyado en los recursos que ésta le proporciona; y, el segundo, hacer que los agentes económicos desarrollen, también con eficiencia y eficacia, sus actividades productivas, sin tener que afectarlos cargándoles más impuestos (debido a un manejo desordenado de las finanzas públicas).

¿Por qué es cada vez más preocupante el panorama actual de la economía en México?

Concentremos la respuesta en los siguientes puntos: los ingresos fiscales disminuyen, el gasto público se recorta, y el déficit público crece junto con el endeudamiento, por señalar algunos. Son elementos que corresponden directamente al funcionamiento del gobierno y sus programas, y que tienen como consecuencia el debilitamiento de la función político-social de gobernar a la sociedad, y de ordenar y regular su economía.

El círculo que debiera ser virtuoso, pasa a ser vicioso; es decir, el gobierno, que debiera llevar soluciones a los problemas de la sociedad, se convierte, él mismo, en problema para la sociedad.

Los defectos se resumen en dos cuestiones: la primera se refiere a las políticas públicas, que terminan por no resolver los problemas, y, la segunda, es el manejo de los recursos financieros del gobierno, que están siendo desperdiciados y terminan en quiebra.

¿En qué inciden en la sociedad estas dos cuestiones? En que el crecimiento del PIB no está siendo satisfactorio, la inflación comienza a preocupar, los ingresos y salarios de las personas no proporcionan poder adquisitivo, la educación y la salud aumentan sus riesgos y carencias, y la expectativa de bienestar social se prevé a la baja (2 millones de personas entraron en el nivel de pobreza).

Se vuelve, entonces, oportuno advertir que comienza a configurarse, nuevamente, el estilo tradicional de hacer gobierno que tuvo México durante décadas, y que llevaron, primero, a la quiebra de las finanzas públicas, y, segundo, al deterioro y crisis de la economía del país, pasando las consecuencias al bienestar de los ciudadanos.

El indicador que resume las consecuencias del estilo del PRI para hacer gobierno, es la devaluación del peso. En este indicador encontramos una relación que vincula al gobierno con la economía; significa el resultado de la manera como lleva a cabo la política económica, ejerce su gasto, y ayuda o estorba el desempeño de los agentes económicos.

La explicación que el gobierno del presidente Enrique Peña da a los mexicanos del porqué de la devaluación del peso, es cuestionable. Para el presidente, los elementos que causan la devaluación son todos externos (entrevista con el periodista Ciro Gómez, 22 de septiembre): la elección presidencial en los Estados Unidos, EUA, que genera incertidumbre; la baja en el precio del petróleo; el manejo de las tasas de interés de la Reserva Federal de EUA. Agregan también en sus discursos la salida de Inglaterra de la Unión Europea, la posición en el mundo de la economía de China, la debilidad de la economía estadunidense, el complejo entorno global, la volatilidad del mercado cambiario, etcétera (siempre han encontrado un pretexto para explicar la devaluación).

Sin embargo, en sus comentarios no toman en cuenta la relación directa que tiene el peso, como divisa cambiaria, con la situación precisa que tiene la economía. Es la circunstancia propia de una economía, la que fortalece o debilita a su moneda; una economía fuerte, tiene como carta de presentación y de intercambio internacional a su moneda fuerte.

¿Por qué decir que es un estilo de gobernar del PRI? Porque con las crisis de 1976, 1982, 1988 y 1994, observamos los elementos que hoy ya se están configurando nuevamente. Será importante revisar si el equipo del presidente de la república podrá cambiar la inercia que llevan ahora, parece ser en su propia esencia política, y revertir la tendencia hacia la crisis, o continuarán, irremediablemente, en la inclinación natural del estilo del PRI de hacer gobierno, hacia ella.