Destapes anticipados, o preparación de candidaturas

Uno de los cambios que se han venido dando en Aguascalientes, como en todo el país, con la transición política y la alternancia partidista en los gobiernos, es la invalidación del ‘tapadismo electoral’, que está directamente relacionado con ‘el dedazo’; no obstante, es necesario decir que tal invalidación no ha significado su desechamiento como práctica de los partidos políticos o de sus militantes. El uso del tapadismo sigue siendo un recurso que se utiliza a conveniencia, en los diferentes espacios públicos que tienen que ver con la política y las elecciones.

La práctica política del tapadismo la ejerció el PRI durante muchos años, cuando tenía la preponderancia en los gobiernos, desde la presidencia de la república hasta las presidencias municipales y congresos estatales. Las principales características del tapadismo electoral fueron, que ningún funcionario público debía ‘moverse o decir algo’ respecto a su aspiración a una determinada candidatura; la decisión sobre la ocupación de candidaturas la generaba el presidente de la república, y llegaba a los gobernadores de los estados, exclusivamente, aplicando el ‘dedazo’ en un tiempo y momento determinado; los dirigentes partidistas, desde el nacional hasta los estatales, tenían el delicado encargo de operar las instrucciones del presidente de la república y de los gobernadores, llevando a cabo los ‘destapes’; a los ciudadanos les quedaba, con la inducción o compra de votos, sufragar por quienes fueron puestos en las candidaturas, y, así, nuevamente dar el triunfo al PRI.

Una cosa es la decisión, efectivamente, y otras muchas las circunstancias y fuerzas que intervienen para que el presidente de la república y los gobernadores tomen esas decisiones; la disciplina tradicional partidista estaba enmarcada en la gran frase del dirigente cetemista, Fidel Velázquez, ‘el que se mueve, no sale en la foto’.

¿Qué ventajas tuvo el tapadismo? ¿Por qué algunos actores políticos todavía hoy recurren a su uso? La respuesta es amplia, y señalo los siguientes puntos: porque el tapadismo le da al gobernante en turno el espacio y la libertad necesaria, ya sea presidente de la república o gobernador del estado, para designar al personaje de su, digamos, interés político; porque también permite al gobernante otorgar premios a los actores partidistas disciplinados, con otros beneficios y prebendas; porque con esta práctica logra el control y la disciplina partidista para que su partido continúe en el gobierno, y asegure su protección futura, etcétera.

En este contexto de reflexión, es necesario considerar otros cambios políticos en México: los ciudadanos han avanzado en la liberación político-electoral, al darse cuenta de que su voto vale y cuenta (a pesar de los defectos de la compra de voto); con las administraciones federales panistas, los gobernadores de los estados, particularmente los priistas, ocuparon la posición de liderazgo que tenía el presidente de la república; los empresarios y los trabajadores de los medios de comunicación también han evolucionado, aunque no en la misma medida que lo han hecho los ciudadanos, lo cual, aún con el cuestionamiento de algunos medios, ha abierto más espacios a la pluralidad política; y, el sector empresarial en general, se ha dado cuenta que también puede trabajar con gobernantes de partidos distintos al PRI.

¿Qué sucede, entonces, cuando algunos políticos expresan, por ejemplo, su aspiración a la candidatura a gobernador del estado para 2016 (nombres que ya son conocidos en los medios de comunicación)? La respuesta que observamos se da a la manifestación de esas aspiraciones, va, prácticamente y de manera sencilla, en dos sentidos: los que están a favor de que se expresen, de manera abierta y clara, quienes aspiran a la candidatura, y, del otro lado, los que se oponen a dichas manifestaciones, utilizando para su justificación cualquier argumento.

Las ventajas del tapadismo ya quedaron comentadas líneas arriba; puede ser que algún gobernador de estado y/o algún dirigente partidista, consideren necesario usar este mecanismo para poder imponer a su persona favorita, ya que de otra manera, les sería difícil lograrlo. Es el motivo por el que piden ‘calma’ a los probables aspirantes, para que no interfieran en sus planes futuros, y, al mismo tiempo -y ‘en corto’-, les ofrecen otras brillantes oportunidades.

Ahora la pregunta es, ¿qué ventajas tiene el abrir los espacios de oportunidad para que quienes consideren que pueden aspirar a una candidatura, lo expresen con libertad y confianza? De manera resumida, la respuesta es la preparación y la construcción de las candidaturas, para que estén a la altura de lo que la sociedad requiere, y cuenten con la preparación óptima para desarrollar un gobierno completo y no mutilado (como lo estamos viendo ahora en Aguascalientes).

En la preparación de una candidatura se pueden destacar los siguientes elementos: la capacitación y el desarrollo profesional del aspirante, que consiste en el estudio político y de gobierno, en el conocimiento de la realidad y en el procesamiento de sus problemas y soluciones, y en la construcción de un proyecto de gobierno.

Otro elemento es la labor al interior del partido político, con la formación de equipos de trabajo, el enriquecimiento del proyecto de gobierno, y la formación de consensos. El siguiente es el desempeño con calidad del puesto político que ostentan en este momento, como servicio de gobierno a la sociedad, donde los ciudadanos conocerán si resuelve o no problemas, y si es apto o no para el puesto al que aspira. Un último elemento es el que tenga presencia en la sociedad, y pueda presentar a los ciudadanos su proyecto de gobierno y construir corrientes de opinión y consenso.

La apertura de espacios la deben hacer directamente los partidos políticos; sus dirigentes deben ser los más interesados en contar con futuros candidatos de calidad. Como en el mundial de futbol, las futuras candidaturas a gobernador, como también las otras candidaturas, pueden ser logradas con la ayuda de ‘eliminatorias’, de tal forma, que lleguen los mejores, los más conocidos y valorados por los militantes y los electores.

Por: Abelardo Reyes