Genéricos masculinos y femeninos, la lucha del lenguaje / Vale al Paraíso

El camino hacia el abismo empezó el siglo reciente. Hoy estamos parados en su imponente profundidad.

Por un lado, la búsqueda de un lenguaje políticamente correcto arrastró a nuevas formas de hablar y redactar para eliminar del fraseo cualquier tipo de discriminación, aunque el peso de la intención subsista.

Así, por ejemplo, es bien visto si al ratero se le llama “amigo de lo ajeno”; al gordo “redondamente diferente”; al borracho “etílicamente mareado”; al candidato presidencial panista “hueles a leña de otro hogar” (PRD y MC); y a
las güilotas del América “águilas rostizadas” por el Santos Laguna.

Por el otro, el asunto se vuelve insoportable cuando los genéricos masculinos ceden una parte de su histórico espacio a los genéricos femeninos, hasta convertir al lenguaje en una farragosa comunicación.

Imagine al candidato, en estos tiempos de campaña, dirigirse a su feligresía haciendo uso de la oratoria cretina: Señoras y señores. Compañeras de partido y compañeros de partido. Amigas todas y amigos todos. Me siento muy honrado de estar con las obreras y los obreros de México, luchadoras y luchadores incansables del porvenir de sus familias, de sus hijas y de sus hijos, de sus nietas y de sus nietos. Repugnante.

Algunos descerebrados de la aldea, dueños de la cultura pirata, han llegado al extremo de proponer la inclusión de la “albañila” en la lista de trabajadoras escasamente solicitadas por la industria de la construcción.

Hace ocho años recibí el correo de un amigo. Adjuntaba el texto Contra la tontuna lingüística, un poco de gramática bien explicada, escrito por la profesora de música en una institución pública. Desafortunadamente Hugo omitió el nombre de la autora. Va integro:

Tengo 48 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política.

Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las Coplas a la Muerte de su Padre de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda…

Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura. Aprendí que se dice "Presidente" y no “Presidenta”, aunque sea una mujer la que desempeñe el cargo.

Y… vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "el ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "nte". Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.

De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no "pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", o "residenta&quot.

Y ahora, la pregunta del millón: nuestros políticos y muchos periodistas ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que sí, por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hacen más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo eliminarlas) pero, por una vez, os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no
"ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales)
.

Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el violinisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

Porque alguien debe de escribirlo: Además del PRD y MC, Morena Aguascalientes también tiene su familia imperial. La imposición de los zacatecanos hermanos Ricardo y David Monreal Ávila colocó en el primer lugar de la lista plurinominal para diputado local propietario a Cuauhtémoc Cardona Campos, quien lleva como suplente en la fórmula a Ignacio Cuitláhuac Cardona Campos, su Carnal Candidato.

Demasiado daño hacen al Morena histórico aguascalentense los Monreal Ávila y Aldo Ruín, perdón, Ruíz, dirigente local. La infografía que circula en redes social es la mejor muestra de lo que está cosechando su bajeza en la entidad.

Pero eso sí, se venden como ángeles y querubines. Vaya desvergüenza.

marigra1954@gmail.com