Incubadora de Instituciones
La deliberación de las instituciones, las que existen y las que se deben crear, es solo un eslabón de la realidad. Realidad ahora en el marco de nuevas maneras de comunicación. Es la discusión pública en pro y en contra que llegan a su sitio final: El Legislativo. El mundo ha cambiado, México cambió, los conceptos de tiempo y espacio son otros, no hay duda, tenemos la obligación moral de abatir la pereza de crear nuevas concepciones del mundo de la vida.
Se percibe un mal crucero por una avenida transita el mercado institucional y por otra el pensamiento. Las tecnologías de la información los “mass media” han colonizado los espacios sin el diseño de una nueva pedagogía social que atempere profusión de opiniones, que empodere los argumentos. En esos límites están los mundos alternativos que posibilita el legislador mexicano. En el centro se ubica el pensamiento libre, la serenidad, la factoría de conceptos y sentido colectivo. La calidad democrática se funda en pensar y crear, “crear es resistir”.
El arte, la ciencia, la filosofía política…, son parte de la incubadora, cada una tiene sus propias neuronas mediante las cuales crean, respectivamente, sensaciones, conceptos y funciones. En cada paso de esos recorridos hay nuevas posibilidades de vida colectiva. El pensamiento creativo siempre es nuevo, esa es su esencia. No podemos seguir pensando la vida eterna, absolutos, universales, seguir pensando la verdad como un dato inconmovible, pensar no es un ceremonial de reconocimiento.
Las evoluciones del conocimiento, nos dice el reloj, tienen ya marcada la hora para que se avoque a una producción subjetiva de la novedad, conmover el alma creativa del acontecer. Esa ruta está trazada en la institucionalidad electoral y eje de la democracia, que por vía del hospedar al pensamiento del pueblo a través de la representación popular. Vivir, sostiene Deleuze, es una resistencia, ¡pero como no!, la política, por ejemplo, debe resistir a todos los vicios y corrupciones que le rodea en sus culturas y subculturas: muerte, servidumbre, intolerancia, vergüenza, injusticias, asimetrías, los oscuros de la cultura occidental. Empero si la política resiste, evoluciona y no se contamina.
La política es diálogo, el pensamiento es en sí mismo política. Sin embargo cada etapa de la humanidad está llena de vergüenzas como guerras, explotaciones, hambre, injusticia… De la misma manera que los errores de didáctica pública ha llevado a las conciencias a un grado de miseria, mentes bulímicas, reflexiones anémicas, pero que los políticos en nuestras sociedades estelarizan con alarmante escándalo posmoderno. El pensamiento político adecuado debe acabar con los esquemas de las significaciones arbitrarias, las escalas de valores a modo, enfrentar a los poderes para ordenar la razón y el argumento.
Alumbrar los senderos de la real política, sin perder de vista la realidad y “el nuevo mundo”, la novedad virtual. Los legisladores crean un pensamiento-acontecimiento.
Es tiempo que la política rescate, por vía del Derecho, su valor ontológico, que el campo de batalla político se inscriba en una revolución de jure que destituya la esencia de los predicados y los atributos para hacer predicados-acontecimientos, que el ser-en el mundo cambie al ser-para la sociedad, que se reivindique el colectivo por la justicia, pero también por lo justo. Promoción de la experiencia por vía de conciencia responsable de su acaecer.
A ningún lado llegará si los políticos se pierden en un espejo de contemplación a-crítico, sin entender el ejercicio de la bruja del cuento de Blanca Nieves, escuchar al espejo: el otro es esencia y conexo de la singularidad del yo. Ver solo el yo ha sido una brecha equivocada que empobrece la democracia y la política, aniquila el acontecimiento.
México es ejemplo del mundo democrático de procedimiento y reforma política. Es preciso hacer honor a ello. Se trata de crear la arquitectura de una nueva convivencia más vinculada con la calidad de la democracia. El Derecho electoral es faro que orienta la idea de procedimiento y germen de la calidad democrática.
Todo el acontecer democrático, todo procedimiento es fuente de todo el esfuerzo colectivo, por ejemplo, la autoridad ciudadana que recibe y cuenta las voluntades libres y autónomas. Muchas veces hemos escuchado y dicho, si te ofrecen algo por tu voto, tómalo y vota libre. Es un mal medicamento, pues el voto no es una cosa, no es objeto, es un DERECHO, es una delegación política en favor del ciudadano.
En esa razón nadie tiene derecho de vender su voto, pues no le pertenece. Aforismos prejuiciados, predicados nulos de valor epistémico, silogismos sin conclusión, hermenéutica caprichosa, son mala medicina para la consolidación democrática. Nuestros problemas son más grandes y peligrosos que lo dicho, es preciso atenderlos con lucidez, coherencia, sensatez, axiología, y urgencia. La calidad democrática se funda en pensar, crear y resistir. Las tres avenidas confluyen en la vida social.
Por: Ignacio Ruelas Olvera