El Estado y la prensa como enemigos de la esfera pública

Hablar de un Estado moderno implica tratar con los conceptos de apertura, inclusión, secularización y profesionalización de la burocracia. La fabricación de un Estado con las características del que hoy conocemos tomó al hombre un periodo de 600, y la prensa, sin duda alguna, jugó un papel fundamental, ya como facilitadora de opinión pública, o como punta de lanza de los intereses del oficialismo.

Distintos autores explican, a su estilo, la relación Estado-prensa, y destacan la importancia de contar con órganos para plantar al gobierno un contrapeso efectivo desde lo mediático, cuando se desea es generar una esfera pública que participa en los asuntos de su incumbencia.

Aunque todavía sin las nociones de prensa, información, Estado y opinión pública flotando en el ambiente, desde siglos remotos se ha destacado la importancia de conseguir comunicación y empatía entre gobernantes y gobernados.

En El arte de la guerra, el general Sun Tzu, por ejemplo, trae a cuentas el concepto del Tao.

“En este caso debemos interpretar el Tao, o el recto camino, como el consenso popular. O sea, que el pueblo participe de la voluntad de su soberano compartiendo con él todas las tribulaciones de la guerra, y lo acompañe con lealtad y sin aviesas intenciones en la vida y en la muerte”

1.En la obra escrita en el 500 a. c. -consultada en su momento por líderes como Napoleón y Mao Tse-Tung- ya se deja en claro que todo proyecto oficialista emprendido sin el apoyo mayoritario está destinado a fracasar. Incluso hoy los presidentes estadounidenses no dejan de ejercer ciertos acercamientos populares antes de participar en enfrentamientos.

Pese a ostentar la mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, así como en muchos de los congresos estatales, el Revolucionario Institucional y la Presidencia de la República aprovecharon para exponer al público lo que consideraban como virtudes de una Reforma Energética recibida con amplio rechazo.

“Mexicanos, muy buenas noches. Me dirijo a con la emoción, pero sobre todo con la firme convicción de que el gobierno de la República hoy ha tomado una decisión trascendental para acelerar el desarrollo de nuestro país… se crearán cientos de miles de nuevos empleos y con mejores salarios, si llevamos a cabo esta reforma bajará el precio de la luz y del gas… los mexicanos seguiremos siendo los únicos dueños de la renta petrolera”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto en su mensaje a la nación, horas después de enviar tal texto al Senado.

De acuerdo con un sondeo telefónico realizado entre el 6 y el 7 de julio de 2014 por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, más de la mitad de la población se mostraba en contra de admitir inversión privada en Petróleos Mexicanos.

John B. Thompson es otro de los autores que subraya la relevancia del consenso popular en torno a los planes del Estado. Para él, el desarrollo de los métodos de impresión jugó su papel en la consolidación de los estados modernos, órganos dotados con el legítimo ejercicio de la fuerza para llevar a la realidad los principios del bienestar común.

En Los media y el desarrollo de las sociedades modernas señala que en el siglo XVIII Inglaterra ya contaba con una “prensa periódica comercialmente orientada” que, nutrida por las discusiones sostenidas por la esfera pública burguesa en miles cafés y tabernas, ayudó a trasladar los intereses civiles hacia los campos del Poder Legislativo.

1.El arte de la guerra. Sun Tzu. Océano, 2008.

Aunque con la limitante que significaba la exclusión de la mujer en temas de política, los conceptos de esfera pública y poder público, refiere Thompson, nacieron de la necesidad ciudadana de hacer uso de la razón en un Estado que no terminaba por comprender a sus seguidores en términos de demandas económicas, sociales y políticas.

La lista de ejecutores del poder público es inacabable. Francisco Chico Mendes con la Alianza de los Pueblos de la Selva, Harvey Milk con la lucha por los derechos de los homosexuales en Estados Unidos, las Madres de la Plaza de Mayo y la Casa Xochiquetzal para trabajadoras sexuales de la tercera edad son unos pocos ejemplos.

El adelgazamiento de la esfera pública aparece en la historia como una consecuencia casi ineludible, toda vez que conforme ésta encuentra poder el Estado se ve obligado a responsabilizarse por un mayor bienestar de sus ciudadanos.

El resguardo de la libertad de prensa fue prontamente entendido como prioridad si en realidad se quería generar –y preservar- contrapeso para las actividades de un Estado siempre proclive al despotismo.

Pensadores liberales como Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill veían a la prensa independiente como la protectora de las oportunidades de contrapeso. Esta clase de ideología colocó a la libertad de expresión en la Declaración de los Derechos Humanos de 1789.

Prueba de que la prensa independiente es vital para una vida civil saludable, y de que las previsiones legales nunca son suficientes para garantizar el ejercicio de un derecho, es el discurso que Belisario Domínguez pronunciara, el 23 de septiembre de 1913 en la tribuna del Senado, contra el régimen de Victoriano Huerta.

