El Mando Único naufraga

Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- En la reciente reunión del Grupo de Coordinación de Seguridad se acordó reforzar el esquema de trabajo del Mando Único. Pues bien, el comunicado de prensa número 3318, del martes 10 de marzo de 2015, expedido por la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Aguascalientes, da cuenta de la reunión donde el mandatario estatal, Carlos Lozano de la Torre, “afirmó” que “en este 2015 seguirán siendo reforzadas las estrategias para asegurar la reducción de los índices de seguridad que prevalecen en la entidad”.

Con este anuncio, prepárese para lo peor, sobre advertencia no hay engaño, como ocurrió a los agraviados de la historia de hoy:
Era viernes. El último día de la semana laboral. La familia salió a temprana hora del domicilio particular. Parecía un día normal. Todo caminaba sobre las ruedas de la rutina. Pero, a última hora, la señora cambió de planes. El tiempo le impidió hacer la escala casera antes de partir a su clase de pintura.

Llegó hasta las nueve de la noche para encontrarse con el dantesco escenario. A plena luz del día robaron su hogar ubicado en la descubierta primera sección del fraccionamiento Campestre, el del club, a unos cuantos metros de la custodiadísima Casa de Gobierno, a unos cuantos pasos del cerrado Modulo de Vigilancia y a unos cuantos segundos de las sucursales bancarias.

Después siguió lo de siempre. Llamada al 080. Llegada aparatosa de la policía estatal. Arribo de los servicios periciales de la Procuraduría. La sobrada disculpa de parte de los “guardianes del orden”. La recurrente promesa de que “los vamos agarrar”. Y la visita a la Procuraduría General de Justicia de Aguascalientes, para levantar la denuncia correspondiente.

Los afectados pasaron a formar parte de la abultada estadística. Un caso más de inseguridad pública. Un asunto más sin resolverse en la Procuraduría. Unas víctimas, otras más, marcadas por el daño psicológico.

La impunidad permanece intocada. El hampa cosecha sonoros éxitos. Luce sus mejores galas. Siempre las ha portado. La delincuencia está imparable. El Mando Único de Policía naufraga. Es un cero a la izquierda. No existe la política pública de seguridad. Tampoco se materializa el éxito del nuevo esquema. Los datos oficiales de enero reciente sustentan la crítica generalizada: al alza los robos domiciliarios, según el informe de Incidencia Delictiva del Fuero Común 2015, confeccionado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Los delitos, en sus diversas modalidades, se suman al menú encabezado por el robo a casas habitación, al asalto a mano armada a cuentahabientes, al hurto de automóviles, al robo a negocios (gasolineras, gaseras, etc.), a la extorsión, a las personas “levantadas”, a los “cristalazos”, al abigeato, al despojo de lujosas camionetas, por citar algunas delicias del mundo laboral de los mañosos.
De norte a sur, de oriente a poniente. De las colonias en pobreza, a los fraccionamientos en riqueza. De los espacios comunes, a los territorios “privados”, la trasgresión a la ley forma parte de la escenografía citadina y rural.

Las páginas policíacas de los diarios dan fe de los recientes hechos delictivos; ejemplos, en la comunidad de Paso Blanco, Jesús María, en las tiendas de conveniencia, en las farmacias de la botarga, en las calles del centro capitalino, en los centros comerciales, y, aunque usted no lo crea, en las ambulancias de la noble Cruz Roja.

El problema es añejo. Desde 2013, el general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, entonces titular de la Secretaria de Seguridad Pública estatal, reconoció públicamente que “Aguascalientes no está a salvo de la inseguridad” (Pagina 24, 19/08/2013). Ese año un grupo de sujetos armados asaltó la residencia del secretario de Gobierno de Aguascalientes, ubicada a unos cuantas calles de la Casa de Gobierno, a plena luz de día, en sábado de feria.

“Únicamente siete estados del país alcanzan el promedio de 300 agentes de la policía por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con las recomendaciones de la Oficina para la Droga y el Delito de la Organización de las Naciones Unidas” (Milenio Diario, 08/03/2015). Obviamente Aguascalientes no forma parte del selecto grupo que cumple con este estándar.

Ante la incompetencia del Mando Único, la falta de policías e ineptitud del gobierno para solucionar el grave problema, usted debe proveerse de los elementos indispensables para resguardar su integridad física y sus bienes materiales, haciendo algunas modificaciones a su hogar: construya una barda de 20 metros de altura. Electrifique el remedo de la Muralla China. Instale cámaras, monitores y un centro de control al estilo C4. Coloque puertas y ventadas metálicas de tres metros de grosor, tipo bóveda de banco. Contrate los servicios de seguridad privada. Añada una potentísima sirena, que se escuche hasta el medio oriente, aunque le miente la madre los vecinos.

Dos perros dóberman deben formar parte del colectivo. Antes de comprarlos pruebe su discreción y su lealtad, para evitar la presencia de algún infiltrado. Aliméntelos con croqueta de la mejor calidad, Royal Canin, por citar el comercial. Sea muy generoso con la ración de croqueta y agua purificada para alejarnos del atractivo soborno ofrecido por la delincuencia: un jugoso corte de carne sonorense y un six de cervezas.

Si le queda una lanita —después del exorbitante gasto y de pagar los altos impuestos para que supuestamente lo protejan—, contrate a unos monitos para que cuiden la choza, o mejor dicho, la Casa de Máxima Seguridad. Adquiera chalecos antibalas, al fin, también ayudan a mitigar el frío invernal de estos días. Construya un altar para el santo de su preferencia. Regrese a la abandonada costumbre de rezar el rosario con los hijos. Y no olvide aplicar exámenes de evaluación, leves para evitar molestas reacciones, a familiares, amigos y personal casero, pero sea muy prudente con la empleada doméstica, no vaya a ser que La felicidad del hogar le diga adiós, porque es extremadamente sensible y humilde, como yo.

Aguascalientes está a la espera de resultados medibles y tangibles del Mando Único de seguridad pública, que hoy es una flor marchita.
Porque alguien tiene que escribirlo: El reciente dictamen de la revisión de la cuenta pública 2013, firmado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), concluyó que se ese año el gobierno de Aguascalientes dejó de ejercer 88 millones 487 mil 500 pesos, incumpliendo con el ejercicio de anualidad.

En 2014, al 31 de marzo, también se presentó otro subejercio, pero de 30 millones 768 pesos.

Seguramente el dinero público enviado por el gobierno federal, a través del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Publica de los Estados y el Distrito Federal (FASP), sobra en Aguascalientes, rico en recursos generados por los impuestos locales. No entiendo de otra forma semejante barbaridad.

Mucho tendrá que explicar el defenestrado general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, sobre ésta y otras irregularidades detectadas por la ASF, como el uso y destino justificado de casi 35 millones de pesos.
Por eso andamos como andamos en seguridad pública.

Pésame: Un abrazo solidario para la familia Cisneros Lozano y para Ana Silvia y Fernando Lozano Galindo.

marigra@telmexmail.com