“El ritmo siempre alegre de la banda de los Hermanos Romero”

Aguascalientes, Septiembre 19 (2023).- Para Angélica y Armando

Al inicio de los años sesenta la ciudad de Aguascalientes vivía una página de impulsos juveniles que reivindicarían la democracia y la cultura, modificarían la convivencia social enfrentados a los gobiernos en cuya formalidad les era imposible entender la contracultura; la sociedad de la comunicación entró sin que se dieran cuenta…, la puerta quedó abierta en 1968. Paralelamente al inicio de la década se fraguaba en las entrañas de la sociedad “acalitana” la apertura del Instituto Tecnológico y la Universidad Autónoma. En el ámbito nacional nacía el ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), la Comisión Nacional de libros de Texto Gratuitos y el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, se modificó la Ley Federal del Trabajo… y más, de las políticas públicas de Adolfo López Mateos. Es decir, un pueblo en su vivencia, concentrado en su desarrollo, en su cordialidad, en su torbellino de culturas; no vituperado en las auroras…
“La misa de juventud”, oficiada por el Obispo en la Catedral Basílica los domingos a las 12, hora del “ángelus”, condenaba las lecturas de José Agustín, René Avilés Fabila, Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, Federico Arana, Héctor Manjarrez, Hugo Hiriart, Margarita Dalton, Armando Ramírez…, “la literatura de onda” … coexistiendo con las plumas de Alejandro Topete, Antonio Acevedo, Víctor Sandoval, Dolores Castro, Ladislao Juárez…, en un diálogo fecundo de hilvanes pedagógicos, continuidad de la obra de, Posada, Ponce, Herrán, Esparza Oteo, Contreras… La tranquilidad de la ciudad apenas se inquietaba con el tañer de las campanas que llamaban a rezar el rosario, dos diarios, cuatro difusoras, unos 250 mil habitantes, el sorprendente primer anillo que rodeaba la ciudad, funcionales lazos entre representantes del sector público con empresarios y promotores culturales; servidores gubernamentales visionarios en tareas de intermediación, gestión de inversión. Cordialidad gubernamental y empresariado, punto de partida de una política de desarrollo regional…
En el barrio de San Marcos, el matrimonio de Don Primitivo Romero y Doña Juanita Rosales, impulsaban las armonías de la música, como una grata coincidencia, en las calles de Manuel M Ponce, en el 421, domicilio cuya puerta nunca estaba cerrada, ni faltaba un cubierto a la mesa para todo aquel que llegara… En primera generación Javier y Juanito, escribían las partituras de lo que llegaría a ser la banda sonora de Aguascalientes del pasado y presente siglo, a esa partitura se sumaron las partichelas de Jorge y chavo, Armando que se integró en corta temporada en percusiones, que dejó para dedicarse a la política, habiendo presidido el cabildo del municipio. En esos impulsos musicales y con una pléyade de talentos, musicalizaron los acontecimientos sociales, educativos, culturales…; alientos, percusiones, cuerdas, teclados, voces, se hilvanaron en un concierto de identidad y etnocentrismo… pronto alcanzaron espacios en los estados del país llevando el buen nombre de nuestro Estado, como prueba fehaciente Los Hermanos Romero, conservan partituras y partichelas de arreglos, armonías, tonalidades…, de Juan, Juanito, director, autor, Abogado también y, mejor amigo…
Un hito en la cultura popular, “El ritmo siempre alegre de la Banda de los Hermanos Romero”, se escuchaba en la radio en la voz de Juan Antonio Barrón. Rafael Miraval, empresario de espectáculos populares, sabía que el lenguaje tiene límites, en el sentido de la fiesta es de poca ayuda, dado que su capacidad referencial no es ambigua. Y es precisamente en la ambigüedad referencial donde surge la música como medio de comunicación y edificio de la cultura, que como dijera Nietzsche, “la vida sin música no vale la pena de ser vivida”. Los Hermanos Romero acompañaron a artistas nacionales e internacionales en Los Globos, centro social en donde no podían faltar, centro de reunión de la sociedad sin distinciones…
Sin duda la música juzga en los significantes de sus sonidos. Y tiene un significado que no requiere intermediarios, propiedad de la eficacia de estados de ánimo, emociones, sonorización del arte y de la vida cotidiana. La música de Los Hermanos Romero tiene un develamiento en el alma del pueblo de Aguascalientes, no es exagerado decirlo, formó virtud de la vida compartida que medió en la posmodernidad y en la alegría popular, esa banda sonora está en las evocaciones y en el gusto actual de públicos exigentes. La Banda de los Hermanos Romero atemperó las formas orquestales del jazz, del swing, se acomodó al rock, se alió a las novedosas bandas metálicas de los setenta, en fin, siempre actualizada en sus partituras… Su musicalidad es una forma de expresión de Aguascalientes, es un fragmento exhaustivo de la cultura popular, siempre relevante en la vida compartida cotidiana…No en vano Santo Tomás nos da la lección: “la música es la más noble de las ciencias humanas; cada uno debe procurar aprenderla con preferencia a las demás, ocupa el primer lugar entre las artes liberales”.