El México que heredamos / Güero
Hoy recibí una imagen a través de WhatsApp. No era una cualquiera, era una ilustración que realmente llamó mi atención y me llevó a la reflexión. En ella aparece una cruz en el centro, la acompaña un titular que reza: “Aviso para los votantes… Cuidado donde pones la Cruz porque después hay que cargarla”. Este señalamiento simple, pero directo, hace referencia a las consecuencias futuras de los electores al elegir malos gobernantes a través de su sufragio en las elecciones intermedias del próximo mes de junio. Está en los ciudadanos, y no en los políticos, el porvenir de nuestro país.
Mucho se ha escrito recientemente acerca de política y democracia. Las tendencias son de toda inclinación, desde quienes critican la labor del actual gobierno federal, hasta quienes la alaban. Este artículo no pretende entrar en el trillado debate anteriormente mencionado.
He sostenido varias conversaciones con todo tipo de personas, las cuales van desde el recién egresado universitario, al propietario de una prometedora empresa regional, desde el desempleado temporal, al prestador de servicios profesionales, desde el crítico, al beneficiario de los programas sociales. Esta, considero, es la forma en que realmente se puede formar una opinión informada y fundamentada, mediante el pensar, el sentir de los demás. Conocer otras realidades y escuchar puntos de vista tan variados.
Llama mi atención saber que personas con educación universitaria concluida, hayan migrado de México o se estén planteando hacerlo en un corto plazo. Eso sí es novedad. Las generaciones formadas y preparadas son el presente y el futuro de esta nación y, si ellos se van, ¿qué nos depara? Las argumentaciones son en forma distintas, pero en el fondo, similares: no esperan mucho de la tierra que los vio nacer, no tienen fe en el porvenir del México que heredamos.
El titular de este artículo tiene una connotación poderosa, pero a la vez alentadora. Podemos culpar a los que nos precedieron, podemos señalar sus faltas o excesos, sus prácticas. Si bien es cierto el presente no se entiende sin sus antecedentes, siempre existe la capacidad de mejora. Caer en una postura de derrota, de paraqueismo es simplemente inadmisible.
Se dice que una de los imperios más grandes de la historia, la magna Roma, se extendió por Europa, Asia y África debido a las prácticas de conquista empleada en sus expediciones, la cual se resumía en “quemar las naves de los soldados”, así, al no dejarles opción de abandonar la conquista, al tener como única alternativa el vencer, se armaban de valor y combatían con todas sus fuerzas. ¿Qué podemos aprender de la era dorada de grandes terratenientes como Tiberio, Julio César, Marco Aurelio, Nerón, Nerva, Trajano y Adriano? Cuando se tiene claro un objetivo, cuando se vive el por qué, es entonces que surge el cómo.
Creer que el futuro de México les corresponde solamente a los políticos, a los funcionarios públicos y demás estirpe, es restarle importancia a la labor crucial de la sociedad civil, del ciudadano y sus descendientes. Las naciones consideradas como “primer mundo” tienen antecedentes parecidos, eligieron buenos gobernantes, ciudadanos comprometidos, con miras en el progreso de todos, no de los intereses de pocos. Sociedad civil que alza la voz, que exige cuentas, que denuncia, señala y persigue corruptos y corruptores.
Bien lo señala José Mujica, ex presidente de Uruguay, en una de sus memorables entrevistas: “Hay gente que adora la plata y se mete en la política. Si adora tanto la plata, que se meta en el comercio, en la industria, que haga lo que quiera, no es pecado, pero la política es para servir a la gente”.
El México del mañana se gesta cada día desde las esferas públicas y privadas. Asumamos cada uno nuestro papel desde la trinchera que nos corresponda y hagámoslo pensando siempre en que no tenemos alternativa, que nuestras naves están barrenadas.
La opinión de César Omar Ramírez de León: Empresario, maestro en psicoterapia gestalt adultos y capacitador en gestión efectiva de recursos humanos.