El legislador chiapaneco dijo a sus pares que el informe del entonces presidente era “un cúmulo de falsedades”, situación que le costó la vida.

“¿Qué debe hacer en este caso la representación nacional? Corresponder a la confianza con que la patria la ha honrado, decir la verdad y no dejarla caer en el abismo que se abre a sus pies. La verdad es esta… la revolución se ha extendido en casi todos los estados, muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno por ilegal, nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero y nuestro crédito en agonía; la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad, nuestros campos abandonados…”.

John B. Thompson retoma una dura crítica a la faceta comercial de los medios de información, en la cual muchos se envolvieron desde principios del siglo XIX.

Así pues, identifica 3 aspectos que dieron pie a la industrialización mediática: el interés comercial a gran escala, la globalización de la comunicación y la aparición de los medios electrónicos.

Thompson destaca que el gobierno siempre ha gustado de controlar, sancionar, intervenir y cooptar a los organismos capaces de difundir el discurso más conveniente.

“La comercialización de los media alteró su carácter de manera fundamental: lo que una vez fue un forum ejemplar de debates crítico-racionales, se convirtió en otro dominio de consumo cultural… La vida pública adquirió un carácter casi feudal. Se emplearon nuevas y sofisticadas técnicas mediáticas para dotar a la autoridad pública del tipo de aura y prestigio que una vez se concedió a las figuras reales mediante la publicidad casi teatral”.

El gasto publicitario es un eterno centro de imputaciones. Quizá el último caso de relevancia sea el del gobernador Manuel Velasco, quien para enero de 2014 ya había gastado 130 millones de pesos en actividades comunicación social, según publicara Proceso.

Carmen Aristegui hizo una entrevista a Enrique Peña Nieto el 11 de mayo 2012, aún como candidato a la Presidencia.

-¿De qué está hecho Enrique Peña Nieto? Tú dijiste en el (primer) debate una frase que nos ha dado materia… ‘Si la televisión hiciera presidentes usted sería presidente, Andrés Manuel (López Obrador)’.

-…El Distrito Federal y el Estado de México tienen una condición parecida y particular: para ambas entidades, y quizás sean las únicas del país, los medios locales son los medios nacionales.

La interrogante sobre la efectividad de los medios para proyectar una imagen presidencial no residía en la cobertura periodística, sino en la cobertura pagada. Durante la campaña por la Presidencia, empresas nacionales e internacionales publicaron que Peña Nieto había otorgado 691 millones de pesos a Televisa –poseedora del 70% del mercado- entre 2005 y 2006, como gobernador de la comunidad mexiquense.

De manera más reciente, en mayo de 2014, se supo que en el primer año como titular del Ejecutivo el priista había gastado más de 4 mil millones de pesos en propaganda, mucha de ella alusiva a las reformas como la Energética, la Educativa y la Fiscal.

Los emporios mediáticos han sido un constante dolor de cabeza para la calidad de la democracia. Thompson los menciona como responsables de “actividades depredatorias” bajo la autorización del propio Estado.

El gobierno se ha prestado para apadrinar inventos como el telégrafo. “La posterior evolución de los sistemas de radiodifusión tuvo lugar dentro de estructuras institucionales que variaron significativamente de un contexto nacional a otro y que representaban algún tipo de acuerdo –sujeto a la continua revisión renegociación- entre los intereses comerciales de las industrias mediáticas, de una parte, y las preocupaciones políticas para regular, cultivar y controlar los nuevos medios, de otra”.

Raúl Rivadeneira Prada no niega a los medios la condición de empresa. Deben entender, manifiesta, que la línea editorial a practicar quedará determinada por las características de sus relaciones con los actores del poder económico y político y, a pesar de eso, luchar por responder las preguntas básicas del periodismo: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué?

“Una de las críticas más acerbas a la prensa se funda en el hecho de que no hay retroalimentación directa e inmediata, porque no es posible la respuesta del receptor ante el mensaje recibido, ni la discusión ni el esclarecimiento de puntos de vista. Se juzga así a todo medio impreso como sistema que impone autoritariamente verdades de dudosa veracidad. Las críticas abundan en consideraciones sobre el divorcio del periódico con el pensar, sentir y actuar de sus lectores”.

2 Rivadeneira Prada, Raúl. Periodismo, la teoría general de los sistemas y la ciencia de la comunicación. Trillas 1985. Pp 44.

A través de las páginas de Sudamérica: la nueva centro izquierda ¿Estado de bienestar o demagogia?, Jorge Zicolillo se une a Thompson en las críticas hacia el desbordamiento del poder mediático.

En un recuento de lo acontecido en Argentina luego del repudio a las políticas del Fondo Monetario Internacional, Zicolillo menciona que el predominante Grupo Clarín orquestó diversos las maniobras para desprestigiar a los gobiernos de los Kirchner mediante convocatorias a paros nacionales.

