Internet y electores indecisos

Internet es lo de hoy. La comunicación política alcanza su máximo esplendor. La explicación es simple, es una comunicación democrática que favorece la construcción horizontal de opinión pública. Tiene una arquitectura que garantiza la participación del colectivo, pone en aparador a candidatos que disputan el poder público. Sin duda, el estudio de la democracia tiene con Internet un laboratorio que la puede perfeccionar. Los indicadores de aceptación, confianza, reconocimiento… de los políticos y sus partidos tiene una brecha enorme precipitada desde la segunda mitad del siglo XX cuando el modelo de comunicación panfletario se agotó y produjo desencanto ciudadano.

Una extenuación de las ideologías al grado tal que hoy casi nada importa si gobierna el autoritarismo, la dictadura o sus parecidos, lo importante para el colectivo está en la tesitura de lo efímero, tener dinero, éxito, rapidez; ello ha llevado a un modelo que gobierna para pocos, en detrimento de los sentimientos y anhelos de las mayorías.

El desencanto es un afecto que se procesa por la indignación. Internet es un bálsamo político que logra comunicar y unificar. Sin duda, los medios de comunicación digitales son el puente sólido que acerque al pueblo con sus gobernantes o a los gobernados con sus autoridades, la clave de este misterio es el estímulo y promoción de la participación ciudadana activa e informada. Estamos en el umbral de una nueva esfera de lo público, como lo pensó Jürgen Habermas. Con justa razón ya que son los medios de comunicación los protagonistas de los nuevos foros para la deliberación sobre los asuntos públicos con una pizarra que muestra la opinión pública del siglo XXI. Así como fue pasmoso el papel de los medios impresos, centralmente los periódicos, en la creación de la esfera pública, hoy se retoma desde el ángulo digital, en consecuencia Internet es el mástil, la dínamo que forja un novedoso espacio deliberativo que rehabilita la democracia representativa.

La divisa de la democracia, para decirlo en una nuez, es la toma colectiva de decisiones en la que se vea reflejada la participación de todos, independientemente de ser mujer u hombre, adulto o menor, rico o pobre…, el principio de igualdad intrínseca al menos al tomar una decisión la igualdad impera. Pujar la opinión como un ejercicio cotidiano empodera al ciudadano y lo acerca a una solidaridad y filosofía de la vida compartida, de suerte que se expresen e influyan en la toma de decisiones y en la formulación de políticas públicas. Internet es la arquitectura de ese fenómeno que permite ahora que la democracia salga de la crisis a que las arrastraron las cúpulas y franquisiarios del poder, ya sea de partidos políticos o de gobiernos. Internet está en el eje de la transformación de la democracia de la velocidad de la luz.

Vivimos una época maravillosa llena de sorpresas que giran alrededor de la rapidez, de lo inmediato, empero sumisa ante el boato apabullante de una ráfaga mediática de estrategias mercadológicas con soportes móviles de comunicación, entretenimiento o frivolidades; si las redes sociales sirven para librar el alcoholímetro, por supuesto que sirven para favorecer la participación política. Software y hardware ya son una realidad ahora falta la pedagogía de la cibernética, pedagogía de la Internet, pedagogía de las redes sociales…
En antaño la comunicación interpersonal no solo era modelo cotidiano de la influencia y la seducción electoral. En hogaño el contacto horizontal que permiten las redes digitales producen un acercamiento que supera los contactos personales como apoyo para encontrar argumentos políticos. El nuevo formato de opinión pública es una forma de control social, las percepciones se agudizan con las opiniones de los otros y adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable o no. En la escena se tiene un nuevo paradigma comunicativo.

La opinión de los otros colabora con un acompañamiento y solidaridad y engendra un sentido de pertenencia. Ese entresijo de los sentimientos y la comunicación es el área de oportunidad incomparable para el acercamiento con electores indecisos. El viejo modelo de comunicación política sepultó los votantes duros, comprometidos con una ideología. La gran brecha esta en los indecisos, hay ahora un efecto de los medios de comunicación en los comportamientos electorales, la complejidad de este fenómeno se aminora cuando inciden en los cambios de opinión de los votantes, sobre todo en el período de campañas electorales. Aquí en Aguascalientes vivimos campañas altamente competidas, entonces la proeza política es seducir y llevar a la causa al votante indeciso, quien definirá la elección.

En consecuencia la comunicación horizontal y digital es esencial e indispensable para toda campaña electoral. La epístola electrónica adquiere una categoría indispensable e insustituible de nuevo paradigma. Desde 2006 México explora estas rutas comunicativas para encontrar y convencer al elector indeciso. Ojala que no se les pierda.

Por: Ignacio Ruelas Olvera