Grandes líderes y la oratoria / La Columna J

“Somos lo que sabemos, sabemos para existir y existimos para saber lo que somos”: Abraham Lincoln

Estimado lector de alchileaguascalientes, con el gusto de saludarle nuevamente, aprovecho esta ocasión para mencionarle la importancia del proceso educativo que grandes líderes tuvieron por medio de la oratoria.

Presidente de los Estados Unidos, personaje político que busco en 5 ocasiones la presidencia de su país, Caracterizado por una elevada retórica y por una capacidad persuasiva de impacto, estaba en posición desde el año 1861 hasta el año 1865. Él era un hombre educado y también se convirtió en un abogado, con conocimiento preciso sobre el estado de derecho y las tendencias mundiales. 

Su contenido se centraba principalmente sobre las objeciones a la esclavitud. Discurso de Gettysburg de Lincoln a pesar de ser sólo tres minutos de duración fue la piedra angular de su historia de América. El discurso que disertó en la ciudad de Pensilvania el 19 de noviembre de 1863 fue alusivo a la memoria de los soldados que murieron en la batalla librada en esa misma ciudad. Su mensaje retórico fue simple y emotivo.

“Los valientes, vivos y muertos, que lucharon aquí ya lo han consagrado, muy por encima de los que nuestras pobres facultades podrían añadir o restar. Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros”: (Lincoln,1863).

El presidente Abraham Lincoln triunfaba en sus discursos gracias a sus artes retóricas y oratorias. Las técnicas y estructuras lingüísticas que utilizaba eran especializadas en la persuasión y en la emotividad. Para el historiador Ferrer Benimelli, fue de vital importancia la mentalidad que tenía Lincoln, ya que su educación había sido un eje rector a lo largo de su vida, ya que durante sus primeros años en los cuales tuvo diversas dificultades su refugio fue la lectura y el estudio de historia.

Un personaje de importancia en el siglo XX, el cual destacó en su historia, por ser un fiel apasionado de la literatura y del bien hablar. Cuando era joven oficial del ejército que tenía una breve estancia en la India en el año 1897, Winston Churchill escribió diversos textos hablando de la importancia de la oratoria y de la trascendencia de la educación en las nuevas generaciones, así mismo, resaltaba en todo momento la referencia de que en la medida de que el género humano se apegue a la virtud, podrá buscar la verdad y construir su progreso.

Las inquietudes sobre la educación lo llevaron a prepararse arduamente en la oratoria, tenía identificado su papel en el ámbito político, su manejo expresivo y su retórica fueron de gran ayuda en su carrera parlamentaria. Su preparación fue ardua y su trascendencia en el ámbito histórico fue considerada heroísmo, por la fuerza y consistencia de sus palabras, derivadas del tiempo invertido en educación.

Sus discursos le hicieron una muy renombrada imagen ante la audiencia política, dándole un lugar en la historia de oradores que han dejado huella en la historia. El discurso que pronunció el 18 de junio de 1940 es de sus mejores discursos y el propósito de inspirar a la gente y aumentar su confianza durante la Segunda Guerra Mundial. 

Durante ese tiempo, Hitler y el imperio nazi era una amenaza para Europa y Winston Churchill en su discurso habló de los problemas que los europeos tienen que hacer frente si vinieran de Hitler, de manera posterior sería menester del gobierno y de los líderes idealistas forjar niños bajo el auspicio de la educación y bajo las reminiscencias de la instrucción formativa de ciudadanos comprometidos con la causa común.

Para enfrentar a la ignorancia, es fundamental tener el valor para hacerlo, Churchil en su libro “Crisis de la primera guerra mundial” mencionó “Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar” Toye (2018).

Refirió que, en la proporción justa de la estulticia, es como una nación puede acceder a mejores condiciones.

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Por: Roberto Ahumada