Aunque los tribunales lo mantuvieron congelado durante años, Cristina Fernández redactó “un proyecto de ley que apuntaba directo al corazón de los grupos mediáticos hegemónicos: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que tenía por objeto principal desmonopolizar la tenencia de medios, democratizar la emisión de opinión y liberar a la gente del mensaje único”.

John B. Thompson no delinea un Estado moderno ideal, pero sí manifiesta que las nuevas tecnologías traen consigo un panorama más optimista, pues se muestran más flexibles al momento de hablar sobre el manejo informativo, históricamente en manos de grandes consorcios.

Las administraciones de los Castro, en Cuba, Rafael Correa, en Ecuador, Evo Morales, en Bolivia, Nicolás Maduro, en Venezuela, y en años anteriores las de Daniel Ortega, en Nicaragua y de Fernando Lugo en Paraguay también se han quejado por el trato que reciben de la prensa local y extranjera, vinculada con los intereses del capitalismo y la conservación de privilegios.

El español Juan Carlos Cajero, antiguo asesor de Hugo Chávez Frías, pone en primer término la habilidad de cualquier gobernante para evitar que la prensa inconforme con su actuar inicie un proceso de desestabilización.

El presidente Rafael Correa ha destacado que el neocolonialismo, penetrante en América Latina por conducto de la cultura proyectada por los medios masivos, es uno de los enemigos a vencer.

En una entrevista con la televisión española, luego de un conflicto judicial con el diario El Universo, al que demandó por difamación, Correa expresó que “se hacía un emporio económico… y se ponía un canal de televisión para defender al emporio económico, y le doy nombres TC Televisión, Gamavisión, propiedad de Filanbanco, el banco más grande. Hoy sus dueños están fugados en Miami después de estafar por centenas de millones de dólares al Estado, Teleamazonas, Telerama, todo era así, esa es la prensa que tenemos”.

De este modo el mandatario defendía su propuesta de ley para normar el comportamiento de los medios de información de su país.

“Se necesita una ley para que se dediquen a informar y no a defender intereses particulares, la información es un derecho, la libertad de expresión es un derecho de todas y de todos, no sólo del que tuvo dinero para comprarse una televisora o una imprenta”.

De nuevo hay coincidencias con las anotaciones de John B. Thompson. El relecto presidente es de la idea de reivindicar la dignidad ciudadana y el poder público a través de la vía legislativa, y no mediante la franca lucha armada, tal como defienden autores del estilo de Franz Fanon.

En Los condenados de la tierra, Fanon pinta un ambiente desolador para quienes confían en las capacidades y en la vocación del Estado y sus instituciones. Crecido en Argelia durante los años de la ocupación francesa, el escritor se irrita al hablar sobre partidos políticos, oficialismo y colonialismo, y asegura que la única alternativa de empoderamiento es la de la sangre, pues el oprimido está en su tierra, en completo desamparo.

“El viaje del periodista no es sino una justificación. Las fotografías que ilustran el artículo no son sino una prueba de que se sabe de lo que se está hablando, que se ha ido al lugar. La encuesta se propone comprobar la evidencia: todo marcha mal por allá desde que nosotros –los colonizadores- no estamos”.
Jean Paul Sartre, al prologar este libro, fustiga a Europa, a la misma que detrás de la Ilustración, el humanismo, la igualdad, la fraternidad y la libertad, se nutría de los pueblos antaño conquistados a fuerza de bala y bayoneta.

“Algunas características distintivas del mundo moderno son el resultado de un conjunto de transformaciones institucionales que se iniciaron en Europa a finales de la edad media y a principios de la era moderna”, sentencia John B. Thompson al principio de su texto, quien además admite que los estados nunca han sido especialistas en obtener sus recursos de manera voluntaria.

En una época donde la consigna comercial y la del status quo han desplazado a la generalidad de la prensa de la lista de los defensores civiles, no queda sino esperar a ver los resultados de un experimento que se antoja prometedor.

“Televisa. Ahora nosotros damos las noticias”, se leía en una de las pancartas que se volvió viral en Twitter cuando la elección presidencial de 2012, la misma que empoderara a Peña Nieto.

Fiel a sus estrategias, el Estado ha hecho intentos por cortar el floreciente circuito de comunicación. Durante el primer tercio de 2014, con la Reforma en Telecomunicaciones sobre la mesa del Poder Legislativo, el propio presidente de la República planteó la posibilidad de interrumpir la señal de internet en sitios con concentraciones civiles, cuando la seguridad así lo demandara.

La presión ciudadana logró tirar varios apartados de una Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión que, por si fuera poco, también hablaba de censurar contenidos incómodos para el oficialismo.

Autor: Carlos Alonso López