Gratitud / Analogías
Aguascalientes, Noviembre 25 (2022).- En las vísperas de las celebraciones navideñas, existe una fecha en específico que aprecio mucho, es un día que trata de dar las gracias, de agradecer por lo vivido durante el año que está a punto de finalizar.
A pesar de ser una tradición practicada en países anglosajones, lo cierto es que no pasa desapercibida en las naciones latinoamericanas. El estandarte que los comercios necesitan para rematar sus productos y servicios a través del Black Friday, Pero como toda ocasión, pocos viven al margen de las gangas comerciales y se enfocan en la verdadera razón de ser de dicho evento.
Por mi mente pasa un pasaje de un libro que considero el pilar del desarrollo personal y las relaciones humanas. Escrito hace decenas de años por el extraordinario Dale Carnegie, en Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, Carnegie nos recuerda una frase célebre que debería ser bordada cual marquesina en casas, colegios y oficinas alrededor del mundo, es un breve mensaje pero de gran poder y valor: “Cuenta tus bienes y no tus males”.
Por lo general, la naturaleza humana está programada en la inconformidad, en el deseo de siempre tener más y nunca alcanzar esa estabilidad material. Siempre hay algo que falta o que nos gustaría tener, ya sea una cosa, una persona, una experiencia, la lista es interminable. No está mal el tener ideales, planes y ambiciones, lo malo es cuando éstos exceden los límites y pasan factura en el estado de ánimo, en la envidia y la infelicidad, en la salud mental en general.
Cuando estamos siempre en esa búsqueda interminable de acumulación, cuando no parece satisfacernos el tener cada vez más, cuando tratamos de llenar vacíos emocionales, es que podemos caer en la trampa del materialismo banal. Ese estado de creer que las cosas nos darán felicidad, que cuando lleguen estaremos más plenos. La realidad de las cosas es que pasa pero de forma transitoria, temporal, al cabo de tener lo deseado, pasa a ser parte de las medallas, de los trofeos que se almacenan en el closet, para luego aparecer nuevas “necesidades”.
Carnegie resume muy bien este juego psicológico. Cuando dejamos de pensar en lo que no tenemos, en lo que nos falta, y en su lugar, dirigimos esa atención, esa energía en lo que ya tenemos, y lo complementamos con el agradecimiento por haberlo recibido, todo cambia. Mágicamente se transforma nuestra vida, todo comienza a ser diferente. El estado de gratitud es una plegaria o dos durante el día. Por lo general en las mañanas y antes de dormir. En esos breves instantes es preciso listar todo por lo que estamos agradecidos, al comienzo cuesta trabajo porque no logramos mencionar tanto, pero según vamos practicando, aparecen decenas de razones.
Nótese que no se trata de mencionar materialismos aquí, sino de listar verdaderos tesoros que hacen nuestra vida completa y feliz.
En mi caso agradezco por lo siguiente: haber despertado y tener un día más de existencia en este mundo, encontrarme sano y sin enfermedades o padecimientos médicos, contar con un techo en donde vivir, un hogar que comparto con mis seres queridos, continuar al lado de una gran mujer, mi compañera de vida, la bendición de tener tres hijos sanos y maravillosos que alegran mi día y le dan sentido a mi vida familiar, tener alimento en la mesa y la salud para ingerir lo que me plazca sin restricciones médicas, tener la compañía de mi mascota y salir con él todas las mañanas a pasear, tener amigos verdaderos dispuestos a escucharte y orientarme en momentos de necesidad, la lista es interminable…
La próxima vez que te encuentres tentado a quejarte o inconformarte porque no tienes tal o cual cosa, por favor, cambia ese pensamiento de inmediato, reemplázalo por lo que sí tienes y las razones para agradecerlo. Si lo consigues te sentirás mejor, mucho más feliz.