El ajedrez político detrás de las normalistas

MUCHO SE HA especulado acerca de los grupos políticos que tradicionalmente han estado detrás de las presiones que a lo largo de los años ejerce la Escuela Normal Rural «Justo Sierra» sobre las diferentes administraciones estatales de forma periódica. Quienes se jactan de conocer la política aguascalentense, barajan toda clase de nombres asociados a las normalistas. Lo cierto es que detrás de los grupos de presión no siempre hay nombres claros, pero sí intenciones.

CAÑADA HONDA SE HA caracterizado por ser un eficiente brazo político golpeador, hasta hoy blindado de la opinión pública, donde superficialmente sobresale la causa "estudiantil", cuyas intenciones se perciben como intachablemente nobles, pues los jóvenes estudiantes son un sector social que había gozado todo el tiempo de buena
reputación.

MUCHO SE ESPECULÓ acerca de la infiltración de una fracción priista rebelde de la línea política implementada desde Palacio de Gobierno en la pasada administración. Dicho grupo aprendería rápidamente los beneficios del río revuelto en aguas azules, buscando que, obviamente esta turbulencia fuera librada por el timón federal. Una estrategia de carambola, que, bien calculada, golpearía a los enemigos correctos, en ambos bandos, pero que conservaría siempre una salida fácil, para ser utilizada para fines políticos.

LAS JÓVENES NORMALISTAS cuyos objetivos inmediatos distan mucho del salón de clases, han sido tradicionalmente presa fácil de los grupos políticos que saben presionar las teclas correctas empleando el anacrónico lenguaje del socialista trasnochado. Quien lo sabe y lo entiende perfectamente es el grupo político que está involucrado en el sector educativo, y ¿quién sabe más que un viejo lobo de mar?, ex gobernador y subsecretario de educación.

EL SUBSECRETARIO con aspiraciones de senador por el PRI, Otto Granados Roldán contaba con la visita de Enrique Peña Nieto el pasado 13 de junio, y esperaba confiadamente que el conflicto con los normalistas se apagara un día antes. Bien calculado en base al desarrollo del conflicto (¿o el cálculo se hizo desde el surgimiento del mismo?), los normalistas de otros estados eran pólvora volátil (¿o traían instrucciones?), el fin de semana se suspenderían negociaciones y todo diálogo, el lunes la presión de la visita oficial haría sucumbir al Gobernador Martín Orozco y finalmente accederían a todas las peticiones de las futuras maestras, con tal de no dar pie a una imagen de ingobernabilidad frente al primer mandatario del país.

DESCENDIENDO DEL AVIÓN detrás del comandante supremo, el subsecretario, de regreso a su tierra, con urgencia de apersonarse y sentar un mensaje al sector político haber sido el factor ganador del conflicto normalista, gracias a su cercanía con el Presidente, con ello recuperar las riendas del desastre de su Partido, y finalmente posicionarse en la búsqueda de un escaño en 2018. O al menos así lo veía él.

SIN EMBARGO, las cosas no resultaron como lo pronosticó, y el juego de ajedrez político dio un importante vuelco. El conflicto normalista, a pesar del conflicto entre estudiantes, policía municipal y ciudadanos, salió bien librado para el Gobierno estatal, operado bajo una estrategia de paciencia y presión que invariablemente les pondría las herramientas sobre la mesa para concluir las negociaciones, e incluso dejó un margen para cantar victoria con el concertado cese de las novatadas y una supuesta preferencia hacia las hidrocálidas en la matrícula estudiantil.

ESTE GIRO EN LA TRAMA reconfiguró el escenario político sustancialmente; dejó a un subsecretario que no tenía nada que perder en un inicio, como el gran perdedor en el tablero, al tiempo que tuvo que cederle su espacio a otra pieza del mismo color, que ni tarde ni perezosa vio la oportunidad de colarse en el juego, calculando fríamente los movimientos para, en un regreso triunfal, pasar de ser la gran perdedora a ocupar una nueva posición en el tablero: Lorena Martínez y su sagaz oportunismo político.

¿SABE LORENA MARTÍNEZ de la mano que mece la cuna dentro de la Escuela Normal, o solo percibió un acierto dentro de la administración orozquista? De cualquier modo, el timming es perfecto, el contexto favorable, y la primer jugada en el tablero la pierde el subsecretario al quedarse fuera del juego.

EL GOBIERNO ESTATAL fue preciso en su actuar, supo como operar el conflicto sin ensuciarse las manos, además de evidenciar deslealtades, aunque mientras no definan el alcance del Mando Mixto, sin duda continuarán teniendo roces con los municipios en cuestiones de operatividad.

BIEN DICEN QUE «hay batallas que es mejor no pelear».

Por: Pluma Negra