Juego e identidad

Para México se acabó el mundial de fútbol en un juego que para legos y especializados está lleno de contradicciones, el arbitraje, la ofensiva, la estrategia… No se trata que todo lo que disponen los directores técnicos está mal. Ese deseo de dirigir colectivamente a la selección nacional es consustancial a nuestra cultura, una mala práctica, para revisar estos comportamientos procuremos la re-lectura del libro “El Laberinto de la soledad”, Octavio Paz. La solución cómoda desde la pluma parece fácil, seguro no lo es, pero lo que es esencial es que: los jugadores no hacen el juego, por más bien pagados, idolatrados, usufructuarios de franquicias televisivas, anunciantes “totalmente palacio”.

El juego hace a los jugadores, las reglas del juego son el alma (Gadamer). El espectador está en el circuito, basta la mirada del colectivo atenta en el juego, esencialmente en las reglas, es convincente la gesticulación de un mega-rostro de personas que se manifiestan en una terapia que logra el alboroto de la fiesta, la alegría con sus risas y llantos. Por ello las contradicciones. Será difícil que sean aclaradas al jugador fundamental: aficionado-espectador, espectador-pantalla, ocasional.

Lo lamentable es que la organización del mundial de fútbol, en tanto se le permita, seguirá siendo un poder más grande que el de los Estados que participan. Es increíble lo que cuesta pujar por la sede, las exigencias comerciales descomunales, más lamentableses la falta de respeto a las leyes de las naciones.

Nos quedamos con “la verde” puesta, ¡claro!, es símbolo que nos define, esperanza de triunfo, sentimiento colectivo que la política no alcanza. El fútbol es tsunami de hacer dinero, quizá por ello el Consejero Electoral del Consejo General del INE Ciro Murayama, presentó, en su apretada agenda de trabajo, su nuevo libro “La economía del Fútbol”. Nos quedamos con la camiseta puesta con la dignidad de Nación en sintonía con la poesía de Efraín Huerta, las lágrimas de la Patria como verso de López Velarde. México porta la camiseta-verde como identidad(a pesar de estar maldecida por marcas comerciales).

Son varias las gafas con que se ve este deporte. Visto desde la estética, el fútbol es una de las disciplinas que más se asemejan al arte por su: ritmo, plasticidad de movimientos, búsqueda de la perfección, armonía, originalidad y toda una serie de características de una gran expresión artística. En esa narrativa está la respuesta de Pelé en una entrevista periodística a propósito de una comparación con Maradona: “así como hubo un solo Picasso, un único Leonardo da Vinci, hubo un solo Pelé”, ¡perdooooooooón!

Los espectadores y aficionadosno solamente celebran goles, también jugadas individuales y colectivas, acontecimientos que provocan gritos y delirios. Eric Hobsbawun, a propósito del mundial México 1970, dijo: “quien vio jugar a la selección brasilera, no puede negar al fútbol su condición de arte”;Eduardo Galeano (El fútbol a sol y sombra), expresa la riqueza artística de un deporte que ha sido metáfora recurrente en la obra de grandes escritores; para entender toda la belleza y la estética del fútbol están sus crónicas y relatos. Albert Camus en su época juveniljugó de guardameta del equipo de fútbol de la Universidad de Argel. Camus nos deja sus aprendizajes de alto sentido:“… la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga… (En el fútbol se debe tener altitud de miras) ganar sin sentirse Dios y a perder sin sentirse basura, sabidurías difíciles y misterios del alma humana; Franklin Foer, nos dejó este presupuesto: “… el fútbol es más que un juego, más que una pasión: es una ventana abierta a un mundo global en el que los… deseos… de deportistas y aficionados convergen con los ocultos intereses económicos de la televisión, los oligarcas locales, la política o la religión. ¡Uf, uf, uf, y re-contra uf!

Tengo para mí que el fútbol es producto de la industria cultural, un signo a ritmo frenético.Una sobre regulación afectiva hasta el desahucio. Por ello, (creo) debemos entender el símbolo del cual aprendemos, encontrarle su propia pedagogía, sus intenciones y extensiones, sobre todo su producción de significado, ¿cómo aplica la violencia real y simbólica del fútbol?, el fútbol es un signo que nos conduce a otros signos, los signos consecuentes en la vida cotidiana, cambios culturales, nuevas gramáticas, modismos. Un ejemplo, la gesticulación del “piojo” Herrera nos “herreriza” la piel, #NO FUE PENAL.

El fútbol es deporte para fomentar la salud con fines lúdicos; también es competencia y máquina de hacer dinero, de ello no hay duda. La habilidad de jugadores determina el resultado, pero es una batalla que se libra contra y en el seno de las reglas de enfrentamiento. Aprendamos del respeto que demandan las reglas del juego, es igual que en la competencia democrática.

Por: Ignacio Ruelas Olvera