Fraternidad y política
La historia de hoy en nada se parece al penoso comportamiento de los integrantes de la LXII Legislatura al Congreso del Estado. Autoritarismo celestial y estridencia terrenal. Intransigencia y belicosidad. Mayoriteo utilizado y minoriteo denegado, miden sus fuerzas para imponer caminos distantes y distantes, como si la convivencia democrática fuera la influenza de la política.
Diputadas y diputados disfrutan desprecios y flamígeros señalamientos; los puentes rotos esperan, de entrada, el inicio de una buena relación, antesala de la cordial amistad, como ocurrió en otras legislaturas -de la LI, LVIII y LX, me consta-, donde tricolores, blanquiazules, amarillos, verdes, naranjas y rojos, discutían y debatían; chocaban y peleaban, para después reunirse a la hora de comer y recordar, entre risas y carcajadas, excesos y exabruptos escenificados en la escaramuza legislativa. Sano ejercicio. Borrón y cuenta nueva. Listos para la siguiente puesta en escena.
La crónica reproducida en este jornalero espacio se publicó en Milenio el 4 de febrero reciente. Fue escrita por Angélica Mercado y Omar Brito. Se refiere al perredista Miguel Barbosa, quien regresó al Senado mexicano, al que ahora se conoce como el de los ‘sobrevivientes’:
Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado, se levantó de su silla de ruedas y de pie, apoyado en sus muletas, entró al salón de plenos, meta que fijó desde que le amputaron un pie debido a una diabetes mal cuidada.
“Voy a entrar de pie, con dignidad”, manifestó a Milenio hace unas semanas, cuando dio detalles de la complicación de su enfermedad, que lo puso al borde de la muerte en noviembre pasado y le amputaron el pie derecho para salvarle la vida.
Acompañado en todo el trayecto por sus “amiguis”, como llama desde hace mucho al coordinador priista Emilio Gamboa y el panista Ernesto Cordero, Barbosa ingresó al salón de plenos, donde se realiza la primera sesión del actual periodo de sesiones y en la que senadores de todas las bancadas le aplaudieron de pie, en señal de afecto.
En la puerta del salón, personal de Protección Civil lo recibió con su silla de ruedas y lo condujo hasta su escaño.
En el breve recorrido de apenas 40 metros lo interceptó la priista Marcela Guerra, quien le plantó un tronado beso en la mejilla, mientras tomaba el rostro del perredista entre sus manos.
Cuando alcanzó la fila donde se colocan los priistas Joel Ayala, Hilda Escalera, Arely Gómez e Itzel Ríos -también convaleciente de un grave accidente automovilístico- entre otros, un nuevo aplauso arrancó la sonrisa del líder perredista, que no terminaba de llegar a su escaño porque era nuevamente atajado en el pasillo, ahora por la neoleonesa Ivonne Álvarez, quien se fundió en un cálido abrazo con él.
Barbosa se colocó a un lado de ese escaño desde donde dirige la estrategia del PRD. Tomó con firmeza los antebrazos de la silla, colocó en el piso su único pie y solo, sin pretender la ayuda del personal de Protección Civil, tomó su lugar en el pleno, junto a la vicecoordinadora Dolores Padierna, a quien confió el liderazgo en el último tramo del pasado periodo de sesiones, al que ya no pudo asistir.
Y nuevamente los aplausos invadieron el recinto de Reforma e Insurgentes.
El panista Javier Corral acudió a abrazarlo, al igual que los priistas Raúl Pozos Lanz, Ricardo Barroso, quienes se acercaron a abrazarlo y hasta en ese momento el presidente de la Mesa Directiva, Raúl Cervantes, tocó la campanilla para iniciar la sesión.
Barbosa quiso agradecer el gesto de la plenaria y pidió se le abriera el micrófono.
“Yo quiero agradecer, dar un saludo a la Mesa Directiva, a todas y todos los integrantes de este Senado de la República por sus muestras de cariño, por su solidaridad en el padecimiento que fui objeto.
“Lo he dicho con absoluta franqueza, de manera profusa en las entrevistas que me han hecho. Sufrí las consecuencias de un descuido propio, el descuido de mi salud contra mi salud, pero me siento muy honrado, muy lleno de emoción estar esta mañana acá con ustedes y decirles que el Senado de la República no solamente es una institución política, legislativa, que discute, que debate, que se diferencia entre las diferentes posiciones ideológicas que se tienen acá”.
Dijo que estas muestras de afecto lo que han creado es una institución humana, capaz de conmoverse con el dolor “que cualquiera que nosotros puede tener o con el dolor de la gente. Hemos creado una institución humana.
Y de verdad, cuando está uno al borde de la muerte es cuando más lo comprende uno”.
En nombre de su grupo parlamentario pidió a todos elevar un pensamiento “muy arriba” por la salud de la senadora panista Maki Ortiz, para que pronto se recupere (de la embolia sufrida hace dos semanas) y alcance la plenitud de salud, “y porque todos estemos bien; las familias de ustedes y el cariño mío para todos”.
“No sé si es un término político pero ¡los quiero mucho!”, manifestó emocionado entre nuevos aplausos.
La columnista de 24 horas, Martha Anaya, agregaría al día siguiente: “GEMAS: Regalito del senador Miguel Barbosa, camino al pleno, en compañía de Emilio Gamboa (PRI) y Ernesto Cordero (PAN): ‘Todos son mis amigos, pero vengo acompañado de mis hermanos’”.
Fraternidad y política, feliz matrimonio que no necesita pedir su descuento en caja.
Porque alguien tiene que escribirlo: Un abrazo solidario para la familia Romero Rosales.
Por: Mario Granados